MEMORIA COLECTIVA Y
HOLOCAUSTO PALESTINO.
.
*MARZOUKA Y MARZUCA.
“No existe el Pueblo Palestino... ellos no existen”.
(Golda Meir. Declaración al Sunday Times, el 15 de Junio de 1969)
“Recordar para no repetir” (1) es según
Freud, austriaco de religión judía y fundador del psicoanálisis, una función
propia de la memoria, como proceso cognitivo. Paradójicamente
a este hecho, el Sionismo, ideología
que constituye
la patología de la religión judía (2), se encarga con especial ahínco
de recordar para repetir, con creces, el
sufrimiento de aquellas personas de religión judía, que conjuntamente a otros
grupos como católicos, marxistas, homosexuales, gitanos, etc.,
padecieron el terror de la
ocupación nazi en Europa, y que hoy, el mismo movimiento sionista, repite con
mayor amplitud, intensidad y precisión, en la ocupación y colonización de
Palestina.
La memoria colectiva, alude al sentimiento de
identidad de los individuos, de pertenencia, busca responder la interrogante: ¿quiénes
somos?, ¿hacia dónde vamos? Por tanto, en primer lugar, la memoria es el
factor clave para conocer y preservar nuestra identidad. De acuerdo al
historiador francés Le Goff ...“la
memoria colectiva no es solo una conquista, es un instrumento y una mira de
poder. Apoderarse de la memoria y el olvido es una de las máximas
preocupaciones de las clases, de los grupos, de los individuos dominantes de las
sociedades históricas”(3). En el transcurso de la historia, en las diferentes
ocupaciones y colonizaciones, ha sido común la destrucción de los vestigios de
la Cultura del lugar, con el objeto de facilitar el olvido del pueblo colonizado
u ocupado. Paralelamente, otra manera de intentar diluir la memoria colectiva ha
consistido en la negación de determinadas masacres con la consecuente
impunidad, brutales asesinatos de Estado, o en su defecto, el otorgamiento de
indultos hacia criminales de
guerra, reconocidos como tales, de modo unánime, por la comunidad
internacional. Esta negación de un derecho fundamental a la justicia y a la
verdad, constituye un fenómeno corrosivo de la conciencia de la humanidad,
transformándose a su vez, en un elemento multiplicador de situaciones de
violencia y peor aún, en la negación de la justicia como un valor universal.
La negación es un mecanismo de defensa, consistente en el bloqueo de los
eventos externos de la conciencia. Si una situación, es demasiado intensa para
poder manejarla, simplemente nos negamos a experimentarla. Esta defensa, es
primitiva y peligrosa, ya que nadie puede desatender la realidad durante mucho
tiempo. El olvido por negación hace desaparecer los recuerdos, produciendo un
vacío, pero no una curación, impidiendo la sanción del crimen y que la
justicia cumpla una función reparatoria, tanto de las víctimas como de los
propios victimarios.
Existen aspectos comunes en todos aquellos
sujetos que de una u otra forma son sobrevivientes de un holocausto. Es decir,
es posible establecer la presencia de variables similares, en base a sus
vivencias, entre las víctimas de las persecuciones nazis y la situación de
ocupación y terrorismo de Estado que vive la población civil palestina desde
hace más de 54 años. Todos han perdido seres queridos y pertenencias; han sido
forzados a cambios de ambiente físico, de cultura e idiomas; han sido
humillados y agredidos, etc. Cada una de estas situaciones, además de muchas
otras, provoca en el individuo un irreparable
sufrimiento y daño. En este sentido, cabe referirse al concepto de “situación
límite”, definido como aquellas condiciones y circunstancias traumáticas a
las que está expuesto un individuo y que son capaces de vencer su sistema
defensivo (4). Kijak y Funtowicz,(5)
en su trabajo sobre el síndrome del sobreviviente en situaciones extremas,
toman la definición de Simenauer acerca del concepto de “situación límite”,
que se define como : “La suma total de experiencias de arresto con violencia y
daño corporal y el consecuente confinamiento en prisiones, con sufrimiento físico
y siendo testigo de la tortura y matanza, con el agudo quiebre de la autoestima,
asociado a total deprivación de
los derechos civiles y, por lo tanto, una condición de pérdida de la
esperanza”.(6) Estos mismos autores, desarrollaron una serie
de condiciones específicas a las cuales fueron expuestos aquellos que
estuvieron prisioneros en un campo de concentración nazi, y que en la
actualidad, son aplicables a las vivencias diarias de pueblo palestino:
1)
Una experiencia completamente desconocida, sin precedentes en la
historia del individuo.
2)
Los victimarios son otros seres humanos.
3)
La agresión es protegida por un sistema legal
y es acompañada por la inoculación
por parte del agresor de culpa en la víctima. En este punto, resulta
ilustrativo el testimonio de Tadeuz Borowsky, polaco no judío que estuvo en
Auchwitz por pertenecer al partido comunista, quién escribió lo siguiente:
“Los prisioneros vivíamos con la sensación de habernos convertido en parte
del mal que nos era impuesto, todos éramos partícipes de un sistema en que la
sobrevivencia de uno se percibe como la consecuencia de la muerte del
otro”.(4)
4)
El sufrimiento físico y psíquico que estas víctimas soportan está
en el límite de sus resistencias.
5)
Las víctimas son constantemente testigos de muerte, tortura y
asesinatos deliberados.
6)
El cautiverio es
generalmente acompañado de la separación de sus seres queridos y el completo
desconocimiento del destino de aquellos.
7)
Existe un cambio total en
relación con el medio ambiente habitual.
8)
En esta extrema situación
no hay límite temporal.
9)
La pérdida de derechos
legales, humanos, individuales y pertenencias familiares es total. Levy, dice:
“Imaginaos un hombre a quien, además de sus personas amadas, se le quite la
casa, las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo lo que posee: será un
hombre vacío, falto de dignidad y de juicio, porque quien lo ha perdido todo fácilmente
le sucede perderse a sí mismo.”(7)
10)
No existe posibilidad alguna de reaccionar contra el agresor.
11)
Las víctimas están obligadas para sobrevivir a tener conductas que en
condiciones normales no aparecen.
Es así como el pueblo palestino, atrapado en
un mundo donde desaparecen las jerarquías normales y las manifestaciones
sociales son reprimidas y silenciadas, con el agravante que en este caso su
cultura y tradiciones milenarias pretenden ser usurpadas por los victimarios,
pretendiendo hacerlas aparecer como propias, está siendo sometido diariamente a
un terrorismo de Estado, cuyos niveles extremos de violencia física y psicológica,
impactan a todos los miembros de su sociedad, facilitando la fragmentación y
escisión del yo, dificultando las tareas integrativas destinadas a consolidar
la identidad individual. Sin embargo, la violencia del impacto colonial de la
penetración sionista, ha sido amortiguada, por las características de la
sociedad y la cultura palestina, donde el sentido de familia, el desarrollo de
la afectividad y solidaridad, han jugado un rol determinante en la normalización
de la vida cotidiana palestina. Por lo tanto, el registro y conciencia de una
historia común como pueblo y la construcción de la memoria colectiva asumen un
rol fundamental, puesto que permiten comprenderse como sujetos y protagonistas
de la historia y elaborar estos acontecimientos en un orden simbólico, a partir
del sufrimiento histórico iniciado hace más de medio siglo y que perdura hasta
nuestros días. En este contexto, resulta esencial que en un futuro cercano se
den las condiciones necesarias para lograr elaborar un duelo normal, y de esta
forma, transformar ambos procesos, sufrimiento y duelo, en
mecanismos de sanación y liberación.
·
Nelly
Marzouka.Psicóloga Clínica, Universidad de Chile.
·
Ricardo Marzuca. Historiador, Magister en
Educación (c) Universidad de Chile.
Referencias Bibliográficas:
1)
FREUD, S. Recordar, repetir y reelaborar. Buenos Aires:AE, Vol XII.,
1976
2)
SHAHAK, I. The Ideology Behind Hebron Massacre:“ Judeo-Nazism “,
1994.
3)
LE GOFF Y P. Nora, Faire de l’histoire, París, Gallimard, 1974.
4)
DUKES, G. Algunas observaciones sobre el holocausto y sus
sobrevivientes. Revista de Psiquiatría: Año VIII. Nº 3. Julio-Septiembre,
1991.
5)
KIJAK, M Y FUNTOWICZ. The Syndrome of the survivor of extreme
situations.Int. Rev. Psychoanal. 9:25-33, 1982
6)
SIMENAUER, E: Late Psychic Sequelae of man –made disasters. Int. J. Psychoanal, 49: 306-309. 1968.
7)
LEVY, P: “Si esto es un hombre”, Muchnick Editores. (1987).
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