E
L N U R E M B E R G D E
P I N O C H E T |
Lo que la CIA se niega a desclasificar sobre
Chile
Peter Kornbluh
El Mostrador
En vísperas de la
visita a Chile de la Secretaria de Estado de Estados Unidos,
Madeleine Albright, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de
EE.UU. anunció que retendrá cientos de documentos sobre sus
operaciones encubiertas en Chile durante la época de los
gobiernos de Frei Montalva, Allende y Pinochet, incluyendo su
injerencia en casi todos los procesos electorales en Chile entre
1962 y 1973, la millonaria ayuda del gobierno de Nixon para el
diario "El Mercurio" y las sugerencias de la CIA para
que Pinochet "mejorara su imagen".
Los documentos habían sido recopilados por
analistas de la CIA en preparación para la desclasificación
final de sus registros sobre Chile programada para el 14 de
septiembre próximo. Según fuentes ligadas al Proyecto de
Desclasificación sobre Chile, estos documentos ya habían sido
revisados e incluso censurados (las identidades de sus agentes en
Chile, fuentes de información y métodos de sus operaciones habían
sido tachados) por analistas de rango medio de la CIA.
Sin embargo, poco antes de que estos documentos
fueran entregados al Departamento de Estado para ser copiados y
distribuidos, la división de operaciones encubiertas de la CIA,
conocida como la Dirección de Operaciones, protestó por el hecho
a través de un memorandum a Tenet, indicando que la
desclasificación de estos registros –incluso los censurados-
revelaría demasiado sobre sus métodos secretos para manipular el
sistema político chileno en la década de los sesenta,
desestabilizar el gobierno de Salvador Allende, y apoyar la
consolidación del régimen del general Pinochet.
Autoridades de la Dirección de Operaciones,
encabezados por el Subdirector de Operaciones James L. Pavitt,
argumentaron que aun una desclasificación parcial del amplio
historial de las operaciones encubiertas de la CIA en Chile
revelaría demasiado sobre sus técnicas clandestinas
–incluyendo sobornos, infiltraciones, agentes en los medios de
comunicación y en las Fuerzas Armadas, chantaje y falsa
propaganda que la CIA utiliza para intervenir en el exterior.
En una carta distribuida a senadores y
representantes del Congreso de Estados Unidos esta semana, el
director de la CIA, George Tenet, señaló que había
"decidido retener... documentos del periodo 1962-1975",
porque "en su conjunto, estos materiales presentan un patrón
de actividad que tendría el efecto de revelar los métodos de
inteligencia que se han utilizado en todo el mundo".
Qué contienen los documentos
Los documentos retenidos contienen un caudal de
información sobre la historia de la intervención clandestina de
Estados Unidos en los sistemas políticos, económicos y sociales
de Chile en los sesenta y setenta.
Entre ellos, se incluyen directrices de la sede
de la CIA para ayudar a la junta militar chilena a "mejorar
su imagen" después del golpe; el intercambio de cables entre
los enlaces de la CIA con la policía secreta de Pinochet, la
DINA; informes ultrasecretos sobre los esfuerzos de la CIA por
influir en virtualmente cada elección presidencial y legislativa
entre 1962 y 1973, y sus evaluaciones internas sobre su
"importante rol en preparar el escenario para el golpe
militar del 11 de septiembre de 1973".
Como parte de estas operaciones de la CIA, y
tal como se consigna en el informe del Senado estadounidense de
1975 Acciones Encubiertas en Chile 1963-1973, más conocido como
el Informe Church, se menciona el pago del gobierno de Nixon de
casi US$1,7 millones al principal periódico chileno, El Mercurio,
entre 1971-1972.
Al respecto, el Informe Church establece (página
8) : "Lejos la mayor -y probablemente la más significativa-
instancia de apoyo para una organización de los medios de
comunicación fue el dinero entregado a El Mercurio, el principal
matutino de Santiago... En 1971, la Estación [CIA] consideró que
El Mercurio, la publicación más importante de la oposición, no
sobreviviría la presión del gobierno de Allende... El Comité 40
autorizó US$700 mil para El Mercurio el 9 de septiembre de 1971,
y agregó otros US$965 mil a esa autorización el 11 de abril de
1972.
"Un memorandum de la CIA concluyó que El
Mercurio y otros medios de comunicación apoyados por la Agencia
[CIA] habían jugado un rol importante en preparar el escenario
para el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 que derrocó a
Allende".
Derecho a saber
A principios de la semana pasada, Tenet convocó
a una reunión de sus principales oficiales de operaciones
encubiertas para discutir sus objeciones a desclasificar los
documentos, que los analistas creen son más de mil. Después de
la reunión, Tenet decidió retener los registros, a pesar de la
protesta del Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad
Nacional –que está coordinando el proceso de desclasificación-,
autoridades del Archivo Nacional y miembros relevantes del
Congreso.
"La gente en este edificio está muy
molesta", dijo enfáticamente una autoridad del Departamento
de Estado.
La congresista Nancy Pelosi, del Comité de
Inteligencia de la Cámara de Representantes, escribió a Tenet señalando
que "retener esta historia se percibirá ahora como un gran
esfuerzo por ocultar el pasado del escrutinio público. La falta
de cumplimiento de las directrices del Presidente Clinton sobre la
desclasificación de documentos sobre Chile socava totalmente la
integridad de este loable ejercicio de transparencia. Dañará la
imagen moderna de la CIA, así como la credibilidad de los
esfuerzos de Estados Unidos por presionar a otros países –desde
Chile a Alemania y Rusia- a reconocer y reparar su propio pasado
como manera de avanzar hacia un futuro mejor".
En otra carta dirigida al Consejero de
Seguridad Nacional del Presidente Clinton, Samuel Berger, el
encargado de archivos de Estados Unidos, John Carlin, se quejó de
que la CIA "está desconociendo los compromisos específicos
que asumió ante el Consejo de Seguridad Nacional y la opinión pública
respecto de la desclasificación de documentos para este
proyecto".
"Estoy especialmente preocupado de que un
retroceso de última hora como éste minará la integridad global
del proyecto y resultará en un registro público
significativamente incompleto de estos hechos históricos tan
importantes", agregó Carlin.
Luego de negarse a divulgar un solo documento
sobre las acciones encubiertas de Estados Unidos en las primeras
dos desclasificaciones de documentos sobre Chile el año pasado,
la CIA cedió ante la presión pública en octubre de 1999,
prometiendo revisar y divulgar sus archivos operacionales sobre
Chile. La CIA se comprometió por escrito con la Agencia de
Seguridad Nacional, afirmando que cumpliría con las directrices
del Presidente Clinton y recopilaría sus registros históricos de
sus actividades anti-Allende y pro-Pinochet.
"Cuando se complete este proceso, se
desclasificarán los documentos", afirmó el año pasado el
vocero de la CIA, Mark Mansfield, ante la prensa.
En conferencia de prensa el 8 de octubre de
1999, el Presidente Clinton aseguró: "Creo que ustedes
tienen derecho a saber lo que pasó en el pasado y cómo pasó".
Los analistas en Washington afirman que al
retener esta historia, la CIA está renegando de sus promesas públicas
y está desafiando directamente a la Casa Blanca y al Consejo de
Seguridad Nacional.
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