Investigación realizada por Izquierda Unida
sobre La participación de España y de EE.UU en el golpe
de Estado de Venezuela
José Manuel Fernández, Asesor parlamentario de IU /
24/05/02
Refiriéndose al frustrado golpe de estado contra el
presidente Hugo Chávez, un periodista acuñó una frase
certera: "¡qué olor a hamburguesa, jabugo y petróleo!".
Obviamente, sabía de qué hablaba: de la participación de
funcionarios estadounidenses y españoles en la conspiración
encabezada por el líder de la patronal, Pedro Carmona.
Fue un golpe de estado cívico-militar clásico, de factura
estadounidense. Un golpe oligárquico y de ultraderecha, de la
Santa Alianza: la espada y el poder del dinero. Con el "cuarto
poder", la prensa y la televisión, legitimando y participando
en la conjura. Si en retrospectiva hacemos un paralelismo con
el golpe de estado contra Salvador Allende en Chile,
admitida como fue la participación de la CIA, vemos una
similitud pasmosa. Lo nuevo es que, en este caso, el gobierno
de Aznar se ha sumado a la misma estrategia.
Izquierda
Unida, única fuerza parlamentaria que condenó el golpe de
estado desde el primer momento, ha iniciado una investigación
sobre el apoyo prestado al golpe por el gobierno español. Su
Coordinador General, Gaspar Llamazares, interpeló al
presidente Aznar en la sesión de control inmediatamente
posterior al golpe y solicitó la comparecencia del ministro de
Asuntos Exteriores, Josep Piqué, ante la comisión
parlamentaria correspondiente.
El golpe
fracasó, sí, como fracasó la invasión en la Bahía de los
Cochinos, en Cuba. Pero volverán a intentarlo. La razón es
sencilla: los verdaderos amos de la conspiración teledirigida
están en Washington y siguen pidiendo la cabeza de
Chávez, pues hay que escarmentar al rebelde. De ahí la
importancia de conocer a fondo los engranajes que siguen en
movimiento.
Con
independencia de las conclusiones a que llegue la Comisión
especial de investigación creada por la Asamblea Nacional
venezolana, y presidida por Edgar Zambrano, y por el
Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU, el presente
documento sintetiza las primeras conclusiones de la
investigación realizada por IU. Los hechos descritos son un
espejo en el que todos deben mirarse.
El
gobierno español prestó su apoyo al golpe España y
EE.UU han reconocido que mantuvieron contacto continuo y una
estrecha coordinación durante el golpe. El 13 de abril, el
embajador de España en Caracas, Manuel Viturro de la
Torre (1), junto al embajador de EE.UU., Charles S.
Schapiro, acudieron juntos para entrevistarse
personalmente con el golpista Pedro Carmona, presidente
del "gobierno provisional", después que éste disolviera la
Asamblea y las principales instituciones. Fueron los únicos
diplomáticos que se entrevistaron con Carmona. Viturro y
Schapiro mantuvieron múltiples encuentros en los días
anteriores al golpe. De esta reunión sólo se tuvo conocimiento
por un desliz del corresponsal de Radio Nacional de España en
Caracas y por unas declaraciones del presidente de la Asamblea
Nacional venezolana, William Tarek Saab, pero no hubo
confirmación o desmentido alguno por parte del ministerio
español de Exteriores.
España y
los EE.UU. emitieron el 12 de abril una declaración conjunta
(2) en la que afirman textualmente que "Los gobiernos de
Estados Unidos y de España, en el marco de su diálogo político
reforzado, siguen los acontecimientos que se desarrollan en
Venezuela con gran interés y preocupación, y en contacto
continuo". Los dos gobiernos "declaran su rechazo a los actos
de violencia que han causado una cantidad de víctimas",
"expresan su pleno respaldo y solidaridad con el pueblo de
Venezuela" y "expresan su deseo de que la excepcional
situación que experimenta Venezuela conduzca en el plazo más
breve a la normalización democrática plena".
La
semántica empleada en la declaración sirve de justificación al
golpe, de comprensión y de apoyo a los golpistas. Es la
diplomacia del estado de excepción.
El mismo
día 12, 1h50' después de la rueda de prensa improvisada en la
que Carmona anunciaba su intención de tomar el poder, y
5h 39' antes de que prestara juramento, la Presidencia
española de la UE - anteponiendo sus afinidades con los
golpistas a los principios democráticos de los que la UE se
reclama- emitió una imprudente declaración oficial en la que
"manifiesta su confianza en el gobierno de transición en
cuanto al respeto de los valores e instituciones democráticos,
con el fin de superar la crisis actual". Hay que señalar
que este comunicado, redactado bajo la responsabilidad de
Piqué por su Departamento de Iberoamérica, fue enviado por el
sistema de telegramas cifrados de consulta política interna de
la UE (COREU), en francés o en inglés, a los respectivos
departamentos competentes de los restantes estados miembros de
la UE, sin tiempo para su aprobación por los ministros de
Asuntos Exteriores correspondientes. Por ello, la
responsabilidad de esa declaración es fundamentalmente
española. Señalemos también que, como consecuencia del vuelco
de la situación, los socios comunitarios reaccionaron pidiendo
prudencia y esta declaración nunca fue publicada oficialmente
en las demás lenguas de la UE, como es obligatorio en estos
casos. El texto tan sólo permanece en la web de la presidencia
española como incómodo testigo de su posición.
Esta
declaración de apoyo a los golpistas contrasta con las
posiciones de condena emitidas por la OEA (pese a las
presiones del embajador de EE.UU, Roger Noriega) y del
Grupo de Río.
El
Ministro de Exteriores de España no rectificó nunca esta
declaración en términos diplomáticos. El 13 de abril, Josep
Piqué afirmaba en declaraciones recogidas por ABC y El
Mundo que "la situación de Venezuela con Chávez era
insostenible, cada vez con menos apoyos populares". Tan
solo a primeras horas del 14 de abril hizo unas declaraciones
a Radio Nacional de España que fueron reproducidas por el
diario El Mundo, en las que aclaraba que "no es posible
distinguir entre golpes de estado que puedan ser buenos o que
puedan ser malos". Una vez repuesto el presidente
Chávez, la primera reacción de Piqué fue la de
pedir que se "garantice la libertad de prensa". También
añadió que "los nuevos responsables en Venezuela deben
saber que la comunidad internacional puede estar en
disposición de prestarles toda su solidaridad en este difícil
trance, pero tienen que hacer las cosas con el máximo rigor y
responsabilidad posible". Es decir, puro malabarismo y
declaraciones ambiguas que no esconden ni hacen olvidar el
apoyo del gobierno del PP al golpe de estado.
El
presidente del Gobierno español, José María Aznar,
mantuvo el 12 de abril una conversación telefónica con
Pedro Carmona, poniéndose a su disposición, y -según
afirma Aznar- solicitándole la vuelta a la
institucionalidad democrática en el período más breve posible.
En ningún momento, Aznar condenó el golpe de estado.
Aznar afirma que fue Carmona quien le llamó. Sin
embargo, Carmona, en una entrevista concedida al diario
El País, contesta a esta pregunta con una evasiva ("Poco
importa quien llamó"), lo que induce a pensar que fue
Aznar quien le llamó. El presidente del Gobierno
español lo ha desmentido. Pero La Moncloa aún no ha dado a
conocer los contenidos literales de la
conversación.
En un
artículo de opinión publicado el domingo 14 de abril en el
diario El Mundo por el portavoz del Partido Popular en la
Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados,
Gustavo de Aristegui, afirma que "la política
exterior chavista era cada vez más errática y desafiante.
Algunos países, como el nuestro, hicieron muy loables
esfuerzos para encauzar tanta irresponsabilidad política. El
Gobierno español hizo lo que debía, tratar de encauzar los
desmanes del presidente de un país clave en la región y para
nuestros intereses económicos y consulares. Lo irresponsable
habría sido no intentarlo".
El
viaje de Pedro Carmona a Madrid En los días que
precedieron al golpe, Pedro Carmona viajó a Madrid en
la primera semana de abril, para atender un programa de
reuniones con la Confederación de Organizaciones Empresariales
Españolas (CEOE), en su calidad de presidente de la patronal
venezolana, Fedecámaras.
El martes
9 de abril tenía concertada una reunión oficial con el
Ministro de Exteriores de España, Josep Piqué, en la
sede del Ministerio, que fue cancelada por Carmona para
regresar a Caracas y ponerse al frente del golpe.
Según lo
publicado el 29 de abril por la revista Cambio 16, según
fuentes de gran solvencia, "en la Administración española
fueron muy receptivos cuando el líder empresarial visitó
Madrid como futuro presidente de Venezuela. Fue atendido por
funcionarios de alto rango y, posiblemente, se reunió también
con especialistas en operaciones de inteligencia política, con
experiencia en otros países Iberoamericanos". Entre sus
interlocutores, la revista señala a "altos funcionarios del
Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Presidencia del
Gobierno".
Carmona estaba tan seguro de su futuro
inmediato, que se tomó medidas y encargó en una sastrería de
efectos militares de Madrid la banda presidencial que se llevó
en la maleta para lucirla en su jura el 12 de abril a las
17h25 en el salón Ayacucho del Palacio Miraflores. Este fajín
fue encontrado allí, tras la fuga de Carmona, y figura
entre las pruebas a su cargo.
En este
acto, el procurador general designado por Carmona, Daniel
Romero, leyó el decreto de constitución del gobierno, el
cese de la Asamblea Nacional y la destitución de los
magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, fiscal y
contralor generales, defensor del pueblo y miembros del
Consejo Nacional Electoral. Esta disposición fue firmada,
entre otros estamentos, por el cardenal José Ignacio
Velazco y el primer vicepresidente de Fedecámaras,
Carlos Fernández, y por la Banca, Ignacio
Salvatierra.
El
embajador y el CESID Según el diputado venezolano
Nicolás Maduro, en declaraciones a una cadena de
televisión caraqueña, la Administración española y el Gobierno
Aznar estuvieron involucrados, apoyando políticamente el golpe
de Estado y asesorando a los grupos golpistas.
El
embajador de España en Caracas, Manuel Viturro de la
Torre (1) mantuvo frecuentes contactos con Pedro
Carmona, con los dirigentes de COPEI y, sobre todo, con el
embajador estadounidense Charles S. Schapiro.
El
embajador de España, como jefe de misión, tiene obligación de
conocer los informes de la antena del CESID (ahora Centro
Nacional de Inteligencia, CNI) en Caracas. Los agentes
encargados de los contactos están vinculados al antiguo equipo
del dirigente del CESID Jesús Calderón ("grupo
Calderón"). Son residentes en Caracas con la cobertura de
agregados consulares. Según afirma la revista española Cambio
16, durante su reciente estancia en Madrid a principios de
abril Pedro Carmona mantuvo contactos con agentes del
CESID.
El
domingo 21 de abril, Viturro reunió en la Embajada a
todo el personal español de alto rango para dejar en claro la
estrategia a seguir en adelante: insistir por todos los medios
en la necesidad de que Chávez convoque un referéndum
para modificar la Constitución y adelantar las elecciones con
el fin de desalojar a Chávez. Exactamente el mismo
mensaje lanzado por Schapiro a los periodistas
angloparlantes acreditados en Venezuela.
La
antena en Madrid Una fuente digna de crédito, situada
en la cumbre del consejo nacional de seguridad de Venezuela,
declaró que el general Raúl Salazar, ex embajador de
Venezuela en Madrid hasta el 11 de abril, era el "coordinador
internacional" del golpe. Salazar tiene fama de ser un
"hombre de Washington" y la fuente afirma que es agente de la
CIA desde que era capitán. La fuente añade que la esposa del
general Salazar estaba "estudiando" en el Consejo
Superior de la Defensa en Madrid.
Las
directrices de Washington El cuarto documento de Santa
Fe, que marca la política exterior del presidente Bush,
los enemigos de los EEUU en Latinoamérica son principalmente
el "eje Cuba, Venezuela y la guerrilla colombiana". En
febrero de este año, el director de la CIA, George
Tenet, lo expresó claramente ante el Comité de
Inteligencia del Senado: "estoy particularmente preocupado
por Venezuela, nuestro tercer suministrador de petróleo".
En una nota publicada en febrero por el Washington Post, un
funcionario del Departamento de Estado pronosticó que
Venezuela está "en una posición precaria y peligrosa",
y que "si Chávez no arregla las cosas pronto, no terminará
su mandato". La Casa Blanca estaba (y está) decidida a
derrocar al presidente Chávez, no sólo por su política
económica, que amenazaba los intereses estadounidenses
-fundamentalmente el petróleo- sino también por sus críticas a
la guerra de Afganistán y su oposición al Plan Colombia y al
Acuerdo de Libre Comercio Americano (ALCA).
El propio
Chávez había sido avisado de la gestación del golpe por
el secretario general de la OPEP, el venezolano Ali
Rodríguez, quien, en llamada telefónica desde la sede de
la OPEP en Viena, le dijo que el golpe se iniciaría a partir
de la huelga general del 9 de abril, por instigación de los
EE.UU, temerosos de que Venezuela apoyara la idea de un
embargo a la producción de petróleo, en protesta contra la
operación militar desencadenada por Israel en Palestina. Tras
el fracaso del golpe, Chávez nombró a Alí
Rodriguez al frente de Petróleos de Venezuela S.A.
Las
autoridades venezolanas han confirmado que dos jefes militares
estadounidenses, el teniente coronel James Rodger y el
coronel Ronald McCammon, secundaron y asesoraron a los
generales alzados contra Chávez, desde el quinto piso de la
Comandancia del Ejército venezolano, donde habían sido
instalados y donde permanecieron hasta el fracaso del golpe.
Según declaraciones del diputado Roger Rondón, en la
noche del golpe ambos militares estaban en el fuerte Tiuna,
junto a los cabecillas militares de la intentona.
Rodger es un especialista en golpes militares. Según
declaraciones al periódico londinense The Guardian realizadas
el lunes 29 de abril por Wayne Madsen, ex agente de los
servicios secretos de la marina estadounidense, la Marina de
EE.UU ayudó a los golpistas con información secreta. Según
Madsen, "el coronel Rodger, asesor militar destacado
en la embajada de EE.UU en Caracas, se fue allí en junio
pasado para preparar el terreno". McCammon, oficial
de inteligencia, jugó un papel decisivo. El 13 de abril, tres
naves estadounidenses, cuya actividad está siendo investigada
por el gobierno de Venezuela, navegaron en aguas venezolanas
sin autorización, cerca de La Orchila (3). Según la Marina de
EE.UU, los barcos estaban allí para "evacuar a los
ciudadanos estadounidenses si la situación en el país así lo
requería". El avión en el que los golpistas querían sacar
a Chávez desde la isla de La Orchila pertenecía al
banquero de origen paraguayo Víctor Gil (TotalBank).
Según personal de la aeronave matriculada en EE.UU, el plan de
vuelo tenía por destino a Puerto Rico, territorio
estadounidense.
Entre la
noche del viernes 12 y el mediodía del sábado 13 se produjeron
numerosas llamadas entre Washington y Caracas. Desde el
Departamento de Estado y el Pentágono se impartían directrices
a Carmona por el embajador Schapiro y al general
golpista Efraín Vásquez y a los mandos castrenses por
el coronel Harkins, asentado en la delegación de EE.UU en
Caracas. En particular, se aconsejaba a Carmona que
anunciara la convocatoria de elecciones en el plazo de un año
("trescientos sesenta y cinco días", deletreó
Carmona), con el fin de cumplir con la Carta
Democrática de la OEA y que cesara al Representante Permanente
de Venezuela ante la OEA, Jorge Varela.
La
agencia privada de inteligencia estadounidense, Stratfor, -
que algunos vinculan con la extrema derecha- ha comprometido a
la CIA en la preparación del golpe, y asigna la
responsabilidad de dirección política al subsecretario de
Asuntos Americanos, Otto Reich, ex embajador en
Caracas, un viejo halcón ligado a la CIA, ya implicado en los
escándalos Irangate-Contra y vinculado a las redes cubanas
anticastristas de Miami. El encargado para América Latina del
Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John
Maisto, también fue embajador en Caracas. Durante el
golpe, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer,
reconoció de inmediato al gobierno provisional de Carmona y
expresó su satisfacción por la (falsa) "renuncia" del
presidente Chávez. Un alto funcionario de la Administración
Bush afirmó que "la legitimidad democrática es algo que no
se basa solamente en una mayoría de votos"(4). En Wall
Street, Merrill Lynch anunció a los especuladores que
el panorama de inversiones en Venezuela "ya había
mejorado".
Hacía
tiempo que EE.UU presionaba a Chávez en defensa de sus
intereses. Entre el 5 y el 7 de noviembre de 2001 se celebró
un encuentro entre el Departamento de Estado, el Pentágono y
el Consejo de Seguridad Nacional para discutir "el problema"
de Venezuela, acusada de apoyar el terrorismo en Colombia,
Bolivia y Ecuador. En febrero Pedro Carmona se reunió
en la República Dominicana con el ex presidente Carlos
Andrés Pérez, el líder sindical de la CTV, Carlos
Ortega, varios diputados republicanos estadounidenses y el
ex asesor del Departamento de Estado Thor Halvvoresn. A
través del Fondo Nacional para la Democracia (National
Endowment for Democracy), la CIA envió mucho dinero a
entidades venezolanas opuestas al Gobierno, entre otras a los
dirigentes de la corrupta Confederación de Trabajadores de
Venezuela (CTV). Según el Washington Post (13 de abril) la CIA
patrocinó a través del International Republican
Institute numerosas visitas a Washington de opositores
políticos al presidente Chávez. En octubre de 2001, la Casa
Blanca llamó para consultas a su embajadora en Caracas,
Donna Hrinak, como respuesta a las críticas de Chávez
contra la guerra de Afganistán. Veinte días antes del golpe,
Donna Hrinak fue sustituida por Charles S.
Schapiro, un embajador más ducho en golpes militares, que
fue agregado militar en Chile durante el golpe a Salvador
Allende, agregado militar en El Salvador y en Nicaragua
durante la guerra sucia.
La
conexión "Opus Dei" Pedro Carmona es una persona
vinculada al Opus Dei. Muchos de los involucrados en el golpe
y varios miembros del "gobierno provisional" son miembros
numerarios del Opus. El más conocido es José Rodríguez
Iturbe, amigo personal de Aznar y ministro de
Asuntos Exteriores de Carmona, que reside en la misma sede del
Opus en Caracas. El golpe contó "in situ" con la bendición de
Baltasar Porras, presidente de la Conferencia
Episcopal, presente en la jura del usurpador junto al cardenal
Velázquez.
La
conexión democristiana Madrid es la capital
internacional de los socialcristianos del partido COPEI, cuyo
líder Eduardo Fernández, ex presidente de la
Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) se
encontraba en Madrid en los días anteriores al golpe y regresó
a Caracas vía Washington, donde -aparentemente- tenía una
reunión de la ODCA. Muchos dirigentes de COPEI y hombres de
negocios vinculados a Rafael Caldera figuraban en el
entorno de Carmona y están involucrados en el golpe. COPEI y
Aznar/PP tienen vínculos estrechos por su pertenencia a la
Internacional Demócrata Cristiana y la Fundación
Iberoamericana. La conexión democristiana del golpe tiene un
núcleo fuerte en el Opus Dei. COPEI y Primero Justicia fueron
los dos partidos de la oposición a Chávez directamente
implicados en el golpe. Recientemente, dos políticos de la
derecha venezolana y de la Internacional Demócrata Cristiana
que preside Aznar, José Rodríguez Iturbe
(miembro numerario del Opus Dei y ministro de Asuntos
Exteriores del "gobierno provisional" de Pedro Carmona), y
Eduardo Fernández (COPEI), realizaron una gira por
España, con el apoyo del embajador de Venezuela en Madrid. En
esta gira mantuvieron reuniones con la dirección del PP,
incluido su portavoz internacional, Gustavo de Arístegui.
La
conexión empresarial Fuentes de la patronal española
CEOE afirmaron el 13 de abril a Europa Press: "Acogemos su
nombramiento con agrado", en referencia a Pedro Carmona.
Pedro Carmona Estanga, el jefe civil del golpe, era
presidente de la patronal venezolana, Fedecámaras y dirigía,
entre otras compañías, Promotora Venoco y Química Venoco, al
servicio de su propietario, el golpista y mercader de armas,
Isaac Pérez Recao. Una alta fuente militar confió a la
agencia France Press lo que ya había publicado la prensa
local: que Isaac Pérez Recao había organizado un grupo
armado de extrema derecha, dirigido operativamente por el
contralmirante Carlos Molina Tamayo, que luego estuvo a
cargo de la Casa Militar de Carmona. Recao huyó en
helicóptero a Aruba una vez fracasado el golpe. Durante la
jura de Carmona, el personaje con cara y armamento de Rambo
que custodiaba personalmente a Carmona era Marcelo
Sarabia, un hombre de Recao vinculado con empresas de
seguridad que solía jactarse de pernoctar en el búnker de la
embajada estadounidense.
Varios
Bancos españoles están sólidamente instalados en Venezuela,
donde defienden ingentes inversiones e intereses. El juez de
la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, investiga
actualmente las contribuciones financieras a determinados
candidatos en la campaña electoral venezolana en 1998,
presuntamente realizadas por el BBVA, cuya filial es el Banco
Provincial de Venezuela, perteneciente a la familia
Mendoza, del Grupo Polar, uno de los más potentes
conglomerados venezolanos. Lorenzo Mendoza participó en
una reunión de los conspiradores y existen otras pruebas de su
participación en el golpe. El BBV llegó a controlar el 30% del
mercado financiero venezolano a finales de los 90. Prueba de
su importancia es el envío desde la Oficina de Madrid a
Caracas del hombre clave del BBV, Juan Carlos Zorrilla,
para hacerse cargo del Banco Provincial. El Banco Santander
Central Hispano (BSCH) tiene también una fuerte implantación
en Venezuela.
Se
comenta en Caracas que algunos empresarios españoles que se
llevan mejor con Chávez que con la embajada, afirman que hubo
un pozo de 500 millones de bolívares (poco más de medio millón
de dólares) para cofinanciar la huelga general y el golpe, con
dinero de bancos españoles y Repsol, sin que haya sido posible
confirmar esta información hasta el momento.
El
magnate venezolano de los medios de comunicación, (y
propietario entre otros de Venevisión, Direct tv, Telcel,
Pepsi-Cola y Banco Latino, nacionalizado por Chávez),
Gustavo Cisneros, tiene fuertes inversiones en España
(entre otras, consiguió un "pelotazo" con la compraventa de
Galerías Preciados, gracias al gobierno de Felipe González).
Según Newsweek, fue el verdadero instigador del golpe. Es
amigo y compañero de pesca de altura del ex presidente
Bush padre y máxima cabeza de un imperio empresarial
que se extiende de EE.UU a la Patagonia. También actúa como
testaferro del ex presidente Carlos Andrés Pérez,
procesado por corrupción y protegido por la Casa Blanca. Quien
leyó el decreto de Carmona y fue nombrado Procurador General
por éste, Daniel Romero, fue secretario privado de
Pérez y funcionario de la Organización Cisneros.
La
conspiración, entre otros objetivos, pretendía la
privatización de Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa) en
beneficio de una sociedad estadounidense vinculada al
presidente Bush y a la española Repsol, vender la filial
estadounidense de Pvdsa, Citgo, a Gustavo Cisneros y
sus socios de EE.UU., y suprimir la reserva del Estado
venezolano sobre el subsuelo.
El propio
Presidente Aznar, después del fracaso del golpe, se
reunió con los empresarios y banqueros con intereses en
Venezuela, a quienes reiteró su compromiso de apoyar "la
democracia", aunque también les confesó que España no podía
garantizar la seguridad de sus inversiones en Venezuela.
Un
poderoso Gabinete de Abogados El "procurador" de
Carmona, Daniel Romero, redactor y lector de los 12
decretos del "gobierno provisional", es "junior partner" en el
poderoso gabinete de abogados "Baker McKenzie" en Caracas. El
"senior partner" de la firma es Alejandro Alfonzo Larrain
Recao, Marqués del Toro (título español comprado) y tío o
primo de Isaac Pérez Recao. Larrain es también
el "partner principal"en las operaciones de "Baker McKenzie"
en Madrid, que mantiene conexiones con la OTAN y los intereses
del gobierno de EE.UU. Además de Daniel Romero y
Larrain Recao, dirige el bufete Baker&McKenzie en
Caracas el poderoso Humberto Briceño León, magistrado
del Tribunal Supremo de Justicia, y esposo de Irene
Sáez, miss Venezuela 1980 y candidata del partido
democristiano COPEI a la Presidencia de Venezuela frente a
Hugo Chávez.
Dos
instituciones dirigidas por personas próximas o implicadas en
la trama civil del golpe En las respectivas Juntas
Directivas del Banco de Caracas, Banco Universal y del
Instituto Venezolano de Cultura Hispánica, figuran
simultáneamente una serie de personas que han sido asociadas a
la trama civil del golpe de estado.
En el
Banco de Caracas, propiedad desde hace pocos meses del Banco
Santander Central Hispano (BSCH), forman parte de su Junta
Directiva, entre otros: Alejandro Alfonzo-Larraín
Recao, marqués de Torre Casa; José María Nogueroles;
Rafael Gallegos Santaella (todos ellos en los cargos de
directores principales); y Vicente Pérez Recao (5) en
el cargo de director suplente.
En el
Instituto Venezolano de Cultura Hispánica, forman parte de su
Junta Directiva, entre otros: Manuel Viturro de la
Torre, embajador de España, presidente honorario;
Alejandro Alfonzo-Larraín, marqués de Torre Casa,
presidente; Vicente Pérez Recao (5); José María
Nogueroles (ex presidente del Banco Caracas antes de la fusión
con el BSCH) y Rafael Gallegos Santaella. Además, forman parte
de la Junta Directiva: Humberto Briceño León, esposo de
Irene Sáez (posiblemente familiar de Jesús E. Briceño G.,
ministro de la secretaría de la presidencia del "gobierno
provisional" de Pedro Carmona); el cardenal José Ignacio
Velazco (arzobispo de Caracas); Enrique Urdaneta
Fontiveros (probablemente familiar de Domingo
Fontiveros, que figura como propuesto al cargo de director
del Banco Central de Venezuela en la agenda incautada a Pedro
Carmona) y José María Ariño.
La
conexión militar A finales de noviembre o en diciembre
de 2001, ocho altos oficiales del Ejército venezolano viajaron
de Miami a Madrid y se entrevistaron con el general Salazar,
embajador de Venezuela. Estaban acompañados de un comerciante
de armas israelí, cuyas iniciales son "I.E.".
Medios
de comunicación Poderosos medios de comunicación, en
Venezuela y en el exterior apoyaron directa e indirectamente
el golpe. Cuatro de los cinco canales de TV son propiedad de
compañías privadas y exhortaron incesantemente a la huelga y a
las manifestaciones orientadas a derrocar al presidente. Lo
mismo sucede con nueve de los diez diarios más importantes.
Después silenciaron cualquier información sobre la reacción
popular y militar que restableció la legalidad constitucional.
El magnate venezolano de los medios de comunicación,
Gustavo Cisneros fue uno de los principales
instigadores del golpe. Según el diputado venezolano Pedro
Pablo Alcántara, no hay duda ninguna de que
Cisneros fue el "jefe supremo" de la intentona. En
vísperas del golpe, Cisneros charló con Otto
Reich, máximo responsable del Departamento de Estado para
Latinoamérica. Según declaraciones del propio Reich a
Newsweek, tuvieron dos o tres más. El 13 de abril, Cisneros le
dijo que los manifestantes pro-Chávez estaban rodeando los
estudios de Venevisión, su canal. Las relaciones de Cisneros
con el embajador de España, Manuel Viturro, son cordiales. El
1 de diciembre de 2001, Gustavo Cisneros presentó un libro
suyo en la embajada en Caracas.
Cabe
destacar que, entre otros periodistas, trabajaron en
Venevisión la corresponsal del diario "El país", Ludmila
Vinogradoff, y Rafael Poleo, padre de Patricia
Poleo y asesor áulico y amigo de Carmona y Cisneros.
Patricia Poleo (periodista famosa en Venezuela,
por haberse movido en las aguas turbias de la conspiración, y
cuyo nombre en letra manuscrita figuraba en la agenda de
Carmona como posible ministra de Información), recibió
del Rey Juan Carlos el premio "Rey de España de Periodismo",
por su cobertura del asunto Montesinos. Puede que solo sea una
coincidencia, o el Rey ha sido manipulado.
Es de
todos conocido el vergonzoso papel del Grupo PRISA y,
particularmente, del diario El País en el apoyo al golpe (6).
En este feo asunto, El País ha actuado como mascarón de proa
del imperio Polanco y de sus adláteres en Venezuela,
donde Chávez se resistía a facilitar a Polanco negocios de
televisión y venta de libros escolares. Es de todos conocida
la red que la editorial Santillana, vinculada a Jesús
Polanco y a PRISA, tiene desplegada en América Latina,
donde cuenta con suculentos contratos de distribución de
libros y todo tipo de material escolar a cargo del erario
público de varios estados iberoamericanos. Esta editorial ha
contado con numerosos créditos blandos y ganado licitaciones
de la partida de Ayuda al Desarrollo del Ministerio de
Economía y de la Agencia Española de Desarrollo. Tampoco son
casuales las declaraciones realizadas por el ex presidente del
Gobierno español, Felipe González, en las que
justificaba el apoyo político al golpe de estado desde una
crítica severa a Hugo Chávez, calificado de "caudillo" y
"dictador". Felipe González mantiene desde hace años
una estrecha conexión con PRISA y con el magnate venezolano
Gustavo Cisneros. El enviado especial de El País en
Caracas, Juan Jesús Aznárez, coincidió en vísperas del
golpe con el enviado de El Mundo, en el aeropuerto caraqueño
de Maiquetía, y le confió que "Chávez se va a enterar quién es
Jesús de Polanco, que siempre logra lo que quiere. Dentro de
unos días hablamos". Aznárez mantenía estrechos
contactos con el embajador de España, Manuel Viturro,
con el embajador de EE.UU y con el propio Pedro
Carmona. La corresponsal de El País en Caracas, Ludmila
Vinogradoff, asesora y amiga de Gustavo Cisneros,
promovió una verdadera campaña de apoyo a los golpistas.
El 26 de
abril, en la facultad de Ciencias de la Información de la
Universidad Complutense de Madrid se convocó una mesa redonda
sobre la libertad de expresión en Venezuela, a la que
acudieron el editor y dueño del diario venezolano "El Nuevo
País", Rafael Poleo y el director del canal de
televisión "Globovisión", Alberto Federico Ravel, es
decir, los medios que más activamente colaboraron en la
conspiración mediante la manipulación, la censura y el
silencio informativo. Ante las protestas y la movilización
democrática, los organizadores tuvieron que ampliar la
participación al periodista Francisco Solórzano y el
embajador de Venezuela en EE.UU, Jorge Valero.
___
Notas
(1)
Manuel Viturro de la Torre es un antiguo matón que formaba
parte de los comandos ejemplarizantes del grupo policial
franquista Defensa Universitaria. Hijo de diplomático del
franquismo, fracasó en todas las pruebas de la Escuela
Diplomática, donde entró con el alto apoyo del clan gallego,
encabezado por Fraga y Rosón. Al parecer, tiene una foto de
Franco en su despacho en Caracas, como lo ha tenido en Madrid
y en sus anteriores destinos. Perú, Bolivia (donde Hugo Bánzer
le concedió una medalla), Ecuador y, posteriormente, asumió la
representación de España en Trinidad y Tobago (nombrado el
26/10/2001), Surinam (nombrado el 30/11/2001) y Guyana
(nombrado el 21/12/2001). Manuel Viturro fue nombrado
embajador en Venezuela el 23 de febrero de
2002.
(2) La
posibilidad de comunicados bilaterales figura en la
Declaración Conjunta hispano-americana de enero de
2001.
(3) Según
el ex director de la Disip, Eliécer Otaiza, esas naves fueron
identificadas por la FAV como NC1 3300, NC2 2027 y NC3 2132.
Penetraron sin autorización en aguas venezolanas a las 9h y
salieron a mar abierto a las 16h. Después de mediodía los
helicópteros NC11100 y NC10107 despegaron de uno de esos
navíos, sobrevolaron y luego retornaron. Las pruebas,
obtenidas por satélite, se encontraron en el palacio de
Miraflores.Otaiza explicó que los oficiales comentan que
podrían estar ante la posibilidad de que "en los buques
viajaran mariners y que un avión F117 fantasma también hubiera
actuado en la noche"
(4) Este
mismo argumento fue utilizado por el ex presidente del
gobierno español, Felipe González para justificar el golpe de
estado y calificar a Chávez de "golpista", pues "por los votos
o por las botas es un autoritario que liquidaba las
libertades".
(5)
Vicente Pérez Recao, diputado suplente, es hermano del
golpista Isaac Pérez Recao. Isaac Pérez Recao,
multimillonario, comerciante de armas a escala internacional,
fue uno de los autores intelectuales del golpe, cuya
preparación contribuyó a financiar. En el registro a su
domicilio, realizado por la Dirección de Inteligencia Militar
(DIM), en unos sótanos bien disimulados, se encontró un
verdadero arsenal militar, incluidas armas propiedad de un
general golpista, así como dos credenciales que acreditan a
Isaac Pérez Recao y a su esposa como funcionarios del DIM.
(6) Los
titulares de primera página del día 13 en El Mundo ("Venezuela
derroca a Chávez" y en El País ("Venezuela fuerza la renuncia
de Chávez"). En palabras del periodista Pascual Serrano, "el
espectáculo golpista ofrecido al mundo por Estados Unidos,
España y los medios de comunicación españoles ha superado todo
lo imaginable". Entre otras perlas, reproduce los panegíricos
del 13 de abril al golpista Pedro Carmona: "nacido para el
diálogo" (El Mundo), "un hombre tranquilo" (El País).
Mientras, para el presidente constitucional se reservan en
editoriales calificativos de "Golpe al caudillo" (El País) o
"estrafalario" (El Mundo), y "Venezuela dijo basta a Chávez"
(ABC). Ludmila Vinogradoff, corresponsal de El País, señalaba
el 14 de abril "el luto de los caraqueños por los 16 primeros
mártires de la democracia, muertos a balazos el pasado jueves
por manifestarse en la calle contra el ex presidente Hugo
Chávez". La misma Ludmila Vinogradoff, en reportaje emitido en
directo el 13 de abril a las 22h por CNN Plus, abandona toda
objetividad y se muestra como parte interesada: insiste en la
existencia de un video con la renuncia de Chávez y denuncia
haberse encontrado con "turbas armadas chavistas en el centro
de la capital". A los manifestantes favorables al golpe, se
les denomina "resistencia civil" (editorial de El país, el 13
de abril) o "indignación popular" (editorial de "El Mundo",
ese mismo día). A los que al día siguiente pedían el retorno a
la legalidad constitucional, se les denomina "muchedumbre" o
"manifestantes desquiciados" (El País, 15 de abril). Legitimar
el golpe requería buscar argumentos contra el presidente
Chávez. El editorial del 13 de abril de El País destaca "el
deterioro de la situación económica que creció con la
aprobación en diciembre pasado de 49 decretos-leyes de
inpiración castrista. Chávez introdujo varios centenares de
asesores cubanos en Venezuela, al tiempo que suministraba a La
Habana petróleo gratuito".Aznárez presenta a Carmona de forma
atractiva: "presidente de la junta cívico-castrense que
conducirá a Venezuela hacia unas nuevas elecciones a corto
plazo" y proclama sus buenas intenciones: "prometió una
democracia amplia, pluralista, de fuertes valores
democráticos", "diferente -aclara por su cuenta El País- a la
practicada por Hugo Chávez".
Madrid,
23 de mayo de 2002 |