Desde el grupo BDS Galiza se lanzó la campaña de boicot LGTB a Israel, firmada por más de un centenar de activistas. Con ella se quiere poner en evidencia la ingente cantidad de dinero que Israel invierte en publicidad para darse una imagen cosmopolita, occidental y defensora de los derechos de las personas LGTBIQ, tratando de ocultar bajo un paño rosa los crímenes que comete a diario. Esta estrategia se conoce como pinkwashing (lavado rosa), que muchos colectivos LGTB palestinos, israelíes e internacionales llevan tiempo denunciando.
Desde aquel 28 de junio de 1969 hemos recogido el testigo de la lucha por los derechos civiles de todas y todos. La bandera del arcoíris no está hecha para cubrir crímenes racistas sino para denunciarlos, y no vamos a permitir que mercantilicen y deformen nuestras batallas.
El orgullo es protesta, y no hay orgullo en el apartheid.
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