La
Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha reducido a la
mitad la pena de 16 años de cárcel impuesta a un hombre
que abusó de las dos hijas de su compañera sentimental, de
14 y 8 años de edad, por considerar que cometió
abusos sexuales, pero sin intimidación. Sin embargo, la
lectura de los hechos mostrados en la sentencia hacen
dudar de esto último.
Los hechos ocurrieron en Vic (Barcelona), entre 1994 y
1996. El agresor comenzó a abusar de la mayor, de 14 años,
quien se oponía a las intenciones del novio de su madre.
Según consta en la sentencia, llegó a penetrarla
vaginalmente.
El agresor la amenazaba con hacer daño a su madre o a
sus hermanos si decía lo que le estaba haciendo. De esta
forma, estuvo abusando de la chica hasta que ésta, con 16
años, le dijo que si seguía le denunciaba.
Fue entonces cuando comenzó a abusar de la pequeña de
ocho años, a la que realizaba diversos tocamientos y a la
que amenazó para que no dijese nada. De esta forma, generó
en la menor "miedo a que le tapara la boca y la
ahogara", según consta en la sentencia.
Por estos hechos, la Audiencia Provincial de Barcelona
condenó al agresor a 16 años de cárcel por dos delitos
de agresión sexual y a indemnizar a las niñas con un
total de 30.000 euros.
Sin embargo, el Tribunal Supremo ha reducido a la mitad
la condena al considerar que en ambos casos no hubo
intimidación, sino que lo que existió fue un miedo que
tranformó en intimidatorio "una acción que en sí
misma no tiene ese alcance".
Los magistrados explican que la intimidación
"implica la amenaza de un mal o perjuicio para la
vida o la integridad física que sea grave e inmediato,
amenaza realizada de palabra o mejor aún mediante actos
concluyentes".
Tras señalar que "los actos intimidatorios
descritos carecen objetivamente del componente normativo
de la intimidación", los magistrados recuerdan que
en el caso de la niña pequeña la amenaza consistió en
advertirle "que no dijese nada".
En el caso de la mayor, el Supremo señala que, aunque
el agresor amenazó con hacer daño a su familia y la
chica temió que tales advertencias pudieran hacerse
realidad, lo cierto es que los abusos cesaron cuando ella
le dijo que iba a denunciarle.