CUBA SOCIALISTA 

CUBA ES SOBREVIVIENTE 11/9
POR FRANCISCO FORTEZA

LA HABANA, 9 SEPTIEMBRE (WORLD DATA SERVICE).- El gobierno cubano fue probablemente el primero en el mundo en ofrecerle ayuda al de Estados Unidos el aciago 11 de septiembre de 2001 cuando la confusión reinaba en Washington tras los ataques terroristas, pero ello no sirvió de nada para que la Isla pudiera evitar las secuelas, tanto políticas como económicas, de la sangrienta jornada.
La primera oferta de auxilio de La Habana a la Casa Blanca fue la de poner a disposición de los norteamericanos un aeropuerto en el occidente del país caribeño para que los aviones comerciales estadounidenses pudieran aterrizar sin peligro mientras se reorganizaba el tránsito aéreo.
Otra propuesta cubana fue la de ofrecer ayuda médica para enfrentar el desastre humano causado por los ataques.
En cambio, la administración norteamericana del presidente George W. Bush desestimó esos gestos y meses después culpó incluso a las autoridades cubanas de "no ser sinceras" en su repudio al terrorismo.
Bush entonces prometió redoblar el bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba por cuatro décadas, reiteró la inclusión de la Isla en una "lista negra" estadounidense de "países terroristas o que colaboran con terroristas", y redobló su retórica anticubana desempolvando promesas presidenciales de visitar alguna vez una Ciudad de La Habana "libre" de Fidel Castro.
Hasta hoy las tensiones entre La Habana y Washington permanecen quizá más altas que en cualquier otro momento del conflicto bilateral sostenido durante 40 años por los dos países. Como en la lejana Crisis de los Cohetes de Octubre en 1962 se ha vuelto a hablar incluso en medios oficiales norteamericanos de "resolver" por la violencia militar "el problema cubano".
En el campo económico Cuba también sufrió los rigores de los ataques que derribaron las Torres Gemelas, golpearon al Pentágono y amenazaron incluso la Casa Blanca.
En el momento en el cual los aviones secuestrados impactaron sus objetivos, la industria turística cubana -la principal de la economía nacional- se disponía a recibir, en 2001, a dos millones de vacacionistas extranjeros.
La cifra, que es como una frontera económica que debe ser alcanzada, aún no se logró.
La razón fundamental es que a causa de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 muchos turistas a nivel planetario dejaron de tomar aviones o cambiaron sus itinerarios de descanso a regiones lejanas a Estados Unidos.
Tras los ataques muchos hoteles cubanos fueron cerrados temporalmente o sus capacidades reducidas. Miles de empleados fueron enviados a sus casas con parte de sus salarios y en espera de mejores épocas.
De acuerdo con estadísticas oficiales publicadas por la prensa cubana fueron cerradas 20 instalaciones hoteleras, y unos 10 mil trabajadores despedidos, aunque fueron a la calle sino reorientados a otras ramas productivas, tal como es política en Cuba.
El turismo que viene de fuera genera para la Isla como promedio cerca de dos mil millones de dólares al año.
Para 2003 el sector cubano del turismo espera acercarse a la cifra de dos millones de vacacionistas extranjeros atendidos, después de aplicar durante dos años nuevos programas de atención y de demostrar que la Isla sigue siendo un destino tranquilo.
En términos de comercio exterior, el "reajuste" de Cuba a las condiciones del mercado posterior al 11/9 fue quizá mucho más difícil que para cualquier otra nación, salvo las invadidas por Estados Unidos -Afganistán e Iraq- con motivo de la denominada lucha antiterrorista lanzada por la administración republicana de Bush.
En el lapso la Unión Europea, por ejemplo, se unió francamente a la conducta norteamericana en relación con la Isla del Caribe.
El bloque del viejo continente justificó su actitud a partir de su rechazo a lo que denominó como violaciones de los derechos humanos en el país caribeño, pero La Habana llamó la atención sobre la querella Europa-EEUU con motivo de la guerra en Iraq y la necesidad de las naciones europeas de mejorar a toda costa sus relaciones con Washington.
Cuba, y eso es evidente, ha tenido que redefinir como cualquier otro país sus tendencias económicas internas y externas a las condiciones planetarias después del sangriento ataque terrorista en Estados Unidos, un proceso lento, difícil y que ahora logra sus resultados.
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