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Secciones: Rusia, URSS, Centenario Revolución Soviética -  Documentos, opinión, debate

Título: Hace 20 años comenzó la Perestroika (I a III), por Evgueni Priazhin- Enlace 1

Texto del artículo:

Hace 20 años comenzó la Perestroika

Evgueni Priazhin
Pravda-Info

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S.Comín

La situación actual en Rusia se caracteriza por una fuerte agudización de la lucha ideológica y de clases, fruto del fracaso de la política del segundo “presidente popular” V.Putin.

Las “nuevas reformas” de turno, promovidas bajo lemas pseudopatrióticos, vuelven a poner una vez más, a la mayoría del pueblo sencillo, en el límite de la supervivencia. Pero este no es ya el mismo pueblo que era a principios de los 90, cuando fue fácilmente engañado por dos veces: primero en abril de 1985, y luego en agosto de 1991. Sabedores de esto, los gobernantes del actual régimen trabajan a toda máquina en el lavado de cerebros de aquella gente sencilla, a los que ellos llaman en el mejor de los casos, electores o contribuyentes. El régimen continúa la política de moldeado de todo tipo de “rivales” de Putin, desde los demócratas rabiosos del tipo de Kasianov y Chubais, hasta el “nuevo patriota” modelo Rogozin, pero intentando por todos los medios silenciar a la principal fuerza de oposición: los comunistas, con Ziuganov a la cabeza. (Como reconocía una conocida mía, en nuestra región de Noginsk, durante las elecciones regionales de marzo del 2000, los medios de comunicación, pusieron en práctica la “ley del silencio”, como si no existiesen los dos contrincantes del actual alcalde V.Laptiev, elegido para cinco años. El pueblo no sabía nada de ellos. Alababan y siguen alabando únicamente a Laptiev, firme partidario de “Rusia Unida” y de las actuales reformas de Putin, generando prácticamente el culto a su personalidad).

Lo mismo podríamos aplicar a nivel de todo el país: silencio total sobre la existencia y las propuestas de los comunistas. Se ha desatado nuevamente, casi como hace 20 años, una feroz campaña anticomunista y antisoviética, en esta ocasión, en la antesala de la conmemoración de la Victoria sobre el fascismo, que afecta especialmente a los veteranos de guerra. De nuevo han sacado de la naftalina “los niños de Arbat” y “Batallón de castigo”.

Hace 20 años todo esto acababa de comenzar. 20 años han pasado desde el comienzo de esa misma “Perestroika”, que rehizo completamente el mapa de un país enorme y que dividió a la gente en multimillonarios capitalistas oligarcas (empresarios emprendedores, como les gusta a ellos llamarse) y en una mayoría empobrecida (en comparación con el periodo soviético) de gente de a pie.

Y no se trata solo de gente mayor, ya que la proporción es de 10 pobres por cada rico (de otro modo no hubiesen podído enriquecerse). Por eso los actuales gobernantes burgueses, que todavía cuentan con el apoyo de la gente joven de pocos recursos, quienes trabajan para esos mismos capitalistas, tienen tanto miedo a ser desenmascarados. Pero los jóvenes también acabarán por entenderlo.

Igual que han entendido ya, que una de las principales razones del estado actual de la sociedad, hay que buscarla en las políticas que comenzaron a ponerse en marcha desde abril del 85. La así llamada “Perestroika”.

Es especialmente importante recordar la historia de la “Perestroika”, para que la gente pueda hacerse una idea de que es lo que ha sucedido realmente en el país en los últimos 20 años. ¿Qué es lo que “construyó” la “Reconstrucción” (Perestroika), sobre las ruinas de la sociedad soviética? ¿Cuáles fueron las etapas de aquel decisivo periodo que se prolongó durante seis años?. Por cierto una etapa no demasiado extensa, aunque tampoco pequeña, y sin embargo…¡cuantos cambios!

¡El mismo Putin está ya en su sexto año de mandato! Y siguen diciendo que apenas está comenzando… que todavía no ha tenido tiempo de nada y que hay que alargar los mandatos presidenciales igual que han hecho con los gobernadores, enquistados en el poder, en las regiones, desde hace una infinidad de años. Poco tiempo, para hacer nada, dicen…

La realidad es que para estos carreristas, lo principal es mantenerse en el poder, y no hacer nada que no sea dinero para ellos mismos y sus familias.

En este sentido, el promotor de la Perestroika, el mismo que parió a todos estos carreristas, servidores de la burguesía, les supera a todos ellos. Aunque al menos, dejó el poder. Él mismo se fue…

Así pues, ¿Qué es lo dio la Perestroika a cada uno de nosotros y a la sociedad en su conjunto?

Comencemos analizando su historia desde abril del 85 hasta agosto del 91, a través de los ojos de un hombre sencillo…

I

Como es sabido M.S.Gorbachov llegó al poder en marzo de 1985. En el pleno del CC del PCUS, salió elegido Secretario General del CC del partido. El que a la postre sería el último Sec.Gral en la historia del PCUS. Posiblemente los historiadores lo acaben llamando Herostrato segundo.

Acabar con un partido así, pase. Pero para acabar con un país así, hay que valer…

Pensemos que las transformaciones en el país fueron inicialmente concebidas como renovación del socialismo. Baste recordar el primer lema de Gorbachov: “Más democracia, más socialismo”. Todos saben que lo que vino en llamarse Perestroika comenzó en abril del 85, pero ya en marzo en aquel pleno del CC donde fue elegido Sec.Gral. Gorbachov puso las bases, cuando declaró que era imprescindible reforzar el papel de la intelectualidad (¿de cual?) en el país y en el partido. A que se refería, fue algo que entendimos solo pasados unos años…

En su etapa inicial cuando el termino mismo de Perestroika no acababa de asentarse, esta fue bautizada como “etapa romántica”. Era un tiempo de esperanzas. El pueblo creyó al nuevo líder, confiando en un futuro mejor, en primer lugar en una significativa mejora del nivel de vida. El nuevo líder comenzó a recorrer el país, conocer a la gente in situ.

Estos primeros años de Perestroika, destacaron por esta práctica de conocer los problemas de primera mano: “El líder del partido pidiendo consejo al pueblo”. Viajes por todo el país, encuentros en los centros de trabajo, a pie de calle. Esos son los recuerdos que guardamos de Gorbachov en aquellos años. (¿A qué les recuerda mucho la carrera de Putin?)

Pero esta era solo la cara externa de la nueva política. La cara interna quedaba oculta para el pueblo. Aunque algunos episodios concretos de la lucha interna que tenía lugar entonces en el seno del Politburó del CC, acababan filtrándose. Lo que desconocía el pueblo era el verdadero rostro del hombre, que había llegado al poder en el partido y en el estado, y acapararía la atención de todo el mundo durante unos años.

En esta etapa el nuevo Sec.Gral. todavía no contaba con el apoyo de la mayoría en el Politburó, donde todavía tenían su peso específico los miembros más antiguos.

Gorbachov no podía todavía expresar abiertamente sus pensamientos.

Él decía por entonces que: “el progreso de nuestro tiempo, se identifica con toda justicia, con el socialismo”. En el XXVII Congreso del PCUS, señalaba que: “La principal diferencia de la cosmovisión de los comunistas, radica en que el hombre, sus intereses e inquietudes, aparecen en el centro de todos los procesos de desarrollo de la sociedad. A pesar de las profundas transformaciones en el mundo capitalista, la naturaleza explotadora del capitalismo no ha variado. Las crisis de los 70 y la revolución tecnológica en la producción, han hecho variar la situación; han permitido al capital pasar al contraataque, privar a los trabajadores de una parte significativa de sus conquistas. En una serie de indicadores del nivel de vida de los trabajadores, se ha sufrido un retroceso de varios años.

Los niveles de desempleo han alcanzado una cifra record en el periodo posbélico. Empeora la situación de agricultores y granjeros. La división en clases se agudiza y se hace más hiriente. El culto inducido al individualismo, el derecho del fuerte en la lucha por la supervivencia, la falta de moral, el odio hacia todo lo democrático, han adquirido proporciones nunca vistas”.

Así describía Gorbachov en el XXVII Congreso del PCUS las medidas que se adoptaron en Occidente en los 80, para salir de la crisis a costa de los trabajadores. (Ahora se podrían repetir estas palabras para describir la política del presidente Putin).

El término “Perestroika” caló en la sociedad a finales del 86: es decir casi dos años después del comienzo de las transformaciones en el país. Y estos dos años mostraron que el objetivo real de los cambios era el reforzamiento de la influencia de la nueva dirección en el seno de la intelectualidad aristocrática.

Ya entonces, bajo el aspecto de “Glasnost” (transparencia), se dio “libertad total” de creación a los escritores, artistas, etc. (aunque la “libertad” parecía ir en una sola dirección: a los escritores “comunistas” se les comenzó a acorralar).

Esto es algo natural, pues ya se sabe que los intelectuales son el principal soporte de la propaganda. Y la propaganda misma es el segundo (y no cuarto como dicen) poder en el país.

Al mismo tiempo, toda la política de la nueva dirección parecía encaminada a renunciar a apoyarse en las masas trabajadoras: obreros, campesinos, intelectuales comprometidos.

¿Cuál fue el resultado de estos 2 primeros años “románticos” de lo que todavía no se llamaba Perestroika?

Había un lema certero: “aceleración”, pero sin reflejo en la práctica. No se crearon las condiciones que hubiesen hecho posible la reconstrucción de raíz de los sectores industriales punteros, de la construcción de maquinaria en primer término.

Pese a tener posibilidades, no se aprovechó la ocasión de poder adquirir equipamiento moderno y medios para la compra de licencias de adquisición de nuevas tecnologías. (Aunque fuese precisamente esto lo que no querían los “benefactores” occidentales. Preferían desarrollar primero la RFA y Japón, y más tarde todos los “tigres” asiáticos, antes que a ningún régimen comunista. Y aún habrá quien crea en la magnanimidad de los capitalistas, que no hacen sino poner condiciones antes de prestar “ayuda”).

Pero en lugar de esto la URSS comenzó a aumentar la importación de productos de alimentación y manufacturados, aumentando de este modo la deuda externa. (Para esto no ponían objeciones las potencias occidentales, ya que la URSS pasó a ser para ellos un mercado donde vender sus excedentes).

Tampoco se concedieron derechos reales a determinadas empresas. La mayoría pasaba a formar parte de asociaciones de productores, carentes de independencia.

En los 2 primeros años, no se produjeron cambios relevantes en el país. Todavía no se notaba el empeoramiento en el nivel de vida de los trabajadores. El pueblo vivía con la esperanza en un futuro mejor. Gorbachov repetía en sus encuentros con el pueblo, que esperásemos unos tres años para ver la mejoría.

El momento cumbre de este periodo se produjo durante el accidente de Chernobil. Quien sabe. Quizá esto fuese una advertencia a los soviéticos y al mundo entero de la desgracia que se cernía sobre la humanidad bajo el nombre de Perestroika.

II

El pleno del CC del PCUS en enero del 87, lo podríamos considerar como el comienzo de la nueva, segunda etapa de la Perestroika. En un pleno donde se debatía la política de cuadros del partido, por primera vez en medio siglo en nuestro país, se habló abiertamente de la posibilidad de promover varias candidaturas para las elecciones. Junto con el derecho a elegir a la dirección de las empresas, (cierto que esta medida fue posteriormente suprimida, por afectar a la disciplina de la producción. Pero yo creo que la administración de las empresas, que está hoy en posiciones burguesas, se esfuerza en perpetuar su poder, sin tener que temer la destitución, ya que ahora ya no solo es el director, sino el copropietario de la empresa) supuso el primer paso real a la democratización. (no democracia en general, ya que el concepto “democracia” como poder del pueblo, solo es aplicable a la futura sociedad de autogestión).

Hubiese podido ser un paso en la mejora del socialismo. Pero como ya ha pasado en más de una ocasión en nuestro país, la campaña alternativa de elección de directores, no supuso la mejora del cuerpo directivo, como tampoco aportó nada la criba de dirigentes de todos los niveles, que se dio a comienzos de la Perestroika. (apartaron a los directivos de convicciones comunistas, acusándolos de dogmatismo).

Al tiempo, por primera vez comenzaron a hablar de la necesidad de una reforma económica radical. Aparecieron nuevas formas de autogestión financiera, que intentaron introducir. Pero resultó que en lugar de darse un aumento real de la producción, a costa de la subida de la productividad del trabajo, esta creció básicamente en su expresión monetaria, a base de socavar la producción de productos baratos y de la reducción de la producción de surtido.

Los cambios en la URSS encontraron su reflejo en la política internacional, parecía que todo esto debía conducir a una paz global y duradera. Ya que el “nuevo pensamiento” en los asuntos internacionales permitía mejorar las relaciones de la URSS con los EE.UU. y otros países occidentales. El mundo occidental vio en Gorbachov al hombre que podía volver la historia atrás. Occidente utilizó todos sus resortes para reforzar las posiciones de Gorbachov y sus más cercanos colaboradores: Yakovlev y Schevarnadze (precisamente en esta etapa comenzó su ascenso a la cima del poder).

En Occidente vieron que el reforzamiento de Gorvachov y compañía, significaba el avance de la influencia de la intelectualidad aristocrática (léase burguesa) en la URSS, lo que permitía confiar en el cambio del modo de pensar del pueblo soviético con la ayuda de los medios de comunicación en el interior del país.

La segunda etapa de la Perestroika termina con los sucesos que posteriormente sacudieron todo el país. Me refiero a los sucesos de otoño del 87, cuando se celebraron el pleno de octubre del CC del PCUS, el encuentro de partidos comunistas y movimientos y la ceremonia en honor del 70 aniversario de la Revolución de Octubre. Se podría decir que estos acontecimientos supusieron el comienzo del vuelco del curso de la Perestroika: de la “renovación el socialismo” a la “revolución democrático-liberal de la cúpula” y prácticamente al proceso contrarrevolucionario de retorno al capitalismo.

Por primera vez en 30 años, en el PCUS surgió una oposición abierta encabezada por el futuro “zar del pueblo”, Boris Yeltsin. Entonces Yeltsin no tenía un programa definido, tampoco tenía demasiados apoyos ni en el partido ni en el pueblo.

Entonces ya se veía que la política de la Perestroika no había traído nada al pueblo, aunque tampoco había hecho que empeorasen sus condiciones de vida. Esta última circunstancia jugó su papel, en el sentido que la mayoría de la población no apoyase entonces a Yeltsin.

El modo de afrontar la cuestión de la Perestroika por parte de Yeltsin era en ese momento correcto. Él todavía no intervenía como apologeta del paso al capitalismo. Había antes que preparara al pueblo para esto. Mientras que los comunistas (los verdaderos comunistas) apoyaban entonces a Gorbachov, al no ver el peligro de su reencarnación en seguidor de la socialdemocracia. Entonces todavía era posible plantear la cuestión de la sustitución del Secretario General.

En lo sucesivo se hizo todo lo posible para que la variante “Jruschoviana” fuese en principio inviable; para que fuese imposible sustituir al líder por otro medio que no fuese constitucional. (no debemos obviar que el papel de la personalidad del líder, aumenta considerablemente en determinados momentos de la historia).

Por mucho que digan hoy, pero de no haber habido en el país y el partido una dirección colegiada, difícilmente hubiese sido posible la destitución de Jruschov.

El encuentro de partidos y movimientos de liberación, que tuvo lugar en medio de las celebraciones del 70 aniversario de la Revolución de Octubre, demostró que en la arena internacional, había disminuido considerablemente la influencia de los comunistas. En el encuentro muchos señalaron, que el capital internacional y la socialdemocracia están unidos como nunca y actúan como una fuerza conjunta. Habían conseguido lo fundamental: Sustituir en la conciencia de la gente, la lucha de clases, por los conflictos religiosos e interétnicos. Principalmente entre las capas bajas y medias de la población. (Las clases altas hace tiempo que viven ya sin frontera nacional alguna).

Mientras tanto el movimiento comunista aparecía aislado, dividido, apartado del movimiento obrero.

La autoridad del socialismo se vio seriamente afectada durante el mandato de Brezhnev y de otros “líderes destacados”.

Y a pesar de todo esto y de que en los dos primeros años de Perestroika las posiciones del socialismo hubiesen podido reforzarse, esto no se produjo. Y no solo gracias a la “dolce vita” en los países “civilizados”.

El principal papel en el actual derrumbe del movimiento comunista en el mundo, lo jugaron los ideólogos del PCUS, con Yakovlev y Schevarnadze a la cabeza. Ellos nos llevaron a reducir las relaciones con los auténticos comunistas, a apoyar a fuerzas reaccionarias en los países en desarrollo, a establecer relaciones con regímenes abiertamente profascistas.

Todo esto nos lo servían como “nuevo pensamiento” en política internacional. La apoteosis de este “pensamiento” fue el apoyo de la Unión Soviética a la política fascista de Bush padre en Oriente Próximo, el apoyo a la guerra cobarde contra el pueblo de Iraq en 1991.

La historia se ha vuelto a repetir en nuestros días, cuando Rusia ha apoyado tácitamente la ocupación de Iraq por Bush hijo.

Pero eso fue más tarde. En 1987 apenas estábamos empezando. Precisamente acababa de iniciarse el derrumbe ideológico del PCUS, que comenzó con el pretexto de la “crítica la culto a la personalidad de Stalin”. L apolítica del “culto a l personalidad” ya recibió su valoración en el XX congreso. Por eso volver a sacar esta cuestión, implica perseguir determinados objetivos. (¡ahora ya es la tercera vez!)

La crítica del culto a la personalidad, que comenzó en la segunda etapa, (a la que podemos denominar “etapa decisiva”) recobró un nuevo impulso tras el informe de M.S.Gorbachov “Octubre y la Perestroika: la revolución continúa”, en la sesión dedicada al aniversario de la Revolución de Octubre. Gorbachov decía entonces:”ni las mayores torpezas, ni las desviaciones de los principios del socialismo, podrán hacer que nuestro pueblo, nuestro país abandone el camino que eligiera en octubre de 1917… Son demasiado fuertes las ideas del socialismo, que las masas hicieron suyas. El pueblo se sintió participe de algo grande, comenzó a ver los frutos de ese esfuerzo. Su patriotismo adquirió un nuevo sentido socialista”.

Hoy esto parece lejano y olvidado. Tanto más, si pensamos que a raíz de ese informe la intelectualidad aristocrática, comenzó a hacer todo lo posible por extirpar del pueblo, precisamente ese contenido patriótico socialista, y el patriotismo en general. Entonces, todavía la mayoría del pueblo soviético creía en el socialismo y en la perspectiva comunista. Aunque no hay que pecar de ingenuos. Todos entendían que el comunismo nada tiene que ver con el paraíso de la abundancia del que hablaba Jruschov, sino con la igualdad social y política de personas libres. Precisamente eso, igualdad de origen y ausencia de división en clases sociales, es lo que no gusta a los ideólogos de la sociedad burguesa y aristocrática, que consideran la extracción social como algo noble y la acumulación de riqueza con la ayuda de los “innobles”, un “don divino”.

III

1988, podemos considerarlo como el inicio de la tercera etapa de la Perestroika. Este fue el último año antes de la crisis, y seguramente los historiadores compararán los indicadores económicos de años anteriores con los de 1988. La producción sigue creciendo, si creemos al Instituto de Estadística de la URSS, el PIB en comparación con 1987, creció un 4,4%, la producción industrial en un 3,9%. En la práctica se veía que el país, por primera vez en todos los años posteriores a la guerra, comenzaba a adentrarse en el abismo de la crisis.

Ya entonces, como señalaba el famoso economista L.I. Abalkin, empeoró el estado del mercado de consumo. Especial inquietud generaba la situación en la esfera del progreso científico-técnico, donde el retraso frente al nivel mundial continuaba aumentando y adquiría un carácter amenazante.

La dirección del país en ese momento comenzó a desarrollar elementos de la economía de mercado (aunque todavía no se utilizaba este término). Se desarrolla el movimiento cooperativo, elementos del comercio al por mayor, diferentes formas de autogestión financiera. Aumenta el número de cooperativas de comercio e industriales, lo que permite abastecer el mercado de todo tipo de chucherías y dulces. Los cooperativitas tenían amplia libertad para elegir el tipo de producción. Las cooperativas acabaron estando en una posición privilegiada, lo que posteriormente hizo variar ostensiblemente la situación económica. El movimiento cooperativista, consciente o inconscientemente, se orientó básicamente en el comercio, intermediación y producción de artículos de lujo, en lugar de los de primera necesidad, en lugar de productos de amplia demanda, para la construcción o sector servicios. Además las cooperativas no partían de la nada, se creaban sobre la base o sustituyendo a empresas estatales (cafeterías, pequeños restaurantes de comida rápida, talleres de reparación etc.). Esto no hacía que creciesen en número. (Ya de por si en el país había muy pocos establecimientos de ese tipo. Parece que no han aprendido que para la gente es mejor tener diez pequeños comercios y cafeterías en una calle, que no uno grande en el quinto pino.)

Lo principal que cambió en la conciencia de la gente el movimiento cooperativista, fue el nivel de salarios de los cooperativistas, mucho más altos. A pesar del escaso peso específico que representaban tanto en el número de empleados, como en el porcentaje de la producción, jugaron un importante papel en la psicología de la gente. La opinión pública se reorientó hacia el enriquecimiento personal. Además apareció un gran número de lo que se podría llamar pseudocooperativas.

En muchas empresas estatales muchos obreros pasaron a ser pluriempleados; ejercían su ocupación principal, combinándola con el trabajo para la cooperativa. Aumentó la jornada laboral (un trabajo extra que no aparece reflejado oficialmente en ninguna contabilidad). Por otra parte decayó el interés por los pedidos estatales, lo que condujo a la reducción de la producción de artículos baratos.

Fueron precisamente estas “cooperativas”, las que hicieron de detonante para cambiar la mentalidad de la clase obrera y dividirla.

Los altos salarios de aquellos que trabajaban 12 horas la día, fines de semana incluidos, llevaron a pensar a la administración de las empresas, que ellos también podrían enriquecerse a costa de esta gente, sin tener que recurrir a ningún tipo extra de medida para aumentar la productividad en su expresión natural (para que iban a querer nuevas tecnologías. Basta con aumentar la explotación de los obreros para generar beneficio). Y a los que no pueden trabajar 12 horas al día se les puede presionar, no dándoles ningún tipo de incentivo. En las condiciones de mercado, esta gente son los primeros candidatos al despido, por mucho que cumplan sobradamente con su cometido. Ya tenemos la división entre los obreros. Así camuflado como autogestión financiera e introducción de cooperativas, se estaba produciendo un ataque a las principales conquistas del pueblo soviético: jornada laboral de 8 horas, y mismo sueldo por el mismo trabajo.

Se pusieron las bases para el nacimiento de una nueva capa social: la de los cooperativistas, pequeños propietarios, y la de la “aristocracia obrera”, mimada desde la administración.

Estas capas constituyeron posteriormente la base social de los nuevos partidos y movimientos burgueses.

El masivo movimiento de distintas- pero que en nada se diferenciaban- formas de autogestión, desarrolladas por académicos que nunca habían trabajado en la producción, no dieron ningún resultado práctico. Solo produjeron un aumento de la inflación y una reducción de la producción. Esto obligó a llevar a cabo la “reforma de precios”, o mejor dicho a aumentar el precio de todos los productos.

Esta tercera etapa de la Perestroika se caracteriza, por una profundización de la lucha ideológica, que ya entonces (por que no decirlo) comenzó a adquirir carácter de clase.

El recrudecimiento de esta lucha fue posible, una vez que los enemigos del socialismo tomaran el control de los medios de comunicación.

Los escritores fueron los primeros en lanzar este ataque ideológico contra el socialismo, ya que la mayoría de periódicos, radios y canales de televisión seguían en manos de los comunistas. Comenzó una ofensiva masiva sobre los soviéticos, por parte de escritores y periodistas, que habían recibido su educación durante el Poder Soviético, y habían hecho carrera con ayuda del carné del partido.

Dicen ahora que no tenían libertad. ¿es así realmente? ¿Qué es lo que entienden ellos por “libertad”? Solo aquello que puedan utilizar en sus libros, donde puedan expresar sus pensamientos, dirigidos contra la clase obrera y los comunistas (la mayoría de nuestros escritores “demócratas”, simplemente se burla en sus obras de los obreros), contra los soldados y oficiales del ejército soviético (la mayoría de ellos eran entonces hijos de obreros y campesinos, por no hablar del ejercito ruso de ahora). O solo ensalzar el sistema burgués de libertad de empresa (aunque en este caso la libertad de unos- los capitalistas- se convierte en la no libertad de otros- los asalariados).

Pero suponiendo que esto fuese así, entonces por qué los actuales gobiernos “democráticos” en Rusia, Georgia o los países Bálticos, han prohibido prácticamente la propaganda comunista y ateísta, y vetan la aparición en los medios no solo de los líderes comunistas o de las organizaciones patrióticas, sino- lo que es más importante- despiden a los periodistas que piensan diferente. Significa que de nuevo estamos hablando solo de la libertad aristocrática o burguesa, ¿no es así, señores escritores y periodistas?

A esto habría que añadir (especialmente para los obreros, que todavía creen en la privatización, es decir en la introducción de la propiedad privada. Muchos desconocen incluso la esencia de estos términos), que los denominados escritores y periodistas “libres” e “independientes”, tienen en su mayoría ascendencia noble y burguesa. En su momento muchos de ellos “olvidaron” esto, pero ahora han vuelto la vista atrás, a sus recuerdos sobre la “vida dichosa antes de la revolución en la casa con columnas y un hermoso parque frente las ventanas”. (Pensad camaradas mineros y obreros de la construcción, si vuestros abuelos y bisabuelos os hablaron alguna vez de esa vida feliz en tiempos del zar… ¿y quién les construye esos palacetes ahora?)

Dicen que el escritor “independiente” es un hombre desprendido. Entonces ¿a qué viene que algunos de ellos comiencen a recordar donde estaban las haciendas de sus antepasados, las fábricas , que pertenecían a sus familias?

Como creer en su desinterés por el dinero, cuando los escritores , que nada tenían de pobres, exigían un aumento salarial de un 600%. ( ya lo quisieran para si los mineros…)

Los directores, que han pasado a ser dueños de las fábricas si que lo han conseguido…


Hace 20 años comenzó la Perestroika (II)

Evgueni Priazhin
Pravda-info

(Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S.Comín)

En general, a nuestros intelectuales “independientes” les gusta hablar de la cultura, de todo lo elevado. No hay tema sobre el que no tengan opinión. ¿Pero hasta que punto se les puede atribuir el calificativo de cultos? Sobre esto yo albergaba mis dudas, hasta que oí de boca de una de nuestros representantes de esa misma cultura, en el programa más cultural, “en la frontera de lo hermoso”, lo que decía sobre el pueblo ruso: “es una masa, analfabeta, sin cultura”. Pues si eso es así. ¿Para que necesita entonces esa masa, a los personajes de la cultura? ¿No sería mejor, que en lugar de deleitarnos con “grandes obras” (en opinión de sus mismos autores y de sus amigos críticos, a los que rechazan esa misma “masa”, y no solo esa masa; hasta en el extranjero están hartos de las supuestas grandes películas del supuesto gran director Sokurov) pasaran de la cultura a otros ámbitos? Ahora que está de moda: unos se han convertido en activistas políticos, otros en videntes, los terceros, (antiguos ateos) han abrazado la religión.

No es difícil convenir en que la mayoría de las creaciones aparecidas dentro de la coyuntura de la Perestroika, dejan mucho que desear. La gente está tan cansada de política que se muestran indiferentes ante una nueva película antiestalinista, por no hablar de las novelas. Baste como ejemplo, “los niños de Arbat” de Rybakov, “Ropas blancas” de Dudyntsev, “Cadalso” de Aitmatov, de las que con tanto entusiasmo se hablaba en la XIX Conferencia del PCUS en 1988. Ahora están olvidadas, por mucho que intenten reanimarlas a través de la televisión. Incluso la laureada “Archipiélago Gulag” de Solzhenitsin, ha caído en el olvido, por muy libremente que se venda en las librerías moscovitas, no se ve que nadie la compre. Y las películas, rodadas en los 60 y 70, que desaparecieron de las estanterías (prohibidas por diferentes motivos, incluidos los políticos), han vuelto a aparecer, aunque sea porque en las condiciones de mercado ya no pueden competir con el resto.

Al mismo tiempo la “libertad de creación de la Perestroika”, acabó convirtiéndose en la práctica en libertad de la violencia, la vulgaridad y la locura.

Toda esa “libertad de creación” fue dirigida por una mano firme, primeramente como crítica del culto a Stalin y su época. Esto era imprescindible para preparar a la gente ante la propaganda antisoviética. Por todos los medios pretendieron inculcar la idea de Stalin como tirano comunista. Ellos sabían como meter el anticomunismo.

Todo estaba perfectamente planeado. Lo primero era la crítica del culto a Stalin, de este modo ante los ojos de los que no vivieron en ese tiempo (la juventud especialmente) el líder comunista, era presentado como un dictador. Al mismo tiempo que le enfrentaban con sus adversarios (también comunistas) Bujarin, Kamenev, Zinoviev, Trotsky. Se ensalzaban los trabajos de Bujarin, como uno de los ideólogos de la NEP. A pesar de todas las divergencias y los enfrentamientos entre ellos, a todos los adversarios de Stalin se les presentaba en un mismo bando.

Cuando la propaganda comenzó a funcionar, los ideólogos del anticomunismo, rápidamente comprendieron, que ya no tenía sentido encumbrar a estas figuras, y pasaron a silenciarlas.

La crítica del culto a Stalin jugó su papel; había comenzado un nuevo periodo, la crítica de la época del gobierno de Stalin, comenzando desde los años 30, y siguiendo con el periodo anterior a Jruschov. Es decir, toda la etapa inicial del socialismo fue pintada en negro.

La lucha encarnizada por el poder, que había comenzado a desatarse en ese periodo, generó un nuevo problema de la Perestroika. Aquello con lo que no habían podido acabar ni la “Entente”, ni los fascistas ni las distintas “Voces”, fue destruido por sus propios ideólogos. El problema de las relaciones interétnicas, derivó en una auténtica guerra la primavera de 1988 en la región de Nagorno-Karabaj. (Enclave armenio dentro de Azerbayan. N de la T)

Se puede inculpar cuanto se quiera a los 70 años de Poder Soviético, de haber llevado una política errónea en el problema nacional, pero lo que nadie puede negar, es que el detonante directo de los conflictos interétnicos (comenzando desde 1986 en Alma-Ata) fue la política que generó la división en clases, claramente diseñada por los ideólogos de la Perestroika, con Yakovlev a la cabeza.

El plan estaba claro: sustituir la lucha de clases por la interétnica (“divide y vencerás”). Las causas de los conflictos interétnicos se remontan a un pasado lejano y no hay que buscarlas en las políticas soviéticas. Al contrario, precisamente la propaganda de la amistad de los pueblos a través de los medios de comunicación y el sistema educativo, consiguió mantener unas relaciones normales e incluso buenas entre los distintos pueblos del país.

La propaganda del nacionalismo, iniciada por los ideólogos de la Perestroika, primero bajo “el despertar de la autoconciencia de los pueblos”, (más exactamente de su aristocracia local) pasó a convertirse en la base para las luchas futuras por la soberanía. Y con ella vino todo lo que arrastra (cuando se trata de estados nuevos): constantes conflictos fronterizos con el fin de ampliar su territorio (los pueblos por lo general viven mezclados, especialmente en las zonas fronterizas. Intenta poner allí fronteras) Esto es aplicable no solo a nuestro país. Se podría decir lo mismo de muchos países en desarrollo e incluso en alguno desarrollado.

No vamos a entrar aquí a valorar si fue resuelto el problema nacional en la URSS. Pero en lo que si coinciden, incluyendo los protagonistas de los conflictos, es en que hasta la Perestroika, todos vivían en paz y en todo consideran culpable a la propia Perestroika.

Incluso los trágicos acontecimientos en Armenia en 1988, y en Georgia en abril, mayo de 1991, no pudieron unir a los pueblos, como si ocurrió durante el terremoto de Tashkent en 1966, en el periodo del inicio del “estancamiento”, como dicen ahora…

Con el inicio de la campaña electoral de 1989 acaba la tercera etapa de la Perestroika, la que había preparado el terreno para el paso al repudio definitivo a los 70 años de Poder Soviético.

IV

Los cambios en la Constitución de la URSS a finales de los 80, consolidaron, aquello que esperaba desde hacía tiempo todo el pueblo soviético. Se dio la oportunidad de elección real de los diputados populares de la URSS. Era un paso muy importante, que significó la democratización del sistema electoral. En las elecciones alternativas la gente no vota por un candidato abstracto, del que no conoce ni el apellido, sino por el programa propuesto por los candidatos.

Detengámonos, no obstante, a analizar que significa eso de elecciones alternativas. Pensemos en lo siguiente:

En la URSS desde los años 30 existía el sistema de partido único. Por eso en principio las elecciones presuponían a un candidato del partido y posiblemente, de unos cuantos “independientes”. Pero la creación del “bloque de los comunistas y sin partido” hizo que en la práctica no hubiese alternativa en las elecciones. La carencia de democracia de un sistema así, es algo que ve cualquiera.

Solo podemos decir, que en las condiciones de la URSS, la única ventaja de ese sistema, era que las diferentes capas sociales, en primer lugar la clase obrera y campesina, tenían representación en los más variados- incluyendo los más altos- órganos de poder.

No en vano los Soviets como órganos de representación del poder popular, nacieron precisamente como Soviets de obreros, campesinos y soldados.

Ahora nos cuentan que los obreros y campesinos no pueden manejar los asuntos de estado, que no entienden los problemas políticos. Pero por qué entonces en los programas de los candidatos obreros aparecían propuestas concretas de democratización y mejora de las condiciones de vida , mientras que los intelectuales solo proponen crear más leyes (muchas de las cuales tienen poco de democráticas y parecen encaminadas a seguir dividiendo a la sociedad en clases) y salir de la crisis a costa del pueblo sencillo, creando nuevos dogmas, como la necesidad de las relaciones de mercado (cierto que, “olvidando” decir, hasta el otoño de 1991, que mercado y capitalismo son la misma cosa).

¿Qué es lo que aporta el sistema electoral alternativo? Habría que diferenciar sus dos formas: alternativa de personas, y alternativa de partidos. Actualmente en la mayoría de estados las elecciones son multipartidistas. Cada partido representa una capa determinada, o si se quiere, un grupo social. Aquí quienes compiten, no solo son candidatos, sino representantes de sus partidos, que ponen en práctica las políticas del partido. (Digan lo que digan, la disciplina partidista en Occidente es muy férrea). El pueblo juega el papel de elector. El hombre pasa de persona a elector. Incluso los diputados no hablan de su pueblo, sino solo de electores, lo mismo que de un rebaño de ovejas o vacas. (La palabra misma “elector”, pienso que rebaja a la persona).

En estas condiciones (que parece son las que van a imperar en las futuras elecciones a la Duma) ya no será posible la participación de gente normal, trabajadora, en la dirección del país (ni siquiera de ciudades o aldeas). Cada partido selecciona a su gente para la participación en las elecciones (¿por qué entonces criticaban tanto las elecciones en la URSS por la selección de candidatos, cuando es una práctica habitual en los partidos?).

Se está formando un nuevo estrato social de políticos profesionales (muchos heredarán el puesto), eternos aspirantes a ocupar los escaños del parlamento. Además, el sistema pluripartidista creado, impide la llegada al poder a nuevos partidos, especialmente si sus programas contradicen los intereses de la intelectualidad aristocrático-burguesa, que de hecho controla el poder en cada país. Las elecciones con ese sistema, dejan al descubierto el carácter de clase de la sociedad. Así por ejemplo, en la democrática Suecia 8 de cada 10 obreros votan por el partido socialdemócrata obrero y el partido de la izquierda (antiguos comunistas), mientras que 8 de cada 10 empresarios votan por partidos de derechas: Son las clases medias los que deciden hacia donde se inclina la balanza. (Suecia: modelo socio-económico. A.M.Volkov. “Pensamiento”, Moscú 1991).

Resumiendo. El sistema pluripartidista no es un sistema democrático. Es el sistema de la típica sociedad explotadora, en la que (por mucho que digan hoy los “demócratas rusos”) la democracia como poder del pueblo deriva en democracia de la burguesía aristocrática, se convierte en poder de los intelectuales burgueses. (Ahora es difícil denominar a actuales “civilizaciones “occidentales simplemente burguesas, en el sentido estricto del termino).

La otra forma de elecciones alternativas, es la utilizada en nuestro país durante las elecciones a diputados populares de la URSS en 1989. Alternativa de personas, que representan solo su propio programa. En esencia, este es el método más democrático, pero presupone el pluralismo de opiniones en una sociedad unificada, sin explotación y sin estructura de partidos. En una sociedad dividida la alternativa de personas, se transforma en pluralismo de ideologías, en una variante de las elecciones multipartidistas. Sin entrar en disquisiciones teóricas, se podría decir, que el sistema electoral de alternativa de personas, es algo más bien a imaginar en un futuro lejano.

Las elecciones celebradas en 1989 es difícil, que las podamos llamar democráticas, ya que a la vez de las elecciones, se produjo la farsa de las elecciones de las organizaciones sociales. Fue algo diseñado por los dirigentes de la Perestroika con el fin (y no hay que ocultarlo) de hacerse con el mandato de diputado, tanto para ellos mismos, como para sus partidarios más cercanos. (La autoridad y popularidad de los líderes de la Perestroika estaba ya por los suelos). Podríamos hablar de elecciones normales, si hubiesen participado realmente solo organizaciones sociales (como la Cruz roja, La Sociedad para la conservación de la naturaleza, etc.). Pero ¿acaso se puede considerar como tal la Academia de Ciencias? Por no hablar de organizaciones políticas como el KOMSOMOL (reserva de futuros burócratas, reconvertidos hoy en “demócratas”. Todos ellos fueron “activistas del KOMSOMOL” de todo tipo) y la Unión de Sindicatos Soviéticos. En lo que atañe a Uniones de artistas, eran como un sindicato más, solo que con más privilegios. De este modo el régimen de la Perestroika conseguía meter entre los diputados a un gran número de intelectuales, su principal soporte.

Pero el principal error fue que el propio PCUS, como una organización social más, se aseguraba por la vía constitucional, un número determinado de escaños en el parlamento. (Habría que preguntarse hasta que punto era constitucional esta vía constitucional, cuando se introducían constantes modificaciones en la Constitución de la URSS, de la Federación Rusa y demás repúblicas, para complacer a determinadas personalidades).

Sin embargo, lo que motivó que el pueblo perdiera definitivamente la confianza en el PCUS (y el pueblo no distingue dirección, de militantes de base, de cualquier partido), fue la decisión, pese a las numerosas protestas de la militancia, por la que casi todos los miembros de la dirección del PCUS, con el Sec.Gral. a la cabeza, se elegían por el partido. El resultado de esta decisión fue la falta de alternativa, de las “elecciones de los cien del partido” (no en vano, muchos de esa centuria, hace tiempo que no representan los ideales comunistas). ¿cómo se explica esto? La conclusión parece evidente: El Sec.Gral. se asustó ante la posibilidad de no salir elegido diputado, lo que pondría fin a su carrera política. (De nuevo podemos establecer analogías: ¿cuántas variaciones se han producido en el sistema electoral desde que gobierna Putin? ¿será que también tiene miedo de perder el poder?

Viendo el desarrollo de los acontecimientos, una gran parte de la antigua nomenclatura partidista y estatal, que nada tenía que ver con los principios socialistas ni comunistas, comprendió rápidamente que tras asistir a la perdida de autoridad del partido gobernante, a los ojos del pueblo, había que variar de táctica.

Si antes a los intelectuales aristocráticos les bastaba con conseguir el carné del partido para hacer carrera (no importaba esperar años en la cola para ingresar en el PCUS), ahora se requería precisamente lo contrario: romper el carné del partido, o conservarlo por si acaso, pero atacar al partido.

Pero puesto que la mayoría del pueblo soviético creía todavía en los ideales del socialismo, de Octubre y de Lenin, la crítica debía iniciarse por la dirección del partido, por la nomenclatura del PCUS. Para esto el pueblo si estaba preparado gracias a la crítica del culto a la personalidad: el líder de los comunistas es un dictador, y la nomenclatura del partido, un nido de mafiosos con privilegios ilimitados.

Durante la campaña electoral de 1989 se produjo la división en la sociedad. La alternativa de las elecciones (pensada como alternativa de personas) condujo a la división de la hasta entonces unida sociedad. Comenzaron a formarse “clubes de electores” integrados mayoritariamente por representantes de la intelectualidad técnica y científica. Sin atacar abiertamente el socialismo, apoyaban únicamente a aquellos candidatos que: criticaban a la dirección del PCUS, que defendían la reforma económica radical (sin utilizar los términos “propiedad privada” y “economía de mercado”), que defendían la democracia (tal como la entendían ellos) y “el poder de los Soviets” (pero sin comunistas).

Se produjo aquello de lo que temen hablar los representantes de las clases explotadoras; el pluralismo de opiniones derivó en pluralismo de ideologías, es decir, en la práctica desembocó en una variante de la lucha de clases. (Cierto que muchos no entendían lo que ocurría, incluyendo a muchos representantes de esa misma intelectualidad. Recuerdo como al poco de celebrarse las elecciones del 89, me encontré a un conocido y le pregunté por quién había votado. Me respondió:

-¿Por quién va a ser? Por Yuri Afanasiev, claro está.

- Pero si él defiende la vuelta al capitalismo, le dije yo.

- No, él defiende el auténtico socialismo.

Aquí tienen señores “demócratas” la clase de capitalismo que querían los soviéticos).

Ahora los “demócratas” no reconocen que haya ni clases, ni lucha de clases. Aunque ellos mismos hablaban entonces de la estructura clasista de la sociedad soviética y de la existencia de explotación. Así por ejemplo, uno de los líderes del “bloque democrático” decía que en la URSS prácticamente no había socialismo, sino un campesinado explotado por parte de la dictadura de la clase obrera y la nomenclatura partidista. Es decir, reconocía la existencia de clases y de lucha de clases.

Puedo estar de acuerdo con un antiguo diputado (elegido en 1989 en nuestra región de Noginsk), que decía que lo que teníamos no se podía llamar socialismo (en su comprensión marxista-leninista, como primera fase de la formación comunista). El socialismo que se había construido se basaba en la explotación de los trabajadores por parte del estado, es decir que tiene también su componente de explotación. Pero a diferencia de las sociedades explotadoras, donde tiene lugar un antagonismo de clases, el socialismo de estado en un paso adelante, en cuanto que muestra el camino (aunque a veces se haga de una forma muy lenta y a menudo equivocada) a la sociedad hacia la igualdad universal (igualdad social y política, en primer lugar) y hacia el auténtico poder popular (a través de los Soviets de trabajadores).

Es decir, que se trata de un periodo de transición, de una sociedad explotadora, a otra que no lo es. Aunque en el socialismo teóricamente no hay clases antagónicas, en el transcurso del desarrollo del socialismo real surgieron (o más exactamente, se restauraron) clases como la intelectualidad aristocrática (en su mayoría de origen burgués y noble) que se convirtió en bastión de los “demócratas” y la intelectualidad popular (trabajadora), a una parte de los cuales engañaron los pseudodemócratas.

En cuanto vieron la posibilidad, los “aristócratas” lanzaron una lucha abierta por la sustitución del socialismo existente, que tanto les molestaba para ser dirigentes hereditarios y millonarios legales, propietarios de algún tipo de propiedad.

La influencia de los obreros, campesinos y la intelectualidad trabajadora, fue anulada por completo. Los propios trabajadores, (especialmente de los sectores no productivos, comercio, transporte, etc.) apoyaron en las elecciones a la intelectualidad aristocrática que criticaba al gobierno.

Esta crítica a la dirección, acompañada de todo tipo de promesas de bienes y parabienes, en caso de llegar al poder, hizo su labor.

En las elecciones fueron derrotados no solo los funcionarios del partido, sino la mayoría de obreros y campesinos. El grueso de diputados elegidos en 1989, se puede denominar como aristocrático- intelectual.

Esto fue algo que todos sentimos en cuanto aprobaron una de sus primeras leyes: la ley que liberaba a los estudiantes universitarios del servicio en el ejército. (lo argumentaban diciendo que en dos años, los estudiantes olvidaban mucho de lo aprendido).

Los estudiantes, la mayoría de los cuales son hijos de intelectuales burgueses, constituyen el soporte y la esperanza del actual gobierno. Esta ley atrajo a la mayor parte del estudiantado al lado de los pseudodemócratas, propulsores de la misma.

El primer Congreso de diputados populares de la URSS celebrado tras las elecciones, afianzó la creación de una oposición oficial en el país. Pero a diferencia de la mayoría de los países occidentales, esta no era una simple oposición la gobierno. Era una oposición al sistema existente.

Desde ese momento se desató en el país, si se puede decir así, una especie de boom televisivo en el seguimiento del Congreso, que atrajo a la pantalla del televisor a gente que nunca antes se había interesado por la política.

El “programa circense”, bajo el título de “Glasnost”, que retransmitía todas las sesiones parlamentarias, interrumpido por el “golpe” de agosto de 91, tenía en realidad poco que ver con la “transparencia”. Los diputados de todos los niveles, habían perfeccionado ya sus trucos circenses, y sabían el que decir y cuando decirlo.

Aparte que, todas las cuestiones realmente importantes para el pueblo se preparan (así era antes de la Perestroika y así sigue siendo en la Rusia de Putin) entre bastidores y no en las sesiones.

En las mismas, los diputados solo compiten en conocimientos de la lengua rusa, recolocando las palabras y las comas, y en caso de ser necesario se celebran sesiones a puerta cerrada.

Las “fuerzas democráticas”, que en primavera de 1989 declararon su oposición a la dirección comunista del país, rápida y hábilmente supieron llevar a su terreno a la opinión pública. La explicación es sencilla. El pueblo ya estaba preparado gracias a la crítica del periodo estalinista del Poder Soviético.

Entonces, con ese trampolín, la maquinaria ideológica de los “demócratas”, conducidos por los sovietólogos occidentales, pasa al ataque definitivo contra lo que para ellos era inservible historia soviética. Comenzó una abierta y descarada propaganda anticomunista.

El periodo entre las elecciones de 1989 y 1990 lo podemos denominar como el de “golpe de estado permanente”. El PCUS perdía gradualmente el papel dirigente en la sociedad. El propio PCUS, en posiciones socialdemócratas, se había convertido en un espectador más, ajeno. Sus organizaciones de base se disolvían, o se perseguían y el PCUS tras el primer Congreso de diputados populares de la URSS, no estaba “ni en el poder, ni en la oposición”.

Esto en gran medida explicaría la salida masiva de sus filas en ese periodo; tanto de los “demócratas” de nuevo cuño, como de los que no estaban de acuerdo con la política antipopular de su dirección.

El acontecimiento que permite bautizar este periodo como el de “golpe de estado permanente” fue el 2º Congreso de diputados populares de la URSS (finales del 89) donde fue derogado el apartado de la Constitución, que establecía el papel dirigente del PCUS en el estado.

Esto fue una victoria de los “demócratas”, y como piensan ellos una derrota de las “fuerzas conservadoras”.

(III Parte)

Como es sabido, el artículo 6 de la constitución de la URSS, donde se hablaba del papel dirigente del PCUS, igual que la Constitución, fue aprobado en 1976, es decir 60 años después de la Revolución de Octubre. Ni con Lenin, Stalin o Jruschov, el partido tuvo status oficial alguno.

Sólo la dirección liderada por Brezhnev (y su reinado en los últimos años recordaba al de Isabel II), incluido esa oficialidad del PCUS en la redacción de la nueva constitución. Muchos comunistas pensaron entonces que esa era una decisión absurda y políticamente y equivocada. Pero sus opiniones fueron silenciadas. La tesis del “incremento del papel dirigente del PCUS en la construcción comunista”, desarrollada por un “destacado científico” estudioso del marxismo leninismo, como todas las demás tesis del “socialismo desarrollado” se aprobó por la dirección del partido de aquel entonces.

Ahora, volviendo la vista atrás, nos podemos preguntar si eso fue hecho inconscientemente, bajo el sonido de los “interminables aplausos” y el aluvión de diferentes condecoraciones.

¿Sería descabellado pensar que se hizo teniendo en cuenta los posibles acontecimientos futuros? Coincide que los mismos que desarrollaron ese artículo, fueron los que más tarde exigirían su derogación. Este artículo jugó un papel relevante en la desacreditación del PCUS y posiblemente fue creado con ese fin.

Cuando se hizo evidente que molestaba a los nuevos demócratas, llegar abiertamente al poder, exigieron su retirada, que fue lo que hicieron los líderes de la Perestroika. Ese artículo, lejos de aportar nada, molestaba.

En ese periodo, en el que, por así decirlo, a la Perestroika le comenzaban a patinar las ruedas, quedó claro que había que buscar nuevos caminos y métodos para el futuro desarrollo del país.

La dirección era habitualmente criticada por carecer de una concepción de la Perestroika, científicamente desarrollada. Por eso en la prensa apareció el artículo de Gorbachov: “La idea socialista y la Perestroika revolucionaria”. (Pravda, 26 de noviembre de 1989).

Gorbachov escribía que aparte de la Perestroika, solo se puede hablar de dos puntos de vista: Uno pasa por mantener el sistema de mando administrativo y la férrea planificación. El otro presupone la capitalización de la sociedad.

Pero los líderes de la Perestroika ven otra vía capaz de conducir a la sociedad hacia el progreso.

La Perestroika en su opinión es: “una prolongada etapa en el histórico discurrir del socialismo, en el transcurso del cual, se produce el rechazo del sistema burocrático y autoritario, y el establecimiento de un organismo social autogestionado y democrático.”

Como vemos en otoño de 1989, La Perestroika se entendía como un movimiento hacia el socialismo.

Y el socialismo como: “una sociedad que se apoya en una economía eficaz, en los más altos logros de la ciencia y la técnica, en la cultura; en estructuras sociales humanizadas, que profundicen en la democratización de todos los aspectos de la vida social, creando las condiciones para que la gente desarrolle una vida plena y participativa”.

Ya entonces, los líderes de la Perestroika habían hecho suya la teoría occidental de la convergencia, aunque sin hacer ostentación.

La Perestroika en la URSS provocó profundos cambios en todo el mundo: Precisamente cuando se vio, que era un proceso irreversible, se desarrollaron los acontecimientos que supusieron el derrumbe del socialismo. En este sentido, con todo fundamento podríamos hablar de la finalización del periodo de la IIª Guerra Mundial.

¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Fueron revoluciones de terciopelo? ¿Contrarrevolución? La vuelta al poder de los antiguos dueños, no es motivo de alegría entre la población de los ex miembros de la “comunidad socialista”.

Gracias a la política de la Perestroika, se puso fin a la guerra de Afganistán: La retirada e las tropas soviéticas la asocian al líder de la Perestroika. Pero para llegar a tomar esa decisión necesitó 3 años enteros. (El decreto de Paz se adoptó al día siguiente de la Revolución de Octubre). Y para que ese repliegue fuese definitivo fueron necesarios cuatro años. (Lo mismo que duró la Gran Guerra Patria).

El cambio de situación en el mundo, la liquidación del socialismo y la instauración de regímenes burgueses en Europa Oriental, fueron posibles gracias a la Perestroika soviética. El aumento de la influencia occidental en la URSS, acabó por dividir definitivamente a la sociedad soviética, al tiempo que dividía a las fuerzas políticas.

Los auténticos demócratas que creían en el socialismo y en la perspectiva comunista, pasaron a ser rivales ideológicos de los pseudodemócratas, para los que el anticomunismo era la base de su ideario.

La estratificación de la sociedad se hizo patente en las primeras elecciones de diputados populares pluripartidistas, en las diferentes repúblicas y Soviets locales.

Aunque oficialmente no había más partidos aparte del PCUS, en la práctica, los diferentes “clubes de electores” y “frentes populares” de todo tipo, olvidando su carácter social, se habían convertido en organizaciones políticas. En las elecciones de 1990, intervenían ya como bloques unitarios, a diferencia del PCUS, que prácticamente no participaba.

Esa situación se produjo como resultado de la división dentro del PCUS, que había perdido el poder y a sus militantes.

Mientras se hablaba del “poder de las masas del partido”, la dirección central del partido se había aislado del propio partido, sintiendo su independencia.

Las “masas del partido” estaban rotas por la feroz campaña propagandística para desacreditar todo el periodo soviético y el propio ideal comunista.

La propaganda tuvo especial relevancia. Había sido preparada al detalle por el anterior periodo de crítica de los años 30-50 y del “estancamiento”.

El desarrollo de los acontecimientos, introdujo algunos cambios en esa propaganda. Ya en verano del 89, el descontento popular con los “logros de la Perestroika” desembocó en el movimiento huelguístico de los mineros. Hasta entonces la aristocracia intelectual se había “olvidado” de la existencia de obreros en el país. (Solo se acordaban de ellos cuando compraban algún artículo soviético o se trasladaban a una nueva casa).

No en vano, en un principio toda la propaganda se dirigía a las clases medias (intelectuales y sector servicios). Pero las primeras huelgas vinieron a recordar que el movimiento obrero existía.

Los propios huelguistas marcharon bajo lemas que nada tenían que ver con la capitalización. Pusieron sobre la mesa cuestiones, que incluso hoy deben servir de lección para los comunistas. Las reivindicaciones se centraban en la abolición de los “subbotniks” (sábados laborables, no remunerados. N de la T), en la exigencia de garantías de libertad personal, (cese de cualquier tipo de obligaciones, de la actividad de las denominadas sociedades, destacamentos de voluntarios, de la reglamentación de la vida personal y familiar).

Con estas acciones, los gobiernos “comunistas” de entonces no hacían sino desacreditar la idea misma del socialismo.

(Por cierto que en nuestra ciudad de Noginsk, los actuales dirigentes salidos de ese KOMSOMOL del estancamiento, de nuevo pretenden resucitar aquello que rechazó la sociedad. De nuevo se refundan con carácter obligatorio los destacamentos populares de “voluntarios”. Los trabajadores de la administración local y los alumnos de las escuelas deben por obligación asistir a todo tipo de actividades culturales lúdicas y deportivas; rellenar las gradas vacías para demostrar que en Noginsk a todos les gusta el fútbol femenino, el baloncesto, la lucha y el boxeo. Si le gusta al alcalde Laptiev, significa que les tiene que gustar a todos. Y aún se preguntan porqué Rusia es un país atrasado. Será que en el resto del mundo cada cual se dedica a su ocupación principal, mientras que aquí te obligan a hacer lo que les gusta a los dirigentes., con tal de agradarles.

Igual que procuran no contravenir al alcalde Laptiev –antiguo miembro del comité local del PCUS, responsable del área de comercio, justamente en los años de la Perestroika, cuando las estanterías quedaron vacías- actual amante de figurar ante las cámaras de TV y ante el gobernador Gromov, para lo que manda a batallones enteros de escolares a limpiar las calles, antes de la llegada del gobernador a Noginsk.

Y hablan de democracia. ¡La democracia hace tiempo que acabó! Comenzó la dictadura de la burguesía. Pero volvamos a nuestra historia).

Las exigencias de las minas eran justas. Las uniones existentes, creadas en la época de Jruschov y desarrolladas en años posteriores, a través de la unificación, no siempre razonable, de empresas independientes, (que a veces se encontraban a cientos de kilómetros unas de otras) no aportaron nada positivo, solo ampliaron el plantel administrativo. A raíz de la especialización y concentración de la producción, se crearon las bases de lo que hoy día se denomina estructuras monopolistas. Todo esto fue creado en los últimos 40 años, en la época de florecimiento de los actuales economistas y científicos, tan demócratas ellos…

¿Para qué entonces las 7 décadas de historia del sistema de planificación?

Nuestros científicos no lo veían (o no querían verlo). No querían hablar abiertamente sobre esto durante la primera huelga de mineros. Precisamente por eso los directores comunistas (y cualquier director tiene un equipo de consultores, ¿Por qué atacar solo a los directores comunistas? ¿Porque sus consejeros se convirtieron en demócratas? Estaríamos hablando de un descarado sabotaje por parte de los consultores especialistas) no apoyaron a los mineros, lo que más adelante tendría una influencia decisiva en la perdida de autoridad del Partido Comunista, y del socialismo en el medio obrero.

Esto fue algo que los “demócratas” supieron utilizar hábilmente, cuando la campaña electoral de 1990 coincidió con la campaña propagandística, dirigida a desacreditar el socialismo. Los “demócratas” “bajaron al pueblo”. A diferencia del periodo anterior, cuando hacían sus mítines entre los estudiantes, profesorado y funcionariado de las ciudades importantes, la campaña electoral del 90, la desarrollaron directamente en los centros de trabajo. Sus emisarios recorrieron el país, estuvieron en las fábricas, en los Koljoses y Sovjoses. Como complemento, contaban con los medios de comunicación, en primer lugar de la radio y televisión, lo que sirvió para mostrar el verdadero rostro de nuestros periodistas, que habían heredado de sus ricos antepasados la “vena emprendedora”. A esto contribuían los líderes del propio PCUS, muchos de los cuales se habían convertido ya en anticomunistas recalcitratantes.

Pero el trabajo planificado de los “demócratas” les obligaba a presentarse a las elecciones bajo el lema: “Todo el poder a los Soviets”. (No era la primera vez en nuestra historia, cuando se hacía campaña por los Soviets, sin comunistas). La explicación de esto era que a los ojos del pueblo, los Soviets eran todavía la personificación del poder popular.

Las revoluciones rusas de 1905 y 1917 se dieron bajo la consigna de “Todo el poder a los Soviets”. Y el pueblo creía y todavía sigue creyendo en los ideales de aquellas revoluciones. (Enero del 2005, cuando miles de personas salieron a las calles a luchar por sus derechos, lo confirma). Por eso no quisieron nuestros “demócratas” discurrir nada nuevo y tomaron el camino más sencillo. Un partido llevaba en el poder 70 años, pero nosotros estamos por el poder de los Soviets. Además el partido siempre se relaciona con sus líderes, de ahí que los lemas de los “demócratas” de aquel periodo, dirigidos contra Gorbachov, cuya autoridad en el país no hacía sino disminuir, fueran cogidos del propio pueblo.

En este sentido los comunistas (me refiero a los que lo eran por convicción) hacía tiempo que debían haber cuestionado el liderazgo del partido. Y si la mayoría de los miembros del PCUS no eran comunistas, seguramente lo más razonable hubiera sido la creación de un nuevo partido unificado, que no tuviese relación con la dirección burguesa del PCUS. Esto hubiese levantado la autoridad de los verdaderos comunistas a ojos de los trabajadores.

En las elecciones del 90 se dio un hecho paradójico, entre aquellos que asistieron a los mítines de los representantes del Frente unido de Trabajadores en las empresas y que votó por ellos en las elecciones (aunque muchos no recibieron el apoyo de la mayoría gracias a nuestro “pluralismo” en los medios de comunicación, y muchos no llegaron siquiera oír hablar de la existencia de esa organización) había mucha gente que se consideraba y se sigue considerando partidario de los “demócratas” (yo conozco personalmente casos así, aunque no llegué a escuchar los mítines de entonces del FUT ).

Esto dice mucho de la influencia en la sociedad de los medios de comunicación y propaganda. El que los controla, está en el poder. Por eso los resultados electorales no siempre coinciden con el sentir real de la sociedad. Y en lo que concierne a la victoria de los “demócratas” en Rusia, habría que hablar por un lado de victoria de la propaganda y por otro de la derrota de la política de los líderes de la “Perestroika” (el ejemplo más claro lo tenemos en las presidenciales a la RSFSR, donde el candidato más próximo a los “lideres” de la Perestroika, ocupó el último puesto).

El pueblo en la primavera de 1990 no votó todavía por la capitalización, sino que lo hizo fundamentalmente contra la Perestroika de Gorbachov. Esto era algo evidente para todos, excepto para el propio líder y sus partidarios.

Esta vez la victoria de los “demócratas” no fue tan absoluta. Votaron por ellos algo menos de la mitad del electorado. En algunos departamentos como en el de Noginsk, vencieron con algo más del 50%, con una participación que apenas pasó de ese 50%. Así en tercera ronda venció el “demócrata radical” A.R. Paramonov, ex miembro de la dirección del KOMSOMOL y típico “apparatchik”. Es decir que podríamos hablar de que en las elecciones solo se presentaron los partidarios de los “demócratas”, y los que se les oponían, simplemente ignoraron las elecciones, convencidos de su inutilidad.

La cuarta etapa de la Perestroika, que finalizó en la primavera de 1990, la hizo irreversible. Este es el principal logro de esta etapa, que con tanta ansia esperaban en Occidente. Tras ella, podían estar seguros de que la “variante Jruschoviana” ya no era posible.

V

En la primavera de 1990 comienza la nueva, quinta etapa de la Perestroika. Si el periodo anterior supuso el comienzo del golpe de estado permanente, el nuevo, desarrolló y profundizó ese mismo golpe de estado permanente, a todos los niveles: desde el de toda la federación, pasando por las repúblicas, hasta el nivel local.

El comienzo de esta nueva etapa lo podemos situar en marzo de 1990 cuando fue introducido el cargo de presidente de la URSS y se celebraron elecciones (podríamos decir que el Poder soviético fue sustituido por el Soviético-presidencialista) y comenzó el “desfile de soberanías” (cuando Lituania proclamó su independencia).

Pero los sucesos más importantes ocurrieron en verano del 90, cuando se d

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NO A LA GUERRA: El Partido Comunista de España condena el ataque de la Federación Rusa a Ucrania-
NO A LA GUERRA


NO AL CANON DE CDs DE LA SGAE
NO A LAS PATENTES DE SOFTWARE

No acepto ser fumador pasivoEl humo ambiental del tabaco mata. No fumes en lugares comunes
GRACIAS POR NO FUMAR EN LUGARES COMUNES
EL COCHE DEVORA A TU CUIDAD, TU PLANETA Y TUS AMIGOS, APARCA EL COCHE PARA SIEMPREAPÁRCALO PARA SIEMPRE