Enmiendas de la Plataforma de Opinión 

por un Partido Vivo

PRESENTACIÓN

El conjunto de camaradas que suscribimos este conjunto de enmiendas a los documentos para el debate del VI Congreso del PCM respaldamos en su momento la constitución de la plataforma congresual federal Revitalizar el partido ¿para qué política?, en el XVI Congreso del PCE. En la medida en que el congreso de Madrid se inscribe en el mismo proceso político que el federal, entendemos que subsisten razones suficientes para replantear los retos políticos que en aquel entonces pusimos sobre la mesa. Por ese motivo, promovemos la constitución ahora de la plataforma regional Por un Partido Vivo.

 

Naturalmente, aceptamos el marco político emanado del XVI Congreso del PCE y a él nos atenemos. Aún más, estamos convencidos de que nuestra aportación, junto a numerosos camaradas de otras federaciones, en el congreso federal, ayudó a la potenciación de un debate leal y democrático.

 

Para nosotras y nosotros, la necesidad de esta plataforma de opinión en Madrid nace de los mismos objetivos políticos de fondo que ya habíamos planteado para el conjunto del estado español, y creemos que, más allá de los resultados finales de votaciones para elegir a los miembros de la dirección, la política del XVI Congreso en muy buena medida vino a probar que se trataba de objetivos esenciales. El fin cardinal que nos propusimos, esto es, lograr que no fuese "un congreso más", sino un congreso en el que se discutieran "los temas centrales del proyecto político comunista", en nuestra opinión, se cumplió con creces, sin ningún desgarramiento trágico interno, tal como algunos habían augurado. De nuevo se demostró que el debate es la mejor vía para el avance político.

 

Con las enmiendas que a continuación proponemos, perseguimos también en el PCM rescatar a la organización de su presente estado de letargo, fomentar el contraste democrático y libre de ideas y hacer realidad en nuestra federación el propósito de fortalecimiento del partido y la cohesión política de los comunistas madrileños sobre la base de una política colectiva y democráticamente discutida.

 

Plataforma de Opinión Por un Partido Vivo

 

 

 

ENMIENDAS

A) APARTADO I: LA SITUACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL EN LA COMUNIDAD DE MADRID

- Enmienda 1: Sustituir el punto 5 (El PCM, Izquierda Unida y la sociedad madrileña), por el siguiente texto:

Por qué nos gobierna la derecha

El panorama que nos presentan los datos que hasta ahora hemos expuesto demuestra de forma clara que la clase trabajadora que vive en la Comunidad de Madrid soporta desde hace años recortes permanentes en sus condiciones de vida, ya sea en el propio puesto de trabajo o a través del llamado salario social (sanidad, educación, desempleo, etc.). Esta situación, que proporciona a la izquierda sólidos argumentos para denunciar la política del PP y así ganar terreno político, sin embargo se ha traducido en el ámbito electoral en la renovación de las mayorías de Ruiz Gallardón y Manzano.

 

En más de una ocasión, tanto en el análisis de procesos electorales generales como autonómicos o municipales realizados en nuestro partido, se ha interpretado la victoria del PP como un giro a la derecha del conjunto de la sociedad. Pero si miramos con detenimiento los resultados electorales y prestamos atención a procesos desarrollados en países vecinos, veremos que en vez de encontrarnos ante una derechización de la sociedad, asistimos a un proceso de profundo desencanto con la política aplicada por los dirigentes de los partidos a los cuales ha mirado tradicionalmente la clase trabajadora y la juventud, desencanto al que no escapa IU. Sin negar un proceso de letargo social dilatado, lo que hoy se verifica es la recuperación de una amplia movilización social, con enorme implicación de los jóvenes, pero que queda en muy buena parte al margen por completo de la representación política clásica de los partidos y organizaciones obreras y, desde luego, de su representación institucional.

 

Podemos comprobar como tanto en la Comunidad de Madrid como en el nivel estatal, desde 1995, el dato más señalado no es el aumento de votos del PP, sino el incremento de la abstención y la pérdida de votos del PSOE e IU. Un proceso de derrumbe electoral de los partidos clásicos de la izquierda que ha sido muchísimo más claro en las últimas elecciones presidenciales francesas.

La experiencia italiana con el gobierno mayoritario de la derecha encabezado por Berlusconi, que, envalentonado, lanza un nuevo ataque, debe estar en la mente de todos nosotros. Con la manifestación convocada por la CGIL el 23 de marzo en Roma a la que acuden dos millones de trabajadores y jóvenes y el éxito rotundo de la Huelga General del 16 de abril, la clase obrera italiana ha demostrado que no ha girado a la derecha y que no ha perdido sus magníficas tradiciones de lucha. Y hemos de constatar que en la convocatoria de la huelga ha sido transcendental el impulso de las movilizaciones antiglobalización de Génova, en las que la intervención de Refundación Comunista ha sido también muy importante.

No olvidemos tampoco que el gobierno del PP, a pesar de su mayoría absoluta, se ha enfrentado a la movilización de la juventud más masiva y explosiva de los últimos quince o veinte años en su ataque a la universidad pública a través de la LOU. Por cierto, Galicia, donde Fraga acababa de renovar su mayoría, fue donde el movimiento de la juventud alcanzó mayor combatividad.

 

Hay oportunidades para una alternativa marxista revolucionaria

El debate sobre la interpretación de los resultados electorales es de la mayor trascendencia para nosotros. Dependiendo de una u otra conclusión se desprenden diferentes consecuencias prácticas para la orientación y actividad de nuestro partido. Si concluimos que estamos ante un giro a la derecha del conjunto de la sociedad, nos enfrentaremos a factores externos que no dependen directamente de nosotros; por lo tanto, la responsabilidad de la dirección será bastante limitada y tendremos por delante un periodo de relativo aislamiento para las ideas revolucionarias y nuestra intervención.

 

Por el contrario, si nuestra conclusión es que estamos ante una crítica a los dirigentes tradicionales de la izquierda expresada a través de la abstención, en primer lugar deberemos analizar de forma muy crítica nuestra dirección y orientación, y, en segundo, buscar la forma de conectar con aquellos sectores que buscan una alternativa genuinamente de izquierdas más allá del terreno electoral.

 

La conclusión debe ser, por tanto, que nos encontramos en un momento donde sectores de trabajadores y, especialmente, de la juventud, sobre la base de su experiencia, rechazan la socialdemocracia reformista y que conectarían con una alternativa política de izquierdas que se cuestione el sistema capitalista. Son estos sectores los que deben inspirar la política y actuación de nuestro partido.

 

Los límites de la actividad institucional y la política de alianzas

Tenemos que recordad además que el terreno electoral no es el más favorable para una organización de izquierdas que se considera revolucionaria. Debemos competir con otras formaciones políticas que disponen de cantidades considerables de recursos económicos, del apoyo de los medios de comunicación burgueses y que se basan en la rutina y la inercia de la sociedad para mantener sus puntos de apoyo en una situación "normal" del capitalismo. Desde luego, no debemos despreciar las posiciones que podamos alcanzar en las instituciones y la utilización de las mismas para defender nuestras ideas. Pero, dentro de una organización que aspira a la transformación de la sociedad, el trabajo en las instituciones sólo es un complemento siempre subordinado a la actividad central y prioritaria de la intervención de forma cotidiana en la calle, en los centros de trabajo y estudio, en los barrios, con nuestra alternativa a los problemas concretos y generales de la sociedad.

 

Debemos replantearnos el principio clásico del Partido Comunista Italiano del "partido de lucha y de gobierno" a la luz de la nueva realidad de renacimiento de la movilización social anticapitalista combinada con la crisis de la representación institucional.

 

La defensa de esta consideración política por parte de los militantes comunistas en IU, junto con un programa anticapitalista, será el mejor antídoto para evitar que cargos y grupos institucionales de IU participen en políticas privatizadoras que atentan contra los intereses de la mayoría.

 

Nuestra política de alianzas con otras organizaciones de la izquierda debe, por tanto, estar enmarcada en esta consideración previa, sobre cual es nuestra actividad prioritaria y las limitaciones del terreno institucional.

 

En las últimas elecciones generales, una parte de la dirección de IU, sin contar ni con el Consejo Político Federal ni, por supuesto, con la base de la organización, apostó por un pacto con el PSOE que significaba, desde el punto de vista programático, la aceptación de la OTAN, una actitud tímida

frente a las privatizaciones, el abandono, si no explícito sí por la vía de los hechos, de las 35 horas por ley, etc. Es algo evidente que los objetivos del pacto no se cumplieron, ya que lejos de movilizar a la abstención de la izquierda ésta aumentó considerablemente. El motivo fundamental ha sido que este tipo de pacto no sólo no tenía credibilidad por parte de los dirigentes del PSOE, que después de cuatro años de falta de oposición querían cambiar su imagen política en 20 días de campaña, sino que por su contenido programático, arriba esbozado, presentaba a los dirigentes de IU abandonando nuestras señas de identidad.

 

Este es el modelo de pacto que debemos criticar y rechazar, tanto por la forma, sin contar con la opinión de la base -ni de la dirección siquiera como tal-, como por su contenido, aceptando planteamientos de los sectores más neoliberales de la socialdemocracia.

 

Los militantes comunistas debemos defender dentro de IU que nuestro más importante patrimonio ante la clase obrera y la juventud es la defensa a ultranza de un programa revolucionario. Por tanto, un pacto nunca puede suponer ninguna concesión en ideas y principios, y sólo estará justificado si sirve para luchar o conseguir mejoras concretas en las condiciones de vida de la clase trabajadora.

 

B) APARTADO II: EL MUNDO DEL TRABAJO

 

Enmienda 1: Añadir, detrás del párrafo 4 del apartado (el que comienza ³El

auge de conceptos como...²), el siguiente texto:

 

No podemos negar que el movimiento obrero, de este país en general y de la Comunidad de Madrid en particular, se encuentra inmerso en una profunda crisis a la que el PCM no debe ser ajeno y a la que debemos enfrentarnos para articular las medidas necesarias que permitan la reorganización y reestructuración de un movimiento imprescindible para la lucha de clases y eje fundamental de la transformación social a que aspiramos.

 

Muchos son los factores que han llevado a esta crisis. Unos marcados e impulsados directamente por el sistema, en su camino de profundización del modelo injusto e insolidario que representa la economía capitalista y el neoliberalismo y la globalización como vehículos de implantación de las políticas económicas y sociales que lleva aparejadas ese modelo. Y otros germinados en el propio seno de las organizaciones sindicales, en un proceso de adaptación al medio que ha ido derivando en la disolución paulatina en el sistema, para terminar formando parte del mismo como un elemento necesario y útil para la implantación y consolidación de las políticas neoliberales.

 

Las nuevas formas de organización del trabajo que se han ido abriendo paso en las últimas décadas en el entorno laboral, han ido dando forma a un nuevo mundo de relaciones laborales donde se han ido abandonando las relaciones colectivas para profundizar en un modelo de relaciones más individualizado.

 

Estos cambios en las formas de organización del trabajo forman parte de la estrategia de implantación del modelo capitalista y son un elemento más del sistema para profundizar en la dominación de la propiedad privada sobre los medios de producción.

 

El enquistamiento de los niveles de desempleo, el paro estructural y el empleo precario han sido factores determinantes en la individualización de la vida laboral. La feroz competencia laboral, desde la inestabilidad y la sobreexplotación, han significado un importante retroceso en los compromisos y en la concurrencia activa en los procesos de desalienación.

 

Debemos analizar la situación del movimiento obrero desde la crudeza de que estamos ante una ofensiva capitalista que nos ha ido ganando posiciones para concluir en la necesidad de reaccionar.

 

Si la acción decidida del >capitalismo no genera una reacción más decidida de la clase obrera estaremos hablando de la perpetuación de un modelo social de explotación, de competitividad, de marginación y exclusión.

 

La nefasta línea sindical que han venido practicando las direcciones de CC.OO. y UGT ha colaborado en gran medida en los avances de las políticas neoliberales. El abandono del carácter reivindicativo, que debe tener toda organización sindical de clase, junto con la implantación de la figura del sindicato de servicios, casi como seña de identidad principal de estas organizaciones, la negación de la movilización como eje fundamental de las luchas obreras y la conversión en gestores y administradores de la pérdida de derechos de la clase trabajadora, han sido pieza clave en la desarticulación del movimiento obrero en este país.

 

La clase obrera no ha desaparecido; sigue existiendo y aún hoy conforma el sujeto revolucionario central. Ello no quiere decir que nos obreros hayan adquirido ya conciencia de su capacidad revolucionaria, como resulta evidente. Pero ya no se trata de una clase obrera tan homogénea como en el pasado, sino sustancialmente más compleja, abarcadora de grupos sociales muy variopintos y seguramente con vivencias y grados de conciencia bastante distintos.

 

Del análisis de esa heterogeneidad, de las nuevas formas de trabajo, del amplio espectro socio-ideológico que se ha venido conformando, debemos extraer las conclusiones que nos permitan reorganizar el movimiento obrero para situarlo en la vanguardia de la lucha de clases.

 

El espejo del movimiento antiglobalización, con sus carencias por lo reciente, puede servirnos como ejemplo de cómo se pueda aglutinar la diversidad en torno a un proyecto atractivo.

 

 

Enmienda 2: Se propone que desde el párrafo (el que empieza "La situación de las mujeres en el mercado laboral...") hasta el que empieza "Problemas de protección social, dificultades..." se englobe en un epígrafe titulado La mujer en el mundo del trabajo, dentro del mismo apartado II.

 

Enmienda 3: En el párrafo que empieza "El XVI Congreso del PCE ha reiterado una vez más...", en la línea 6, supresión de "y de CC.OO. en particular".

 

Enmienda 4: En el mismo párrafo, supresión de la frase que dice "Participamos del criterio de que el sindicalismo tiene su propia política, política que emana de su propia entidad y ligada a ella de la influencia política de los participantes en él". Por confusa; o bien que se aclare su contenido.

 

Enmienda 5: En el párrafo que comienza "Los camaradas que fueron sancionados, excluidos...", supresión desde "no obstante su reincorporación a CC.OO" hasta el final del párrafo ("en el mundo del trabajo").

 

Enmienda 6: En el párrafo que comienza "Defendemos, por tanto, un sindicalismo de clase...". Sustituir "³frente al sindicalismo corporativo y gremial que atomiza a la clase obrera", por "frente al sindicalismo amarillo".

 

Enmienda 7: Suprimir los dos últimos párrafos del apartado. Desde "Para ello, comprometemos..."

 

Enmienda 8: Añadir, al final del apartado, el siguiente texto:

 

Es imprescindible que el partido comience la organización de la clase trabajadora desde dentro del propio partido. Se hace necesario que la próxima etapa sea la de la revitalización de la Secretaría de Movimiento Obrero con fórmulas imaginativas, participativas y sin apriorismos paralizantes.

 

Una Comisión de Movimiento Obrero dinámica y que genere sinergias en el conjunto de la organización posibilitaría que el partido tuviese perfectamente diseñada su propia política del mundo del trabajo y se situase con capacidad suficiente para influir en la articulación de un movimiento obrero amplio, sin fronteras fijas intransferibles, combativo, reivindicativo y adaptado a las necesidades reales de la clase.

 

Hay que acabar con la dinámica instalada en el seno del partido desde hace tiempo de perder horas en discusiones improductivas sobre si Comisiones sí o Comisiones no. La realidad de la militancia de este partido es la de muchos camaradas participando activamente en diferentes organizaciones sindicales (CC.OO., UGT, CGT, SF, STC, STEs, CTA, CUT, etc) con dificultades para poner en común cuestiones sindicales y políticas por el absurdo empecinamiento "siglista".

 

Queda claro que el partido no renuncia al objetivo imprescindible del Sindicalismo Unitario y de la concurrencia de toda la militancia en una única organización sindical, pero no es operativo ni productivo que este objetivo sea un obstáculo para la viveza del partido. Analizar la situación y adaptar nuestro trabajo a ese entorno favorecerá que en un plazo indeterminado, por incalculable, ese objetivo sea cuando menos más posible.

 

Necesitamos dotarnos urgentemente de una política sindical propia que traslademos a los diferentes ámbitos de participación sindical. La Secretaría de Movimiento Obrero deberá iniciar un periodo de debate interno en el conjunto de las Agrupaciones con un guión base, de manera que las diferentes áreas de Movimiento Obrero de las Agrupaciones debatan y establezcan conclusiones y propuestas.

 

Tras ese periodo de debate, debería convocarse un plenario de responsables de Movimiento Obrero, abierto a la participación del conjunto de la militancia del PCM para poner en común los debates y conclusiones y elaborar un documento que titularíamos El Movimiento Obrero en el PCM. Este documento se enviaría a todas las organizaciones sindicales con implantación en la Comunidad de Madrid junto con el compromiso del partido de participar activamente en la defensa de la política sindical que en el mismo expresamos.

A partir de aquí, estaríamos abriendo el partido al conjunto del Movimiento Obrero y nos volveríamos a situar en la vanguardia de dicho movimiento, lugar que nunca debimos abandonar.

 

Serían muchos los puntos sobre los que deberíamos definir nuestra política sindical, pero algunos son de tanta trascendencia para el futuro de la clase trabajadora que merece la pena enumerarlos:

· Jornada Laboral de 35 horas por ley.

· Contratación laboral precaria.

· Empresas de Trabajo Temporal.

· Siniestrabilidad laboral.

· Inmigración.

· Nuevos modos de esclavitud.

· Servicios Públicos y Privatizaciones.

· Política Industrial.

· Mujer obrera.

· Explotación laboral.

· Derechos laborales y prestaciones sociales.

· Desempleo y organización de los desempleados.

· Modelo sindical.

No podemos esperar mucho más tiempo para aclarar nuestra posición con respecto a estos y otros temas, planteando propuestas serias. Pero mientras nos ponemos de acuerdo, el capitalismo sigue avanzando inexorable hacia su consolidación. Empezar ya a reaccionar con firmeza ante estos avances debe ser una cuestión fundamental en el partido.

 

La primera prueba de fuego la tenemos ante la propuesta del gobierno del PP de reducir las prestaciones a los desempleados y la más que probable Huelga General que, de forma poco clara, anuncian CC.OO. y UGT.

 

El PCM debe tener una posición clara ante esto: HUELGA GENERAL, YA. No podemos seguir permitiendo los continuos atropellos de la derecha ni quedarnos en la simple lamentación en los medios y los órganos de dirección. Se hace imprescindible actuar con contundencia.

 

Muchos son los frentes abiertos a los que deberemos dar respuesta desde la movilización social, poniéndonos a disposición de aquellas organizaciones que tomen las iniciativas para colaborar o llevando nosotros la iniciativa cuando corresponda:

· Reducción de las prestaciones por desempleo

· Ley de Calidad de la Educación y LOU

· Privatización de la Sanidad

· Privatización del Ferrocarril

· Ley de Extranjería

· Ley de los Partidos Políticos

· Globalización

· Represión,Etc.

La HUELGA GENERAL debe trascender de lo puramente sindical y no debe ceñirse exclusivamente a la reducción de las prestaciones por desempleo. Si esa es la excusa, bievenida sea, pero el gobierno de la derecha, las políticas neoliberales y el capitalismo en su conjunto deben tener una respuesta contundente que les haga replantearse su estrategia y nos permita reorganizarnos como clase para avanzar en la transformación social que anhelamos.

 

 

C) APARTADO III: MOVIMIENTOS SOCIALES

 

Enmienda 1: Sustitución completa del apartado por el siguiente texto:

 

Algo que afirmamos en todos nuestros congresos, y que hemos reiterado en el >XVI Congreso del PCE, es que resulta imprescindible el trabajo de las y los >comunistas en el conjunto de los movimientos sociales, en la medida en que es la sociedad organizada el sedimento de cualquier proceso revolucionario.

 

Pero el trabajo en los movimientos sociales de los comunistas no significa ausencia de crítica por fenómenos de burocratización e institucionalización que en el seno de algunos de ellos se han dado en igual medida que en partidos políticos de izquierda y en sindicatos. Y desde luego, tampoco se trata de que cada militante comunista se incorpore en un determinado movimiento social a título estrictamente personal, por encomiable que pueda llegar a ser su labor en él. El trabajo de los comunistas en los movimientos sociales ha de poseer una orientación discutida en el seno del partido; es necesario el respaldo del PCM, en tanto que organización política y anticapitalista, de la labor que sus militantes realizan en el seno de las organizaciones sociales a las que pertenezcan. Los comunistas deben encontrar en el partido el lugar en el que discutir su actividad en los movimientos sociales, el sitio en el que contrastar opiniones y alcanzar conclusiones concretas que les sirvan para proseguir su labor sobre la base de una política comunista democráticamente acordada.

 

No creemos que lo que proponemos sea ninguna índole de "dirigismo". Nos oponemos radicalmente a que nuestra presencia en los movimientos sociales persiga obtener ventaja política para el PCM o para IU, busque vampirizarlos de una u otra forma; algo que sí ha hecho con frecuencia la derecha y la socialdemocracia, aunque nos ha acusado de ello siempre a nosotros. Aún más, denunciamos concretamente la manipulación a la que en la actualidad pretende someter un sector importante de la socialdemocracia al movimiento antiglobalización, como ya hizo en el pasado, cuando primero invadió y luego se esforzó en narcotizar a movimientos como el vecinal, una vez que ya se habían encaramado en el poder cabalgando en sus lomos. Pero también manifestamos que la actividad social de todos los militantes comunistas tiene como fin la transformación socialista, cualquiera que sea el espacio en el que tal actividad se produzca, y el partido coordina y organiza los esfuerzos de sus miembros con ese fin. Naturalmente, la primera condición para que las y los comunistas tengan la capacidad de intervenir en la dinámica de los movimientos sociales es estar en ellos, trabajar lealmente por los propios objetivos que cada movimiento se traza y, en esa labor, ejercer el derecho de crítica y propuesta.

 

Nosotros diferenciamos claramente lo que son de verdad movimientos sociales, como encarnación de la sociedad que se organiza, de las capas populares que toman por sí mismos la administración de su existencia y su futuro, enfrentándose para ello con el poder establecido -con objetivos generales o parciales- de aquellas Organizaciones No Gubernamentales -ONG- que constituyen un entramado meramente asistencial, articulado por el propio poder, con el fin esencial de crear un colchón frente al descontento popular.

 

Aparte de movimientos que analizaremos de manera más pormenorizada, y dada la presente deriva del imperialismo, cobran particular trascendencia todos los movimientos de carácter pacifista o antimilitarista, entre ellos el de los insumisos, muchos de ellos aún en prisión. También, por su talante combativo y juvenil, el movimiento "okupa". Por cierto, en este país el movimiento vecinal y la izquierda abandonaron un movimiento de ocupación de viviendas vacías, que atacaba al tinglado corrupto de la especulación inmobiliaria. Sería importante recuperar ese movimiento.

 

La emergencia de la lucha contra la globalización capitalista ha arrastrado a buena parte de estos movimientos y organizaciones y ha venido a sacudir su letargo; es la expresión de la ira popular contra un sistema asentado sobre la injusticia, la irracionalidad, la corrupción y el crimen en todas sus formas. Cualquier elaboración que realice hoy el PCM acerca de los movimientos sociales debe tomar este hecho como columna vertebral. En la medida en que el movimiento antiglobalización se encara con el propio capitalismo, en la medida en que ataca al corazón del entramado político, social, económico y cultural del sistema, es un movimiento que desborda sus propios límites. Y no solo en el sentido de la incorporación a él de un conjunto abigarrado de organizaciones sociales y movimientos más veteranos, sino también, y de manera más importante, en el sentido de que por fuerza tendrán que reformularse las acciones reivindicativas concretas, sectoriales, de cada uno de ellos. Lo que esto quiere decir tiene que ver con la propia crisis que atraviesa el capitalismo, con la crisis en su forma actual. El capitalismo se ha convertido, en su presente fase imperialista, en un sistema de subdesarrollo, en un sistema que solamente puede sobrevivir incrementando las injusticias, la miseria, la guerra y la corrupción. Es así prácticamente desde finales del siglo XIX, y de manera muy acusada desde principios del XX. Queda muy angosto margen para las reformas, ya que cualquier reforma que atienda a las necesidades de la población en general, hiere intereses transcendentales de las clases dominantes. En el lado de la construcción de una alternativa, todo movimiento reivindicativo termina por chocar, de una forma u otra, a la postre, con el propio capitalismo; el mantenimiento de la coherencia en su lucha le tiene que llevar finalmente a >cuestionarse el capitalismo. La forma social tangible que ha adquirido esta nueva realidad es el movimiento antiglobalización, que precisamente por ello deberá aspirar a la coordinación de reivindicaciones sectoriales que son puntos de ruptura específicos con la dominación imperialista.

A) El trabajo en el movimiento vecinal

 

Las Asociaciones de Vecinos surgen en los años sesenta como organizaciones plurales que luchan por la mejora de las condiciones de vida en los barrios y ciudades y por la consecución de las libertades democráticas, llegando a poner en pie un importante movimiento popular.

 

A partir de la constitución de los primeros ayuntamientos democráticos (1979) y, sobre todo, a raíz del triunfo electoral del PSOE en 1982, sufrieron un grave retroceso debido fundamentalmente a que:

· Los ayuntamientos y administraciones autonómicas se nutrieron en gran medida de hombres y mujeres de izquierdas procedentes de las luchas vecinales.

· Los principales partidos que apoyaron el movimiento vecinal se centraron en la lucha política institucional, llegándose incluso a considerar que con la izquierda en el poder municipal no era necesario un movimiento reivindicativo de base.

 

Esta situación trajo consigo el descabezamiento del movimiento vecinal por abandono de muchos cuadros importantes, lo que llevó a la desaparición o aletargamiento de muchas asociaciones. Desde este momento y casi durante una década su lucha reivindicativa desapareció casi por completo y su trabajo, en la mayoría de los casos, se limitó a la colaboración con las administraciones.

 

Desde principios de los años noventa se va produciendo un lento resurgimiento del movimiento vecinal. Buena muestra, y muy reciente, de ello, son las movilizaciones en nuestra comunidad autónoma en contra de las llamadas "ecotasas" por los ayuntamientos, síntoma, independientemente de la mayor o menor corrección de sus postulados específicos, de una fuerza hasta hace poco ahogada. No obstante, su problemática, frentes de lucha y métodos reivindicativos difieren notablemente de los de la década de los 70.

 

De los problemas generales se ha pasado a la temática concreta e individual de cada barrio, sin líneas generales vertebradoras de la actuación. Los frentes de lucha no son comunes para todos y, en algunos casos como el de la inseguridad ciudadana, son aprovechados por la derecha más reaccionaria para introducirse en un movimiento al que siempre había sido ajena. El rendimiento que a la demagogia sobre seguridad ciudadana ha sacado Le Pen en las elecciones francesas nos debería hacer reflexionar seriamente sobre ello.

 

De la lucha de masas y la reivindicación popular en la calle se ha pasado, por parte de muchos dirigentes del movimiento, a recorrer los despachos de las distintas administraciones públicas como único método de alcanzar las reivindicaciones.

 

Han surgido nuevos problemas que afectan a la vida en los barrios como son: el incremento del paro y de la precariedad en el empleo, con sus secuelas de bolsas de marginación crecientes, la política de inmigración, la privatización de servicios públicos, etc. Este resurgimiento y los nuevos frentes y métodos de lucha que implica, nos obliga a los comunistas madrileños a plantearnos la necesidad de establecer una estrategia de cara a nuestra intervención y relación con el movimiento vecinal. Y para ello no basta con que los militantes comunistas participemos individualmente en la lucha, ni con tener camaradas dirigiendo AA.VV., ni con tener un importante núcleo de camaradas en la dirección de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid. El PCM no sólo se relaciona con la sociedad a través de sus militantes . El PCM tiene no sólo el derecho, según lo aprobado en el XVI Congreso del PCE, sino la obligación de elaborar su propia política en este terreno y actuar en los movimientos sociales de forma complementaria con IU.

 

Conforme a las precedentes reflexiones, formulamos las propuestas siguientes:

· En todas las agrupaciones y niveles del partido, deben existir secretarías de movimientos sociales que se encarguen de promover y coordinar el trabajo de los camaradas en el movimiento vecinal. Que se encarguen de conocer, de relacionarse de tú a tú y de analizar el movimiento social en su ámbito. Que se encarguen de recoger y transmitir la información horizontal y verticalmente. Las secretarías deben convocar, al menos mensualmente, reuniones abiertas a todos los camaradas para analizar y debatir las cuestiones del movimiento vecinal. La dirección del partido garantizará la asistencia regular a estas reuniones de los camaradas que ostenten cargos públicos en ayuntamientos y Comunidad.

· En todas las agrupaciones y en todos los niveles se debe establecer un sistema de formación continua también para los camaradas que trabajan en el movimiento vecinal. Un sistema que abarque más allá de la formación política, un sistema que forme en urbanismo, planificación y gestión, etc.

· También debe ser parte importante de nuestro trabajo como comunistas el lograr que nuestras propuestas sean asumidas por IU y que sus cargos públicos trasladen la lucha en la calle a los ámbitos correspondientes en que ejercen su labor.

 

Por último debemos establecer unos ejes centrales que nos permitan enmarcar la problemática local de cada barrio o pueblo dentro de una respuesta general al sistema desde un punto de vista marxista. Estos ejes se basarían en:

· Potenciación de la participación ciudadana ante las administraciones, mediante la constitución de consejos, asociaciones, foros, etc.

· Defensa de las asambleas de base como marco democrático de participación.

· Defensa de lo público.

· Potenciación de los servicios sociales.

· Atención especial a la problemática de mujeres y jóvenes.

· Potenciación de colectivos de parados y denuncia de las ETT.

· Apoyo a los colectivos de emigrantes.

· Freno a la especulación.

· Política de viviendas sociales.

· Lucha por la calidad de vida y actividad para el desarrollo de la cultura cívica y política de los ciudadanos.

 

B) El movimiento de inmigrantes.

 

Las relaciones con los inmigrantes y su integración en el contexto de la lucha de clases deben ocupar un lugar central en la política del PCM, aún más por el actual incremento de población inmigrante en la Comunidad de Madrid. El análisis del fenómeno de las migraciones de carácter económico debe realizarse atendiendo a dos aspectos básicos: por un lado, las exigencias del actual proceso de reestructuración financiera y expansión del sistema capitalista; y, por otro , las condiciones en que se está reconfigurando la clase trabajadora en España.

 

En la actualidad, los movimientos migratorios son el resultado de la aplicación, consciente y deliberada, de políticas de explotación basadas en planes de ajuste duro en los países subdesarrollados. Estos planes privan de sus medios de subsistencia tradicional a amplias masas de trabajadores, condenándoles a la pobreza o a la emigración, al tiempo que consiguen abaratar los costes de producción tanto en los países emisores como en los de acogida de estos emigrantes, y crean, además, nuevas y profundas contradicciones en el seno de la clase trabajadora. El objetivo último del proceso, aumentar la acumulación capitalista y modificar en su favor las condiciones que garantizan tal acumulación.

 

La actual legislación española de extranjería pone a numerosos inmigrantes recién llegados en la necesidad de aceptar cualquier trabajo en las condiciones administrativas y económicas que se les ofrezcan, creando un nuevo sector sobre-explotado en la clase trabajadora, muchas veces en condiciones de semiesclavitud. Por su propia situación, y también, en bastantes casos, por falta de experiencia previa en luchas políticas y sindicales organizadas, su única reivindicación colectiva viene referida a sus necesidades más urgentes: los papeles. Su aceptación de condiciones laborales y económicas inferiores a las de los españoles así como sus esporádicas reivindicaciones sociales van a producir en ocasiones conflictos con los trabajadores autóctonos, que ven en los inmigrantes un factor añadido a la situación de paro o precariedad que padecen. La derecha conservadora atiza estos sentimientos xenófobos que contribuyen a fragmentar a la clase trabajadora. Y ahora, además, aprovecha la paranoia anti-árabe promovida por EEUU tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en el mismo sentido.

 

Es, por tanto, desde un punto de vista de clase, un objetivo fundamental la oposición a las políticas de extranjería e inmigración de la burguesía, aunque sin caer en prácticas de tipo exclusivamente asistencial, al modo de la mayoría de las ONG, que no cuestionan el sistema y, por el contrario, contribuyen a hacerlo más presentable. El fortalecimiento y la unidad de la clase trabajadora exige la incorporación de los inmigrantes a la lucha contra el capitalismo, apoyando su autoorganización en asociaciones de clase y afiliando a nuestras agrupaciones a aquellos que lo deseen.

C) El movimiento antiglobalización.

El nacimiento del movimiento antiglobalización, el que también se ha llamado movimiento de movimientos, encarna hoy el despertar de una conciencia ciudadana crítica con el capitalismo. Sin negar el hecho de la coexistencia, dentro del movimiento antiglobalización, de organizaciones y personas que no se consideran anticapitalistas, el carácter de conjunto del movimiento, las injusticias que denuncia, las reformas sociales, políticas, económicas y de otra índole que en su seno se discuten, y su propia dinámica, en suma, convierten al movimiento antiglobalización en un movimiento anticapitalista. La lucha contra las injusticias del mundo actual y el esfuerzo por construir colectivamente un mundo distinto alcanza su sentido, en último término, en la destrucción del capitalismo y la edificación de una sociedad socialista. En último extremo, el comunismo es la razón de ser latente de todo movimiento verdaderamente emancipador. Esta es la convicción que a nosotros nos hace comunistas, lo cual no quiere decir que excluyamos absolutamente a nadie de ningún movimiento. Significa que las luchas concretas contra las injusticias exacerban las contradicciones del sistema y terminan por encararse con él y con el conjunto de intereses de las clases dominantes que en él se desenvuelven. Si así lo creemos, ésas son las ideas que deberíamos expresar en los debates abiertos en los movimientos emancipatorios en los que participemos, ésa es la orientación que habríamos de imprimir a nuestras propuestas y nuestro trabajo.

 

En este sentido, compartimos plenamente el análisis realizado por él Partido de la Refundación Comunista de Italia cuando en los documentos para el debate de su próximo congreso afirma: "Frente a los nuevos y múltiples movimientos, el partido debe aceptar su particularidad, que, en nuestro caso es su lectura clasista de la sociedad, la propuesta de la cuestión del comunismo, y esto no sólo es una ventaja sino una necesidad histórica".

 

Una dosis razonable de humildad en nuestra acción en un movimiento de las características del movimiento antiglobalización, como de cualquier otro, no quiere decir que silenciemos nuestras convicciones. Si sectores del mismo se plantean que es posible reformar los aspectos más terribles de la globalización, promocionando al tiempo su vertiente presuntamente saludable, igual que si hay sectores que estiman que aún es reformable el capitalismo, tendremos que discutir sin sectarismo con ellos, habrá objetivos comunes que nos unan en la acción, pero no debemos renunciar a la defensa de nuestra visión, a intentar que el anticapitalismo sea cada día más espinazo y razón de ser del movimiento.

 

Es necesario que el movimiento antiglobalización avance en el proceso de creciente organización que desde hace tiempo desarrolla. Ha de dar el paso, por otro lado, a una coordinación de las luchas contra el imperialismo que en cada lugar del mundo se producen, en el ámbito de las luchas de clases nacionales. Las luchas de los campesinos en Brasil, o de los obreros argentinos que encaran el draconiano ajuste estructural que pretende imponerles su gobierno, las luchas de los zapatistas, la lucha del pueblo cubano por su soberanía frente al embargo norteamericano, las luchas de los estudiantes coreanos o de los trabajadores inmigrantes en grandes compañías de EEUU, son otras tantas manifestaciones de una lucha más general contra el capitalismo, porque todas ellas rompen con intereses específicos de la estrategia de dominación imperialista.

 

Una parte central de la acción del movimiento antiglobalización se ha convertido, de manera inevitable, en movilización contra la guerra. El militarismo a ultranza de EEUU y la OTAN es la manifestación más sangrienta y descarnada de la globalización y, al mismo tiempo, se inserta hoy como nunca antes en el proceso de acumulación capitalista, dada la torrentera de crisis en cadena por la que el modo de producción del capital precipita al mundo. Por ello, es lógico que el movimiento antiglobalización se transforme en movimiento también contra la guerra, contra el militarismo. Es lógico que desenmascare los intereses económicos y geoestratégicos que el imperialismo norteamericano, europeo occidental y de las mismas élites árabes corruptas a ellos asociados tienen en los yacimientos de gas y petróleo del Mar Caspio, razón de fondo de los bombardeos sobre Afganistán. Es lógico que se desenmascare lo que tiene de hipócrita la presunta "coalición internacional contra el terrorismo", dirigida por el gobierno más terrorista de la historia de la humanidad. Ahora bien, por los motivos antes aducidos, la lucha contra la guerra y el militarismo, no debe quedarse en lucha contra esta guerra de Afganistán en concreto, o contra la guerra de mañana, o de pasado mañana. Es una lucha contra todas las guerras, contra el militarismo,

una lucha que tiene como objetivo final la desaparición de todos los ejércitos. Y ello es tanto como decir, de nuevo, la lucha contra el capitalismo, en cuya lógica, en la etapa podrida de su evolución que padecemos, el militarismo es un componente muy principal.

 

D) APARTADO IX: LA ORGANIZACIÓN DEL PCM

 

Enmienda 1: Sustitución completa del apartado por el siguiente texto:

 

1. La Situación actual del PCM

 

La situación del PCM se caracteriza por una atonía que se refleja en una falta de vida interna y de presencia en la sociedad. Cada vez hay menos compromiso y menos predisposición al debate. Es necesario un cambio de actitud para conseguir que la organización sea un instrumento de impulsión y no de desesperanza. En el plano estrictamente organizativo podemos observar graves carencias.

 

1.1 Agrupaciones

 

· se reúnen esporádicamente o no lo hacer casi nunca

· cuando se reúnen, la asistencia suele ser escasa

· apenas hay debate sobre temas importantes de la sociedad

· en pocas agrupaciones hay un verdadero plan de trabajo

· son raras las actividades de formación

La consecuencia de lo anterior es que para muchos camaradas, las discusiones teóricas (por ej. sobre aspectos como la transición o la caída de la URSS o la globalización) sobran. Piensan que con debate no se resuelven las cuestiones "prácticas" del Partido. Pero este planteamiento es erróneo, pues no puede haber práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria.

 

Cuando vemos que sólo acuden a los plenos de las agrupaciones una tercera parte o menos de los afiliados que teóricamente están censados, tenemos que empezar a pensar que la disciplina y la sumisión a la dirección local son lo que realmente mueve a tan exiguo contingente de camaradas. Aceptan como algo inevitable que la dirección que tienen es la mejor posible, haga lo que haga. Es el "pensamiento único" interno. Los militantes concienciados y activos se desesperan muchas veces ante semejante situación.

 

1.2 Dirección

 

· No incentiva la vida política de las agrupaciones

· Ejerce sobre las agrupaciones un seguimiento meramente burocrático sobre aspectos que puedan significar posiciones de poder, actuando parcialmente, violando los derechos de las minorías y acallando cualquier voz crítica.

· No existe transparencia en sus procedimientos (censos, actas, finanzas...)

 

No nos encontramos ante lagunas estatutarias, sino ante el verdadero problema consistente en el empeño recalcitrante de incumplir nuestras normas básicas de funcionamiento por parte de direcciones locales y regionales, al no hacer públicas informaciones a las que tienen derecho los afiliados.

 

¿Se están usando "a conveniencia" los estatutos en el PCM? ¿No se están convirtiendo en habitual coartada para dificultar procesos internos, en lo que se podría interpretar como la utilización táctica y fraudulenta de nuestras normas?

2. Un modelo de funcionamiento para el PCM

Un Partido que aspira a transformar la sociedad necesita armarse con táctica y estrategias adecuadas, comprender el funcionamiento del sistema, prever los acontecimientos y sacar lecciones de la experiencia histórica, tanto de las victorias como de las derrotas.

Una clave que debe distinguir al PCE es una militancia activa, formada y dirigida por los que son y no por los que sólo están. Debe ser un partido que sepa destacar a estos militantes y que impida que prácticas burocráticas de las direcciones a cualquier nivel obstaculicen el desarrollo de las propuestas de los camaradas de base, siempre y cuando sean coherentes con nuestros planteamientos marxistas.

 

Lenin repetía una y otra vez que a ideas reformistas corresponden métodos y organización reformistas y a ideas revolucionarias corresponden métodos y organización revolucionarias.

 

No estamos hablando de hacer la revolución mañana, sino de realizar un análisis serio acerca de la situación del capitalismo y sus efectos sobre la conciencia de clase de los trabajadores, definir los planteamientos teóricos y políticos del Partido y actuar en consecuencia.

 

Entendemos que ser comunista implica compromiso ideológico y predisposición. Interés por comprender la sociedad y transformar sus estructuras desde criterios marxistas, igualitarios, solidarios y democráticos.

 

Se impone, pues, una transformación en el modelo de funcionamiento que haga que las agrupaciones tengan actividad y sean foro de discusión sobre los diversos y numerosos problemas a los que hoy se enfrenta la sociedad y también sean escuela de formación y rearme ideológico. Las agrupaciones no deben convertirse exclusivamente en un salón de votaciones.

 

Nuestro partido debe ser identificado claramente con una alternativa revolucionaria y con la defensa de la idea de que el capitalismo no puede garantizarnos un futuro digno ni a nosotros ni a nuestros hijos.

 

 

Debemos practicar un activismo constante en empresas, sindicatos, asociaciones vecinales o culturales y allí donde está representada nuestra clase, para que, cargados de argumentos y paciencia, luchemos y reivindiquemos conectando con la sociedad y transmitiendo nuestra experiencia marxista, nuestra percepción y, en general, las ideas del socialismo.

 

Y necesitamos un Partido cuyos dirigentes y cuadros orgánicos sean ante todo coherentes y consecuentes. Los bellos discursos y planteamientos teóricos no pueden quedarse en "agua de borrajas" cuando un comunista tiene la oportunidad de llegar al poder o estar en condiciones de influir en las decisiones políticas. Es una exigencia incuestionable y fundamental para la pervivencia de este partido que los camaradas que ocupen cargos públicos o de responsabilidad ejerzan su labor con criterios marxistas.

 

3. Nuestras propuestas para reactivar el PCM

 

· La primera propuesta no puede ser otra que el más estricto cumplimiento de los estatutos en todos los niveles de la organización.

 

· La segunda, la máxima transparencia en todos los niveles.

 

· La tercera, considerar la organización como un sistema para la potenciación del Partido y no para su control.

 

3.1 Las agrupaciones, base del funcionamiento

 

Las agrupaciones deben ser el eje sobre el que gire la vida política del Partido.

 

El ingreso en el partido se solicitará directamente a la agrupación donde se va a militar, cuyo pleno deberá dar aprobación al mismo. Una vez ingresado en el partido se recibirá la formación adecuada y se efectuará la cotización, por los medios aprobados en los estatutos, ante la misma agrupación.

 

Deberá propiciarse la máxima participación de todos los militantes en todas las tareas del Partido; para ello se crearán comisiones de trabajo abiertas alrededor de todas las responsabilidades y secretarías, así como de temas de interés que se estime conveniente.

 

Todas las agrupaciones deben realizar un esfuerzo financiero e intentar dotarse de los medios materiales necesarios para realizar su trabajo (fax, ordenador, fotocopiadora, acceso a internet, etc).

 

Todas las agrupaciones intentarán editar una publicación propia que, aparte de servir para relacionarse en su ámbito, también sirva para impulsar el debate interno y la formación. De no ser posible, intentarán colaborar con otras agrupaciones próximas.

 

En todas las agrupaciones donde sea posible se crearán colectivos de jóvenes comunistas.

 

Se crearán foros abiertos de debate ante situaciones concretas Los militantes de las agrupaciones sectoriales podrán y deberán colaborar con las agrupaciones territoriales de los lugares donde viven o de donde realizan su trabajo militante y recíprocamente.

 

Cualquier agrupación podrá realizar actos conjuntos con otras agrupaciones con el solo deber de que su comité lo comunique al Comité Central.

 

Cualquier agrupación podrá entablar en su ámbito las relaciones con otras fuerzas políticas o sociales que estime oportunas para el cumplimiento de los objetivos del PCM.

 

En todas las agrupaciones que compartan local con Izquierda Unida se establecerá un protocolo financiero sobre los ingresos y los gastos.

3.2 Los Plenos de Agrupación.

Se convocarán plenos cada dos meses como mínimo, tendiendo a la periodicidad mensual. Serán responsables del cumplimiento de esta obligación tanto el Comité de la agrupación como el responsable de organización del PCM.

 

En los plenos de Agrupación se discutirán obligatoriamente los documentos del PCE y del PCM y el desarrollo y cumplimiento de los planes de trabajo establecidos hasta ese momento por las distintas Secretarías que se hayan creado en la Agrupación.

 

El Comité de la agrupación deberá convocar el Pleno a petición por escrito de un 10% de los afiliados, los cuales establecerán en la petición la fecha y el orden del día. En caso de negativa o inhibición del Comité, los solicitantes podrán convocar el Pleno directamente con la sola obligación de comunicarlo simultáneamente a la Secretaría de Organización del Comité Central.

 

En todas las Agrupaciones se crearán obligatoriamente las Secretarías de Formación, Mundo del Trabajo y Movimientos Sociales y Antiglobalización.

 

Todas las votaciones se realizarán previo debate de la cuestión a decidir y siempre a la conclusión del mismo y no durante su desarrollo o en días posteriores.

 

Los plenos serán abiertos, salvo los casos en que la propia agrupación apruebe explícitamente lo contrario mediante resolución motivada que constará en acta.

El responsable de organización levantará acta de todos los plenos. Cualquier militante tiene derecho a hacer constar en acta lo que estime oportuno. El borrador del acta se remitirá a todos los militantes conjuntamente con la convocatoria del siguiente pleno, en el que su aprobación o modificación constituirá el primer punto del orden del día. El acta definitiva estará a disposición de todos los militantes.

 

3.3 Los Comités.

 

El número de sus miembros responderá a las necesidades reales de cada Agrupación y será fijado por el Pleno de la misma. Para que pueda procederse a la elección de un Comité, este punto debe constar en el orden del día remitido para la convocatoria del Pleno.

 

Para la elección de sus miembros se intentará elaborar una lista de consenso basada en criterios políticos. De no lograrse, la elección se realizará por medio de listas cerradas y reparto proporcional. Si sólo hay una lista, se considerará válida la elección si recibe la mayoría simple de los asistentes. La votación será secreta en todo caso.

 

El Comité ineludiblemente cumplirá con:

· Plazos de convocatoria.

· Publicidad de censos.

· Balance de gestión anual.

· Actas.

· Control de cotizaciones.

· Bajas por impago tras un año sin pagar, tras los requerimientos e informaciones preceptivas a los interesados y a la Dirección.

 

3.4 Los órganos superiores de dirección

 

3.4.1 El Comité Central:

 

Se reunirá al menos una vez al mes y siempre que lo solicite un tercio de sus miembros.

 

En un plazo no superior a los tres meses siguientes a la celebración del Congreso el Comité Central elaborará su propio reglamento de funcionamiento. Dicho reglamento se hará público para que pueda ser conocido por todos los militantes y entre otras cosas incluirá una definición clara de quiénes y cómo pueden presentar propuestas.

 

Para evitar la instrumentalización de las situaciones coyunturales de cada momento se redactará un Reglamento básico general sobre el desarrollo de los Congresos y Conferencias.

 

El Responsable de organización del PCM levantará acta de todas las reuniones del Comité. Dichas actas, una vez leídas y aprobadas en la reunión posterior, se harán públicas para que todos los militantes puedan conocer los debates mantenidos en el seno del Comité.

 

La Secretaría de Organización estará obligada a tener al día el estado de las cotizaciones y los censos. Los censos serán públicos y estarán a disposición de cualquier militante, Agrupación u órgano de dirección que desee consultarlos. La obstaculización de esta norma por parte de cualquier militante o dirigente será considerada una falta grave.

 

El Comité Central apoyará con todos los medios (humanos, económicos y materiales) la modernización de las agrupaciones y la puesta en marcha de sus publicaciones.

 

Se mantendrá un entramado burocrático-administrativo reducido y ajustado a las necesidades económicas del partido.

 

En caso de que se debiera contratar personal técnico o administrativo, la oferta de empleo se publicará con suficiente antelación en los medios de comunicación del partido y se comunicará a todas las agrupaciones, responsabilizándose de su publicidad tanto el responsable de organización del PCM como los responsables de organización de las agrupaciones.

 

Cualquier escrito o petición dirigida al Comité Central deberá ser contestada públicamente en el plazo máximo de un mes.

 

 

3.4.2 La Comisión Permanente:

 

Rendirá cuentas de su actividad en todas las reuniones del Comité Central.

 

No podrá tomar decisiones de carácter organizativo ni sancionador.

 

 

 

E) ESTATUTOS

 

1.- Artículo 2.1. Supresión de párrafos cuarto y quinto.

 

2.- Artículo 18. Suprimir el apartado (a) del punto 1, referido a los miembros del Comité Ejecutivo como delegados natos en el Congreso del PCM, incorporando, en todo caso, la necesidad de que asistan al Congreso como invitados.

 

3.- Artículo 19. Supresión del siguiente párrafo:

"La desvinculación de IU-CM por parte de un militante o colectivo del PCM ocasionará la apertura de un expediente informativo y su consecuente resolución, de acuerdo con los presentes estatutos y con los del PCE".

 


 


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