! por Silvia Isabel Gámez
Ciudad de México - Considerado el autor vivo más publicado de su
país, dice admirar a Fidel Castro aun cuando pueda equivocarse.
Así se define Miguel Barnet tras cumplir 43 años
voluntariamente inmerso "en un proceso revolucionario que
aporta sabores y sinsabores". (Miguel Barnet obtuvo el Premio
Nacional de Literatura en 1994).
"Lo importante, como decía André Gide, es 'saber vivir
entre el júbilo y la contradicción' para hacer de nosotros seres
sobresaltados edificando la utopía, a la que nunca renunciaré",
afirma el escritor desde La Habana, un día antes de viajar a
Guadalajara para participar en la Feria Internacional del Libro,
que se inaugura hoy con Cuba como país invitado.
Poeta, etnólogo, ensayista y novelista, la formación antropológica
de Barnet (La Habana, 1940) ha definido sus preocupaciones
extraliterarias, donde la búsqueda estética va unida a un
rescate de la memoria y de las raíces cubanas.
"La Revolución tuvo s! iempre para mí un significado muy
profundo, al no ser yo nunca una persona con espíritu aventurero,
sino un intelectual consciente de las necesidades vitales de mi país.
Pienso que la Revolución, como fenómeno genérico, es algo
moldeable y siempre en fase de perfeccionamiento".
Premio Nacional de Literatura en 1994, Barnet es miembro
fundador de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba,
de la que actualmente es vicepresidente, y de la Academia de
Ciencias de Cuba. En 1995 creó la Fundación Fernando Ortiz, una
institución no gubernamental dedicada al rescate de los valores
de la cultura cubana, que desde entonces preside.
Vivir en una isla provoca una sensación de aislamiento, ¿la
literatura le ha permitido vencerla?
Una isla es una isla, como una rosa es una rosa. Sólo quien
tenga una verdadera vocación de universalidad podrá vencer este
aislamiento. Yo siempre he vivido en el centro del mundo sin
chovinismos ni nacionalismos bastardos. Decir que la literatur! a
haya sido una salvación resulta exagerado, más bien una pedantería.
Aprendí de grandes maestros como Fernando Ortiz, José Lezama
Lima, Nicolás Guillén y Alejo Carpentier, quienes siendo isleños
fueron transgresores radicales de cualquier círculo vicioso.
¿Qué significa para usted ser el escritor vivo más publicado
dentro y fuera de Cuba?
No estoy seguro de que sea cierta esa afirmación. Pero si lo
fuera, no ha cambiado nada en mi vida. Todos los días salgo a
regar mi pequeño jardín en el suave verano de Cuba, en short y
sin camisa, y lo que más placer me da es ver cómo mis perros
chihuahua comen con deleite lo que les pongo en el plato.
¿De qué se nutre esa "mirada cubana" que Fernández
Retamar atribuye a su poesía?
Se nutre de esa esencia graciosa y dramática, sensual y
profunda que es Cuba. Nunca olvido un verso de José Lezama Lima
en que decía "que vivir aquí era una fiesta
innombrable".
Ha dedicado poemas a figuras revolucionarias, a creadores y
amigos, ¿busc! a hacerlos reencarnar en sus versos?
La poesía tiene la facultad de reencarnarlo todo y también de
asesinarlo todo. La poesía es imponderable. Es la única verdad.
En El oficio escribe: "No lo digas todo en el poema".
¿De qué están hechos sus silencios, de qué sus omisiones?
De silencios y omisiones que jamás voy a revelar. Sólo el
misterio nos hace vivir. Sólo el misterio.
¿Mantiene opiniones divergentes sobre Fidel Castro y su
gobierno?
Admiro a Fidel Castro aun cuando pueda equivocarse. Su obra es
tan grande que interpretarla va a requerir siglos.
En sus numerosos viajes al extranjero, ¿llega a ser duro
legitimar un régimen que es constantemente cuestionado?
Usted habla de un régimen. Permítame decirle, con todo
respeto, que yo vivo en una Revolución y tengo argumentos
suficientes para defenderla y amarla.
¿Ha cambiado su posición ideológica con los años?
Básicamente no, pero me he vuelto más flexible, más
comprensivo. He odiado siempre el dogmatismo y to! do tipo de
extremismos. Quiero vivir en un mundo de diversidad y tolerancia.
Para un hombre que prefiere las palabras a las imágenes, ¿es
duro vivir en una época donde impera lo visual?
Sí, soy un antiguo. Si los griegos vivieron sin el cine, por
qué yo no. No me convence que me pongan a Ulises en el rostro de
Kirk Douglas y a Cleopatra en el de Elizabeth Taylor. El cosmético
degrada.
Su estudio de los ritos afrocubanos, ¿le ha hecho dar una
mayor importancia a los sueños?
Estudio los cultos afrocubanos, no los sueños. Jamás un sueño
me ha revelado nada, todo lo contrario: cuando he soñado que una
persona ha muerto, al poco tiempo la he visto más rebosante de
salud. Los sueños como las pesadillas dependen de lo que uno
come. Una recomendación: Soñadores, beban jugo de naranja y
coman gelatina.
¿Qué futuro le desea a Cuba? "A Cuba sólo le deseo el
futuro".