Documentos del militante

Quedáis convocadas/os al Pleno que tendrá lugar el próximo 8 de junio de 2004 a las 18,30 horas (6 y media de la tarde) en el CAUM, Plaza Tirso de Molina Nº 8. Con el siguiente 

ORDEN DEL DÍA: 

1. Los comunistas e IU.

Para el debate os adjuntamos el documento que ha presentado la Coordinadora de Corriente Roja para el encuentro estatal y una de las aportaciones que se han presentado para el debate. El lunes 7 por la noche os adjuntaré la parte del guión que se presentó en el último plenario en la que se hablaba del tema.

OPINIONES SOBRE EL DOCUMENTO "CORRIENTE ROJA ANTE LA NUEVA SITUACIÓN POLÍTICA"


Un grupo de compañeros y compañeras que participamos en la actividad y los debates de Corriente Roja queremos expresar nuestra opinión acerca del documento que la coordinadora estatal aprobó el pasado 4 de abril. No pretendemos ni obstaculizar ni condicionar la discusión que ya se está desarrollando en los núcleos de Corriente Roja. Tampoco deseamos provocar ningún artificial alineamiento político. Nos sentimos partícipes del proyecto de Corriente Roja y compartimos su declaración de principios y, en ese marco, ofrecemos nuestra aportación a un debate que ya es público por explícito deseo de la coordinadora estatal, y lo hacemos de manera leal. Nuestra aportación no tiene más valor, y tampoco menos, que ser la expresión de la opinión de quienes la suscribimos, e invitamos a otros compañeros y compañeras a que se sumen a ella o la critiquen con absoluta sinceridad y libertad.
Naturalmente que nuestra discrepancia no es con la totalidad del documento de Corriente Roja, sino fundamentalmente con sus conclusiones, en especial con su propuesta de salida de IU. En la parte inicial del texto, la de análisis, el grado de coincidencia es elevado, como no podía ser de otra manera.
Compartimos a grandes rasgos la evaluación que se realiza de la derrota electoral del PP. Estamos de acuerdo con la idea de que fue la movilización ciudadana la que derribó al reaccionario gobierno de Aznar, y también nos parece correcta la caracterización del gobierno del PSOE como un gobierno de corte neoliberal, como demuestra que haya situado al frente del área económica a Pedro Solbes, su regresiva propuesta de reforma fiscal, su anuncio de nueva contrarreforma laboral -ya saludada favorablemente por Fidalgo en el último congreso de CC.OO- y el compromiso adquirido públicamente por Zapatero con el proyecto de Constitución europea. Lo mismo cabe decir respecto a su retirada de las tropas de Iraq, que es un logro de la movilización popular, pero que coincide con el envío de más tropas a Afganistán y con el mantenimiento de los compromisos del Estado español con la OTAN y con las líneas maestras de la política imperialista norteamericana. 
Quizá sería bueno, no obstante, que el documento de la coordinadora estatal emplease un lenguaje algo menos categórico; más que la más exacta caracterización del gobierno socialista importa que los trabajadores y trabajadoras españoles lo vayan entendiendo por su propia experiencia y vayan volcando su respaldo a una izquierda consecuente. Pero por ello sí compartimos la conclusión final del primer epígrafe del documento de que inclinar la balanza en favor de los trabajadores dependerá de la lucha social y de la organización de "una izquierda resuelta a luchar y a apoyarse en la movilización".
Suscribimos la denuncia que el documento hace de la degradación y descomposición de Izquierda Unida, denuncia que ya se contenía en la declaración de principios de Corriente Roja aprobada en julio del año pasado. Es cierto que "el proceso de desnaturalización y destrucción del proyecto originario de IU viene de largo". Diríamos más. En realidad, "el proyecto originario de IU" jamás llegó a "naturalizarse", al menos de manera completa. 
Sin duda, IU tuvo su mejor momento cuando demostró su mayor grado de coherencia con un programa de izquierdas y cuando más estimuló la movilización social. Luchas como la de la ley de 35 horas, la oposición de IU ante la guerra de Iraq de 1991 o ante el Tratado de Maastricht, probaron que cuando se es consecuente se gana en fortaleza social y política. Y ello se logró a pesar del sistemático boicot ejercido contra IU desde el principio por el sector de derechas de la organización, tuviese éste la vestidura de "Nueva Izquierda" -la misma que hoy gobierna el Consejo Político Federal- o de "transversalidad" en Madrid, o cualquier otra. Un boicot frente al que la dirección siempre se mostró asombrosamente indulgente, en contraste con la dureza empleada con la crítica que le venía de la izquierda. 
Ahora bien, a pesar de sus avances, IU nunca fue capaz de convertirse en un verdadero movimiento político y social, nunca fue capaz de superar su fase de mera marca electoral para cubrir la crisis del PCE de la primera mitad de los ochenta. Sucesivas direcciones que no creían en realidad, en su inmensa mayoría, en un proyecto de transformación social fueron ahogando deliberadamente la fuerza de Izquierda Unida, en un proceso de paulatina moderación de los programas, aherrojamiento de las voces discrepantes, distanciamiento de la movilización social y anquilosamiento organizativo. Un hito esencial fue el pacto suscrito con el PSOE para las elecciones generales del 2000. Pero ya desde las municipales de 1995, cuando IU alcanzó en muchos ayuntamientos el poder político, se inició, en especial en federaciones como Madrid, el camino de los pactos con los socialistas a cualquier precio, y sin programa, las privatizaciones de servicios y la burocratización. 
Por cierto, el mérito de Julio Anguita en los avances de IU es indiscutible, pero la responsabilidad en la degradación también. Su respaldo a Gaspar Llamazares en la VI Asamblea Federal, quien ya entonces representaba al sector más derechizado de la organización, fue el capítulo final de una trayectoria política marcada por la honestidad personal, la coherencia... y la más terrible ingenuidad, cuando no la más completa incompetencia organizativa.
En cualquier caso, en todo lo anterior no creemos tener ninguna diferencia sustancial con el análisis realizado por la Coordinadora estatal de Corriente Roja. Pero sí discrepamos profundamente de las conclusiones contenidas en el epígrafe referido a lo que ha de hacer la propia Corriente Roja. 
Antes que nada es preciso aclarar que el documento formula una propuesta concreta y no una mera pregunta a los colectivos de base. La pregunta que se hace de si CR "como tal corriente interna debemos abandonar Izquierda Unida", lleva adosada la respuesta con anterioridad, al afirmar que "IU ha demostrado ser irrecuperable" y que "el proceso de desnaturalización política y de degradación organizativas ... es irreversible". Si esto último es cierto, la respuesta a la pregunta resulta obvia; donde no hay nada que hacer, no hay nada que hacer.
En el documento no se diferencia la dirección de IU de los militantes de base, en la medida en que a éstos últimos parece no tenérseles en cuenta en el análisis. No nos cabe ninguna duda acerca de las pocas posibilidades de cambiar nada en el Consejo Político Federal de IU, ni creemos que Corriente Roja pueda aliarse con ninguno de los sectores dirigentes enfrentados, ni el que respalda a Gaspar Llamazares ni el que se agrupa en torno a Paco Frutos, puesto que ambos han sido responsables de la actual situación de postración de IU. Pero, ¿no hay nada que hacer, absolutamente nada que hacer en las asambleas de base de la organización? ¿No existen militantes a los que ganar? ¿No cabe intervenir de ningún modo en los procesos políticos desatados en IU y en el PCE? ¿No tenemos nada que decir en los debates que han abierto por su cuenta organizaciones de base de IU? Corriente Roja es el único sector de Izquierda Unida que, con todos sus aciertos y equivocaciones, ha mantenido la coherencia siempre. Corriente Roja es la única que ha venido advirtiendo, desde hace años, concienzudamente, que IU se encaminaba a la catástrofe. Y, cuando los hechos nos dan la razón de forma tan clara, ¿nos marchamos? ¿No vamos a explicar? ¿no vamos a agitar en el interior de la organización? ¿no vamos a llamar a los militantes de base a la rebeldía frente a la miseria de una dirección que no sólo los lleva al desastre, sino que les niega de manera infame el derecho a expresarse en una Asamblea Extraordinaria? ¿No hay nada más que hacer en el interior de IU? ¿Nada más? 
El punto primero de la declaración de principios de Corriente Roja, tras definirla como una corriente interna de IU, expresaba sin ambages "nuestro anhelo de convertirnos en referencia política dentro y fuera de IU". De hecho, nuestra labor en la organización nunca nos ha impedido el trabajo en el exterior, el trabajo directo en la sociedad. Y hemos soportado duras arremetidas de las direcciones por ello, porque siempre creímos que el trabajo hacia afuera era esencial. Y ahora, salirnos, o transformarnos en una extraña "corriente externa" con influencia en el interior, ¿en qué mejora nuestra situación?
Porque ésta última es una de las mayores contradicciones del documento. No es posible abandonar IU sin que ello implique "la salida correspondiente de personas y asambleas". No tiene sentido que una decisión de tal envergadura solamente "afecte a la corriente estatal"; la corriente estatal está formada por las personas que integran las asambleas de base, fundamentalmente. Si Corriente Roja abandona IU, para conformar un "Bloque de izquierda anticapitalista" fuera de la misma, lo consecuente es que las personas que tomen esa decisión se marchen de IU. Lo contrario sería de una esquizofrenia incomprensible. Se pone en marcha un proceso político u otro, pero no se puede estar en todos los procesos al mismo tiempo y con la misma intensidad. Es más, se quiera o no se quiera, la conformación de un bloque político fuera de IU, por cuanto va a hacerse inevitablemente interviniendo sobre la misma base social de IU, de manera necesaria tiene que chocar con la militancia en IU y con organizaciones como el PCE o la UJCE, al contrario de lo que se afirma en el documento. Los procesos de escisión tienen una dinámica de enfrentamiento determinada bien conocida.
Pero la parte más débil del documento, a nuestro juicio, es la inexistencia de la menor concreción acerca de qué tipo de "bloque" se habrá de constituir. ¿Con quién? ¿con qué fuerza en los movimientos sociales? ¿con qué influencia en el movimiento obrero? La creación de un nuevo bloque político no se logra con el mero hecho de proclamar un programa nuevo, por muy revolucionario que sea. Si es cierto que muchas personas han abandonado desanimadas IU, si es verdad que muchos trabajadores y jóvenes salen a la calle sin encontrar una referencia política consecuentemente de izquierdas, ¿por qué van a organizarse con nosotros? ¿porque proclamamos que somos más revolucionarios que nadie? Este país tiene una larga historia de experiencias minoritarias fracasadas. ¿Cuáles son las nuevas condiciones que garantizan a ésta el éxito? Ni siquiera hemos llevado a cabo un primer balance autocrítico sobre nuestra labor de extensión en el interior de IU que nos permita concluir con rigor si están de verdad agotadas, o solamente no exploradas, todas las vías dentro de la organización. En cualquier caso, ¿no sería bueno tener un poco más claras las ideas sobre lo que se construirá fuera de IU antes de dar el paso irreversible -y éste sí que es irreversible- de salirse?
En suma, nos parece que la propuesta del documento de la Coordinadora estatal constituye en este momento un profundo error. Por ello, por todas las razones que hemos dado, lo expresamos públicamente y así lo explicaremos en los debates de los núcleos de Corriente Roja. Esperamos que nuestra opinión, al igual que pide el documento de la Coordinadora estatal para sí, tampoco se descontextualice. Nuestra discrepancia, en un punto esencial de la estrategia, no elimina que sigamos sintiéndonos partícipes de Corriente Roja y que nos reafirmemos en que nos une mucho más de lo que nos separa con los compañeros y compañeras que hacen la propuesta, aunque ésta nos parezca equivocada. Confiamos en que el debate se resolverá con un acuerdo de fondo que nos permita continuar trabajando juntos, porque compartimos en sustancia los mismos anhelos y el mismo proyecto de emancipación.

Sofía García Hortelano 
Ricardo Rodríguez
Manuel Martínez Llaneza
Bárbara Areal
Juan Ignacio Ramos
Esther de Ana
Ana Martínez
Felicita Velázquez
Antonio Pérez
Bonifacio Perales
Anabel Segado
Francisco Rafael González
Sagrario Losada
Carmen Sanjosé
Jaime Baquero
Antonio Jimeno
Xaquín García Sinde (Galicia)


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