Texto del artículo:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=138285La primera cuestión es entender que cuando hablamos de leninismo
nos referimos a un corpus teórico práctico que se origina
en Marx y Engels, y pasa por Trotsky, Rosa Luxemburg, Gramsci o los
más recientes Cliff, Bensaïd o Callinicos, entre otros.
Aclarado este tema insistiré más, sin embargo, en las
aportaciones del propio Lenin, ya que hoy es presentado como una especie
de vengador totalitario que abrió el camino a Stalin.
La segunda cuestión es la insistencia de Lenin en analizar la
realidad concreta en la que se desarrollan las luchas, para así
adaptar las tácticas y estrategias al contexto del momento. Tony
Cliff decía que un reloj parado puede dar la hora dos veces al
día, pero realmente es inútil. Es decir, ningún
movimiento debe actuar con clichés predeterminados. De hecho el
15M, tras casi cuatro meses de existencia, se está desarrollando
en circunstancias diferentes a las que vieron su nacimiento.
El Gobierno está adaptando su discurso para cooptar a cierta
parte del movimiento; la represión empieza a concentrarse en
aquellos sectores del movimiento más activos, como los que tratan
de impedir los desahucios; sobre todo, el conjunto de la sociedad ya
conoce al 15M y de alguna manera espera nuevos avances.
El movimiento debe ser consciente de esta necesidad de flexibilidad y
análisis o puede quedarse fosilizado.
Las personas tienen diferentes motivaciones para luchar, pero la
mayoría lo hace para mejorar sus propias vidas. Dado que la
mayoría de la sociedad no es revolucionaria, las ideas dominantes
en el 15M, al ser éste un movimiento amplio, son reformistas, es
decir abogan por cambiar cosas tales como la ley electoral, las
pensiones, la ley hipotecaria, el salario mínimo, defender los
servicios públicos, etc.
Es aquí cuando llegamos a la tercera cuestión: el papel
de las demandas y cómo el camino para conseguir las mismas
determina el fin en sí mismo. De hecho, Lenin solía repetir
una frase similar de Lafarge (yerno de Marx). Es decir, cuando en la
Rusia de 1917 la gente pedía “Paz, Pan y Tierra”,
algunos como los “social-revolucionarios” (reformistas)
abogaban por intentar conseguir esas demandas mediante el parlamento. En
cambio Lenin, en Las tesis de abril, abogaba por tomar el poder desde los
soviets para obtener estas mismas demandas. El resultado fue la
revolución rusa, la primera victoria total de la clase trabajadora
frente al capitalismo.
Así en el 15M, salvando las distancias, el método de
lucha para conseguir las demandas es la clave.
Una cosa es esperar a que los políticos modifiquen la ley de
extranjería para evitar las redadas contra los inmigrantes. Otra
muy diferente es formar redes de solidaridad que impidan las mismas y
forzar a los políticos a cambiar la ley. Los diferentes caminos
recorridos determinan resultados diferentes. Las redes de solidaridad, la
modificación de las consciencias y la autoorganización
generadas por el segundo camino son los que el movimiento debería
buscar en todos los ejes.
El papel de las demandas introduce la cuarta cuestión: lo que
Lenin llamó “la enfermedad infantil del comunismo”, el
ultraizquierdismo.
Desde ciertos sectores del movimiento se ha torpedeado la
aprobación de un documento de mínimos, argumentando que no
era más que una carta a los reyes. Los defensores de esta
posición cometen al menos tres errores importantes.
El primero es no entender la interacción entre el nivel de
consciencia y el desarrollo de las luchas. Miles de personas en las
calles luchando por demandas de manera radical, están mucho
más cerca de la revolución que unos cientos hablando de la
misma.
El segundo error es reducir la posición revolucionaria a la
propaganda, no entender el papel que los “mínimos”
juegan dentro del 15M como aglutinadores del mismo en cuanto al discurso
y la acción. Además, fuera del movimiento, son uno de los
mecanismos centrales mediante el cual el 15M establece vínculos
con el resto de la sociedad, al incidir sobre aspectos fundamentales de
la clase trabajadora: vivienda, servicios públicos y condiciones
laborales.
El tercer error es utilizar la existencia de contradicciones en el
seno del 15M para calificarlo de pequeño burgués, por no
tener un programa revolucionario —o de españolista por no
tener del todo claro el derecho a la autodeterminación— y en
consecuencia dejar de participar en el mismo o hacerlo desde la barrera.
Aquí Lenin le decía a Luxemburg algo así como
“quien espere una revolución socialista pura deberá
esperar sentado”.
Quedan tres cuestiones clave: el papel de las y los revolucionarios
dentro del movimiento; la democracia dentro del 15M y el papel de las
asambleas; y la cuestión del poder y la clase trabajadora. A
éstas volveremos en los próximos artículos.
Artículo de www.profesionalespcm.org insertado por: El administrador web - Fecha: 30/10/2011 - Modificar
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