Secciones: Documentos militante IU/ PCE - El Problema EspañolTítulo: PROGRAMA ELECTORAL IU ELECCIONES 2008- Enlace 1 - Enlace 2 - Enlace 3 - Enlace 4 - Enlace 5 - Enlace 6 Texto del artículo:
PROGRAMA ELECTORAL IU ELECCIONES 2008
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PROGRAMA ELECTORAL DE IZQUIERDA UNIDA
VERSIÓN DEFINITIVA
Índice
0.Preámbulo
0.1 Por qué la Izquierda
0.2 Los desafíos de la Izquierda
0.3 El valor de la alternativa, el valor de IU
0.4 Cuando a la izquierda le tiemblan las convicciones
0.5 Partido Popular: neoconservadurismo y nacionalcatolicismo.
0.6 IU: la fuerza del cambio
Propuesta de 6 ejes programáticos para una Propuesta de Cambio de Izquierdas.
1.Una Política Social para hacer reales los derechos de la ciudadanía.
1.1 La educación, pública, claro.
Apuesta por la educación pública, laica y democrática.
Hacia una red única de centros públicos.
La educación en las escuelas, la religión en las iglesias
Mejorar, dignificar y reconocer la labor del profesorado y otros profesionales de la educación
Incrementar la autonomía, descentralización y participación democrática en los centros y en los distritos educativos
Por una Universidad pública de calidad de servicio de la sociedad
Un compromiso de financiación suficiente de todo el sistema educativo.
La UNED
1.2 La Salud lo primero
Una Red sanitaria eficaz para todas y todos.
Objetivos de la Política Sanitaria en IU
Nuestras propuestas de salud.
1.3.Pensiones, Dependencia, Servicios Sociales y Bienestar Social
1.3.1.Pensiones dignas y suficientes
1.3.2.Dependencia y servicios sociales
1.3.3.Renta mínima y Renta básica.
2.Cambiar nuestro modo de producir y consumir: una economía al servicio de la mayoría.
2.1. Un sector público para recuperar el control democrático de la economía.
2.2. Por la justicia fiscal: equidad y suficiencia recaudatoria. Lucha contra el fraude fiscal y el dinero negro.
2.3.Una apuesta decidida por la economía social.
2.4.Más Empleo decente de más calidad y más seguro Para Todas y todos.
2.5.Plan integral de política industrial y desarrollo tecnológico I+D+I.
2.6.Investigación, desarrollo e innovación.
2.7.Protección de los consumidores.
2.8.Política agraria avanzada. Impulso a la agricultura familiar y ecológica.
2.9.Comercio Interior: distribución y horarios comerciales.
2.10.Una Política de Vivienda.
3.Un programa ecológico para cambiar nuestro modelo de producir, consumir y vivir.
3.1.Plan urgente contra el cambio climático.
3.2.Transporte sostenible.
3.3.Inversión en ferrocarril convencional y cercanías.
3.4.Abaratamiento del transporte público.
3.5.Sostenibilidad de las ciudades y pequeñas poblaciones.
3.6.Moratoria Nuclear.
3.7.Nueva cultura del agua.
3.8.Aumento de la seguridad alimentaria y la salud pública con agricultura ecológica y la pesca responsable.
3.9.Reforma ecológica de la contabilidad estatal.
3.10.Residuos: reducir, reutilizar y reciclar.
3.11.Participación ciudadana
3.12.Un Programa para la Tierra (acuerdo de IU con las entidades ecologistas)
4.Hacer más democrática la democracia: Estado Social, España plural y Democracia Participativa.
4.1. Defensa y desarrollo del Estado Social Participativo. Poner al ciudadano en el centro de la política.
4.2.El papel central de los servicios públicos.
4.3.Democratización de las instituciones y regeneración de la vida democrática.
4.4.Federalismo, República y Municipalismo.
4.5.Una Justicia eficaz, independiente e imparcial, que ofrezca a los ciudadanos un servicio próximo y de calidad.
4.6.Reforma de las administraciones públicas
4.7.Propuestas en seguridad e interior
4.8.Dar una oportunidad a la paz
4.9.Política de defensa
5.Mejorar los derechos, asegurar su cumplimiento: todos y todas somos parte de la ciudadanía.
5.1.Todos/as Ciudadanos/as.
5.2.Diversidad sexual, igualdad de derechos.
5.3.Propuesta para transformar la sociedad: un enfoque de género.
5.3.1.Propuestas institucionales y participación social de las mujeres.
5.3.2.Apuesta por la público. Acceso al empleo e igualdad en la promoción y el salario.
5.3.3.Erradicar la violencia de género y la exclusión social ejerciendo nuestros derechos en igualdad.
5.3.4.Por la incorporación de la perspectiva de género y el fomento del asociacionismo.
5.4.Juventud.
5.5.Derechos de la infancia.
5.6.Por la universalización del uso de las tecnologías. Una sociedad de la información justa y solidaria.
5.7.Programa de Comunicación.
5.8.Cultura en libertad y diversidad
5.9.1. Archivos, bibliotecas y patrimonio bibliográfico
6.Por una política exterior de izquierdas: paz, derecho internacional y solidaridad.
6.1.1.Por una política de Paz en Oriente Medio: retirada de las tropas españolas de Afganistán y apoyo a la creación de un Estado Palestino.
6.1.2.Por un auténtico proceso constituyente de la Europa de los Ciudadanos.
6.1.3.Por una política solidaria con los procesos de cambio democrático en América Latina.
6.1.4.Por el derecho de autodeterminación del pueblo Saharaui, relaciones de buena vecindad y apoyo a los procesos democráticos del Magreb.
6.1.5.Multilateralismo y derecho internacional como métodos de un nuevo orden internacional más justo y democrático.
6.1.6.La lucha contra la pobreza, por los objetivos del milenio y el 0,7 % de Ayuda oficial al Desarrollo.
6.1.7.La imprescindible reforma de la acción y el servicio exterior.
6.2.Cooperación y desarrollo.
INTRODUCCIÓN AL PROGRAMA ELECTORAL DE IU
0.1 Por qué la izquierda…
Sólo hay que prestar un poco de atención para escuchar durante estos días una increíble cantidad de promesas que nos anuncian una vida mejor a ningún coste. Para muchos ciudadanos la pregunta es siempre la misma: ¿y por qué no lo hicieron antes?
Izquierda Unida no quiere formar parte de esa subasta. No creemos en promesas sin compromiso. Mucho menos que puedan conciliarse sin atentar contra la inteligencia propuestas de rebaja fiscal con mantenimiento del gasto social. O propuestas de pleno empleo encabezadas por un equipo económico que tiene su fe verdadera en la flexibilización de los mercados laborales (todavía más) y en la lógica de la privatización sin límites.
Un Programa electoral debe ser un compromiso de avance en el contrato social. Por eso, debe atreverse a plantear las preguntas que acucian a la ciudadanía. De la misma manera, debe atreverse también a proponer respuestas conciliadas con el modelo de sociedad que se desea. Nuestro programa, insistimos, no es una subasta ni un ejercicio de marketing para convencer a los que supuestamente duermen en ese limbo del centro. Traemos a vuestra consideración un programa que entendemos como un compromiso con nuestro electorado y con aquellos sectores sociales que piensan que podemos representar sus aspiraciones en las instituciones. Es, en esta etapa electoral, un instrumento para el debate, para la reflexión y también para el cambio político que precisamos.
Parece que se avecinan tiempos difíciles en la economía. La pregunta adecuada es: ¿quién pagará la próxima crisis?, ¿serán los de siempre, es decir los trabajadores y trabajadoras, la gente que vive de su salario, los jóvenes que, una vez más, verán cercenadas sus expectativas, las mujeres, a las que se invitará amablemente a esperar una nueva oportunidad, los precarios que verán, además, su puesto de trabajo en peligro? Si no hay fuerza electoral para impedirlo, la experiencia nos dice que los grandes acuerdos siempre se hacen hacia la derecha. Si no se cuenta con nosotros, sabemos de antemano dónde coincidirán PSOE, CiU, PP, a la hora de señalar quiénes tienen que cargar con la solución de las crisis.
Podemos y debemos aspirar a que la crisis no se soporte sobre las espaldas de los de siempre. Este programa está pensado para dar una respuesta a la certidumbre que hoy comparten millones de personas: se puede vivir de otra manera.
Por eso, desde Izquierda Unida entendemos necesario trasladar a la ciudadanía una inquietud que se nos renueva con cada injusticia: ¿Hace cuanto que la izquierda dejó de atreverse a pensar un mundo diferente? ¿Cómo ha sido que se han ido rebajando más y más las reclamaciones para conseguir una democracia real? ¿Podemos explicar por qué le ha vencido a una parte de la izquierda el miedo o la resignación?
Y sin embargo, seguimos siendo hijos e hijas de aquél sueño de la Ilustración que prometía a todas y todos igualdad, libertad y fraternidad. Desde entonces conviene que no lo olvidemos, todo aquello que hoy nos enorgullece en nuestras sociedades han sido logros arrancado por la izquierda al poder: el sufragio, la reducción de la jornada laboral, la separación entre la iglesia y el Estado, los derechos sociales, el derecho de asociación, el derecho universal a la educación, la igualdad de las mujeres, el cuidado del medio ambiento, el derecho a disfrutar del propio cuerpo o el respeto a las minorías. Las luchas de ayer son los derechos de hoy. Y en todas esas luchas han estado las mujeres y los hombres de la izquierda.
Es verdad que durante el siglo XX se han cometido en nombre de la emancipación muchos errores. Pero hemos entrado en el siglo XXI con la carta de navegación de cuáles son las faltas que no hay que repetir. Aprendemos de los libros, pero también de la experiencia. El socialismo, como anhelo de libertad real, de justicia construida como diálogo, va a ser un horizonte de esperanza en tanto en cuanto el capitalismo siga dominando la historia.
La pelea no está sólo en la lucha contra la explotación. Forma parte de nuestras certezas haber entendido que el capitalismo, ese populismo de mercado y su promesa individualista de vivir todos como reyes, está muy extendida a través de la sociedad. Es verdad que hay un sentido común conservador metido en los tuétanos de la sociedad, donde las soluciones más extendidas pasan por alguna forma de autoayuda; es verdad que la referencia a la reciprocidad, a la comunidad solidaria, al apoyo mutuo, al vecindario e, incluso, a la familia como red social esencial, pese a una falsa retórica que dice defenderla, son constantemente amenazados por la lógica depredadora del sistema.
La carta de navegación brindada por el siglo XX nos sirve para encontrar nuevos puertos guiados por esa solidaridad que forma parte de lo mejor de nuestro patrimonio. El error ahora es seguir renunciando a todo aquello que nos hace más humanos, a todo aquello que configuró el sueño de la izquierda y que da sentido a una vida “sin dioses, reyes ni tribunos”, despóticamente encargados por ellos mismos de salvarnos al margen de nuestra voluntad. Sabemos que se puede. Es una cuestión de poner en marcha una razón renovada.
La violencia cotidiana a que fuerza el sistema capitalista; el modelo internacional de guerra permanente en el que está empantanado; la precarización laboral; el agotamiento de la naturaleza; la recuperación de espacios por la iglesia integrista nacional-católica; el aumento de la soledad y la depresión en nuestras sociedades; la conversión de los inmigrantes en los nuevos parias del siglo XXI; la exaltación del particularismo frente a lo que nos une; la sustitución de derechos por caridad o meras ayudas, son, cada una de ellas, señales de que la izquierda está retrocediendo espacios. Y cada espacio que retrocedemos, cada espacio que no avanzamos, es un ámbito más en donde la felicidad huye, donde crece la tristeza y el malestar social. El sentido común democrático es el que reclama que no haya víctimas. El sentido común de la izquierda. Es momento de recuperarlo.
0.2 LOS DESAFÍOS DE LA IZQUIERDA
De muchas maneras se han expresado dos ideas que marcan el territorio de nuestros desafíos:
La primera se refiere a los cambios radicales que han vivido nuestras sociedades en los últimos decenios, y que han conseguido hacer fuertes algunas posiciones reaccionarias como forma aceptada de interpretar el mundo. Somos conscientes de que las dos décadas pasadas han modificado sustancialmente la faz de nuestras sociedades, con un fuerte repliegue individualista que nos obliga a repensar las preguntas y las respuestas.
La segunda se refiere al sentido de la izquierda: hoy más que nunca se nos interroga por nuestro papel crítico, e incluso se pretende cuestionar nuestra existencia como fuerza política. Paradójicamente esto ocurre en el momento en que las señales que emite el modelo dominante son más preocupantes en todos los órdenes. Quizá, si no existiéramos -piensan los enemigos de la pluralidad-, sería mucho más fácil cometer tropelías. Los problemas que no tienen voz es como si no existieran. Allá donde no existe la izquierda crítica, la impunidad de los egoístas se convierte en norma.
Casi tres décadas de políticas neoliberales han modificado el rostro de nuestras sociedades y, más importante aún, ha cambiado el modo en el que la gente construye su interpretación de las cosas. Hay que reconocer a los neoconservadores un importante éxito en su capacidad para modificar la realidad, incluida su habilidad para renombrar las cosas. Siguiendo la estela del italiano Passolini, no solo han cambiado la vida que conocíamos sino también las palabras con las que la nombrábamos. Todo debe ser pura inmediatez. Si estamos en una guerra de todos contra todos donde sólo sobrevivirán los más fuertes ¿con qué confianza esperar el mañana? Es la cultura del pelotazo convertida en pauta moral de comportamiento.
Pero a nosotros no se nos olvida lo que significó aquella etapa de exaltación del enriquecimiento súbito. No se nos olvidan las promesas de un socialismo devenido por la falta de rigor ideológico en beautiful people. No queremos más viajes de esos “hombres del año” que abandonan las portadas de las revistas para ingresar en la cárcel como responsables de desfalcos y robos de guante blanco.
Tres décadas de políticas neoliberales han puesto de relieve hasta qué punto el capitalismo es, simplemente, incompatible con la felicidad personal y con la sostenibilidad social y ambiental del planeta. Frente a la orgía del “vivimos en el mejor de los mundos posibles”, nos toca ser los aguafiestas que recordamos que hay demasiadas cosas rotas. Todos los problemas globales se han agudizado: pobres más pobres, ricos más ricos, más infradesarrollo, vidas mercantilizadas, dificultades crecientes para encontrar una razón para seguir adelante, calentamiento global, crisis flagrante de nuestro modelo de producción y consumo, pérdida de raíces, espirales de pérdida de sentido… De modo recurrente recordamos que el camino del capitalismo es el camino de la barbarie civilizatoria.
Pero no nos faltan fuerzas. Muy al contrario. La perversidad del capitalismo no nos es desconocida, aunque las preguntas están ahora en otro sitio. ¿Por qué en este tiempo de miseria moral y económica, la izquierda alternativa, parece, sin embargo vivir momentos de indecisión y duda? ¿Por qué no convertimos nuestro capital de trabajo, honestidad política y propuestas de bienestar para la mayoría en mejores resultados electorales? O incluso, ¿por que no hay un aumento espectacular de la afiliación, de la movilización social, de la contestación a las agresiones cotidianas y recurrentes de este sistema miserable?
Éste es hoy nuestro mayor desafío: tenemos que ser capaces de hacer eso tan difícil y tan imprescindible para la gente de abajo: convertir en verdad las malas noticias. No retirar la mirada ante la cotidianeidad que no nos gusta. Asumimos el reto urgente de convertir en una narración coherente y articulada los sucesos del día a día, la realidad que afecta a la gente que vive, precisamente, esa realidad oculta en la cultura del espectáculo. Tenemos que ser capaces de recuperar en una nueva dimensión, en un tiempo nuevo, en circunstancias diferentes, nuestra capacidad histórica, la que ayudó a construir la democracia. Esa mirada diferente es la que permitirá que nuestras explicaciones sean recibidas como un nuevo sentido común crítico y exigente aplicado a la política.
Recuperar esto hoy pasa por afirmar cotidiana y regularmente nuestra identidad de izquierda alternativa y transformadora que ni se acobarda ni calla ni consiente. ¿Cómo es posible que hayamos tenido que esperar al año 2008 para entender que con este modelo de crecimiento apenas le quedan cien años más de vida al planeta? ¿Qué tierra van a heredar los jóvenes y las generaciones venideras? Es hora de recuperar una de las verdades más profundas de la izquierda: el capitalismo es la barbarie. Por eso, aprovechamos el espacio de este programa electoral para recordar que somos y seremos conscientemente anticapitalistas, y que en coherencia con ello, reivindicamos un modo diferente de organizar la vida y la convivencia que para nosotros tiene un nombre que se renueva constantemente: el socialismo.
No seremos izquierda si perdemos esas referencias; no seremos izquierda si, al tiempo, no somos capaces de proponer con credibilidad, con seriedad respuestas veraces a los problemas que angustian y agobian a la gente, esos problemas que nos inquietan y nos llenan de incertidumbre. Nuestra capacidad de izquierda no la medimos solamente con el discurso. También lo hacemos con la capacidad real de transformar la política real.
Pero tampoco lo seremos si no convencemos de que somos portadores de esperanza, de perspectivas de cambio, de una utopía con los pies en el suelo. Estamos aquí para decir eso: “confiar en nosotros, confiar con nosotros, participar con nosotros” para construir juntos esa confianza en una vida buena.
Lo que la sociedad de izquierdas quiere de nosotros y nosotras es sencillo, aunque requiere de una enorme responsabilidad: propuestas de izquierdas, de cambio real, creíbles, realizables, que anuncien que es posible y deseable hacer las cosas de otra manera.
Estas próximas elecciones son el momento idóneo para esto:
Mientras el PSOE bracea con desesperación para ocupar el centro político y se esfuerza por establecer lazos de confianza con los que nunca apoyarán las transformación sociales de nuestro país.
Mientras un PP extremista no termina de asumir que ha perdido la capacidad para pactar con otras fuerzas políticas, y quiere hacer creíble su voluntad de moderación poniendo a un representante de la cultura del pelotazo a vaciar con promesas populistas las arcas del Estado.
Mientras algunas fuerzas políticas nacionalistas miran exclusivamente su pequeña parcela, soñando con que la ley electoral les regale una vez más la posibilidad de hacer de su privilegio un pulso necesario en el gobierno del país.
En este tiempo de rebajas ideológicas y propuestas electoralistas, nosotros no queremos participar de esa almoneda. Esa competencia por ver quien hace la propuesta más increíble y paradójica no está en la manera de entender la política de las personas que queremos representar. Que sigan los demás partidos con la cuadratura del círculo de querer incrementar el gasto social al tiempo que recortan impuestos. Forma parte de un circo electoral que no sirve sino para desprestigiar más a la política.
En lo que se refiere a Izquierda Unida, está en nuestra crianza democrática decir cosas sencillas que buscan recuperar la normalidad en el uso de las palabras y en su sentido:
Decir que no es de izquierdas bajar los impuestos, y recordar que es de izquierdas luchar por una justicia fiscal que permita a los poderes públicos promover políticas sociales de alcance universal.
Decir que no es de izquierdas limitar derechos o proclamar reconocimientos sobre el papel sin posibilidad de que se cumplan. Por el contrario, decir que sí es de izquierdas impulsar derechos y asegurar, a través de los poderes públicos y de los presupuestos, su cumplimiento. No una promesa hueca de vivir mejor, sino la garantía de vivir bien, que pasa por una buena vivienda, educación pública de calidad; una sanidad a la altura del país que queremos ser.
Decir que no es de izquierdas desregular el mercado laboral, flexibilizar el trabajo, privatizar los servicios públicos. Decir que sí es de izquierdas garantizar mercados de trabajo estables, previsibles y con derechos que hagan cierto lo de trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
Decir que no es de izquierdas condenar a millones de personas a la irregularidad, al miedo permanente, a un mundo sin derechos. Decir que sí es de izquierdas promover los derechos humanos para todos y todas, sabiendo que ningún ser humano puede ser ilegal.
Decir que no es de izquierdas doblar la rodilla ante el imperio y sus exigencias. Decir que sí es de izquierdas promover una política internacional de solidaridad, de cooperación y de paz. Dejemos al PP el deseo de una política internacional “para que nos respeten”. Por nuestra parte, queremos impulsar una política internacional para que nos quieran en el mundo, no para que nos tengan miedo.
Decir que no es de izquierdas producir y consumir guiados por un productivismo que destruye el planeta, enmascarando ese crecimiento suicida con declaraciones vacías sobre la sostenibilidad o referencias huecas y lanzadas a un futuro lejano sobre Protocolo de Kyoto. Decir que es de izquierdas, con la reclamación de valentía que implica, asumir que capitalismo y sostenibilidad medioambiental son incompatibles. Y que por eso hay que empezar a cambiar ya el modelo de producción y consumo para poder dar en herencia a nuestros hijos y nietos un planeta habitable.
Decir que no es de izquierdas expulsar a la ciudadanía de los grandes debates públicos como se ha hecho con el futuro de Europa. Decir, muy lejos de ese nuevo elitismo político, que de izquierdas es apostar por la participación y profundización de la democracia y hacer que las instituciones modifiquen sus encorsetados rituales y se abran a la sociedad.
Decir que no es de izquierdas postrarse ante la Iglesia y costear creencias particulares, y que tampoco lo es favorecer o castigar a ninguna confesión en virtud de su buen comportamiento respecto del gobierno. Sí es de izquierdas, por el contrario, recuperar con fuerza las señas de identidad de la modernidad ilustrada: laicismo, es decir separación radical entre Iglesia y Estado, al tiempo que se asegure desde los poderes públicos la neutralidad en lo que a religión se refiere.
El valor de la alternativa, el valor de IU
IU ha innovado políticamente desde su nacimiento. Su vocación ha sido siempre la de ofrecer nuevas formas de hacer política, criticadas siempre inicialmente por el poder bajo el argumento repetido de “no se puede”, pero finalmente reconocidas como avances democráticos por las sociedades que las han hecho suyas.
En nuestro país, este empeño de reinventar la política ha estado acompañado del deseo de invertir la tradicional desconfianza respecto a la política, propia de nuestro pasado franquista. Es la herencia de haber situado la huella genética de nuestra democracia en la transición y no en la II República o en el ejemplo heroico del antifranquismo. Allá donde se referencia una democracia, allá estará su virtud política, su virtud republicana, su exigencia ciudadana ante el poder.
Como demuestra la última encuesta social europea, España es junto a Portugal el país más indiferente respecto a la política. Pero esa indiferencia es también señal de la reclamación por importantes sectores sociales de una participación menos institucionalizada y más nacida desde las bases.
Los procesos de movilización social sin precedentes durante el año 2003 y 2004 indicaban que millones de personas en nuestro país se sentían interrogadas por cuestiones relevantes de la actualidad. Ese sentirse concernidos se traducía en el deseo de expresar una demanda de más y mejor democracia.
Podría parecer paradójico que la misma encuesta que señala la magnitud de la desafección indica que España es el país con más acción colectiva, por encima de países de fuerte tradición republicana como Francia. La misma presión popular que acabó con el franquismo y que parecía silenciosa, tiene una voz constante, latente, que aún está por ser representada.
A nuestro juicio estamos ante la existencia de una cultura cívica igualmente republicana, de la vieja tradición que demanda una vida democrática más intensa y virtuosa, y que subsiste a pesar de la presión cultural y mediática para dejar la política en manos de los políticos y de la cultura del espectáculo.
Nuestras prácticas y nuestra vida como organización no han estado libres de numerosas insuficiencias, pero sin duda ha incorporado al debate y a la agenda de los partidos multitud de temas donde siempre la participación era el eje central. Nuestra iniciativa de las primarias, como forma de devolver a las bases la iniciativa política, ha querido recuperar nuestro lugar como impulsores de un nuevo espacio público, de un nuevo impulso democrático, de una nueva centralidad de la participación en la formación de la opinión pública.
0.3 Cuando a la izquierda le tiemblan las convicciones
El PSOE ganó las pasadas elecciones con un apoyo popular sin precedentes, fruto de la alarma democrática que produjo, entre otras muchas cosas, la indecente gestión gubernamental del PP tras los atentados del 11M. No fue solamente la brutalidad de unos atentados vinculados a la aventura guerrera en la que nos metió el PP de Aznar, Acebes, Rajoy, Esperanza Aguirre y Ruiz Gallardón, sino el insulto añadido de la gestión posterior, donde se pretendió hacer creer a la opinión pública que el durísimo golpe había sido autoría de ETA. Un discurso infamante, que demostraba una falta de respeto a la ciudadanía y las víctimas, que se ha mantenido posteriormente y del que aún participa una parte importante del PP y de sus portaaviones mediáticos.
La victoria del PSOE hizo posible el programa del cambio que millones de personas habían construido en años de movilizaciones contra la derecha extrema y sus políticas. Fue IU quien siempre estuvo durante esos cuatro años en la calle, protestando contra el desastre del Prestige, contra el abandono de la educación pública en las enseñanzas medias y universidad, contra el Plan Hidrológico, apoyando la huelga general contra la política laboral, de manera profundamente activa contra la guerra.
El desarrollo de la legislatura ha estado señalado por la ambivalencia del PSOE, por su intento de conciliar el uso de la mano izquierda y la mano derecha en la gestión de los asuntos públicos. Al PSOE y al presidente Zapatero le han preocupado extraordinariamente las opiniones del PP, y a menudo éstas han tenido una enorme capacidad de condicionamiento político. Pactando con el propio PP o, cuando era necesario, con el apoyo de los nacionalistas de derechas, el PSOE no ha dudado en buscar salidas conservadoras que abandonaban los presupuestos de la izquierda. La actividad extremista del PP ha conseguido hacer mella en el partido del gobierno y le ha llevado a tomar medidas que han eliminado una buena parte del potencial de cambio que esta legislatura atesoraba:
Una reforma democrática que incluyera la sustitución de una ley electoral que viene del franquismo; un nuevo contrato social sobre el acceso y regulación de los medios de comunicación públicos, privados y comunitarios; y un compromiso político que hiciera de los programas electorales verdaderos contratos supervisados por la ciudadanía.
El fin del proceso de desarrollo autonómico a través de la reforma de los estatutos de autonomía.
Una paralización completa de la voluntad de cambio político que integrara a fuerzas nacionalistas de izquierda.
Una política económica continuista respecto a las del PP y claramente regresiva en lo que hace a sus consecuencias sociales
Unas políticas sociales disminuidas en su intención de cambio y subordinadas a las exigencias del déficit cero.
Una acción exterior atravesada desde el comienzo por el síndrome compensatorio respecto a Estados Unidos y sin voluntad de señalar una orientación autónoma y distinta en el panorama internacional (sacar las tropas de Iraq para colocarlas en Afganistán; vuelos de la CIA sobre España; votaciones en la ONU).
Una acción institucional que ha limitado las promesas iniciales de reformas que introdujeran en la vida pública: transparencia, control público e independencia partidaria.
Una mirada estrecha sobre Europa que entendiera que la ampliación no es posible si no va acompañada de una profundización que recupere el espíritu democrático con el que nació la nueva Europa que derrotó al fascismo después de la Segunda Guerra Mundial.
En suma, el PSOE se ha visto atrapado en esa lógica diabólica según la cual no puedes ser de izquierdas porque no ganarás elecciones, y cuando éstas se ganan con un programa de cambio anclado en la regeneración democrática, surgido de la movilización popular, entonces hay que dejar de parecer de izquierdas para mantener el poder. Viejos tics de una vieja política.
Habría que añadir que todo lo bueno que ha pasado en esta legislatura ha tenido que ver con los acuerdos establecidos entre PSOE e IU. Cuando esa situación se ha producido, las leyes han tenido una vocación claramente progresista y de cambio. No ante todas mostramos la misma satisfacción, pero las buenas noticias han venido de la mano de una lógica de gobierno desde la izquierda.
Por el contrario, las malas noticias han venido siempre del compromiso del PSOE con el PP o CiU. Los límites a las leyes o las leyes abiertamente regresivas han sido siempre el resultado de esta conjunción que se levanta como una amenaza para la mayoría de la ciudadanía y que parece estar en la agenda del PSOE para el próximo escenario postelectoral.
Este es el momento de tener memoria en relación con lo que hasta ahora ha pasado.
0.4 PP: entre neoconservadurismo y nacionalcatoliscismo
Hay que hablar con claridad: las posibilidades del Partido Popular de ganar las elecciones se han desvanecido. Nombrando a un representante de la cultura del enriquecimiento neoliberal como responsable económico, y cerrando el espacio a los sectores más moderados del partido, no hacen sino culminar el disparate en el que están situados y que ha hecho a muchos lamentar haberles regalado el marchamo de demócratas después de la muerte de Franco. La imagen que dan es la de una formación que ha asumido su próxima derrota en las elecciones y está disputándose los despojos para cuando Rajoy entregue la dirección del partido. Pero como una fiera herida, va a seguir embistiendo con la misma intolerancia que ha demostrado en toda la legislatura.
El PP, que había engañado a una buena parte del país presentándose en su primer gobierno como una fuerza moderada, ha seguido después de su derrota en 2004 una línea marcada por el neoconservdurismo más duro: ningún espacio para el entendimiento, máxima confrontación, integrismo religioso, nulo reconocimiento a los demás de la capacidad y el derecho a gobernar, y, como última razón, criminalización política (o judicial) del adversario. Esta estrategia les ha permitido un cierto grado de fidelización de una parte de su electorado, el mismo que aún sigue pensando que ETA está detrás del 11-S y que alimenta y se alimenta de basura mediática como la que ofrece la emisora de los obispos. Sin duda se trata de los sectores más recalcitrantes en términos políticos y culturales de España. Es una fidelización incapaz de superar el umbral del discurso confrontacional y desestabilizador. Con ese nivel del apoyo el PP no ganará nunca unas elecciones generales.
Y es obvio que una de las consecuencias con más impacto es la soledad política y el aislamiento estratégico del PP. La estrategia de la “polarización máxima” puede rendir frutos óptimos solo en el caso de que el PP pudiese asegurar una mayoría absoluta sin apoyos. Y como se está viendo esto es prácticamente imposible a fecha de hoy.
La derecha extrema que el PP representa está sometiendo a una tensión inaudita a las instituciones democráticas y afectando gravemente a la división de poderes. Paradójicamente, han abierto una puerta a la necesaria revisión constitucional (sólo a las fuerzas políticas de orden les parece estar permitido sembrar el desorden). Es evidente que los acuerdos y consensos que hicieron posible la constitución de 1978 están o bien rotos o bien sobrepasados por la realidad.
En estas circunstancias, desde IU defenderemos un proceso de reforma constitucional que plantee el reconocimiento de nuevos derechos, una reforma de las instituciones, incluida la jefatura del estado, garantías constitucionales para los principales derechos sociales, reforma de la ley electoral, incorporación de la urgencia medioambiental y reforma del senado en un sentido federal.
Pero es evidente que en este último período la polarización ha perdido fuerza de atracción, retroalimentada únicamente por ese sector de extrema derecha que aún pervive en España. Los primeros en percibirlo han sido algunos dirigentes del PP. El intento de giro político operado en su pasada conferencia política pretendía recentrar el partido en los temas económicos y sociales. Pero la deriva ha sido demasiado extrema como para enderezarla con parches de urgencia. Cuatro años de extremismo no se curan en unas elecciones. Y, como hemos afirmado, la entrega de la responsabilidad económica a un representante de la economía del pelotazo, así como el cierre a los sectores de derecha moderada, la utilización de la lucha antiterrorista como señuelo electoral o el apoyo a las posiciones integristas de la iglesia católica, no hacen sino clarificar esa deriva representada por el ex Presidente Aznar y su Fundación FAES que tanto recuerdan a la España franquista.
Derrotados y trasquilados en el invento de la conspiración tras el 11M; aislados y ridiculizados en su afán de hacer del debate sobre la profundización del estado autonómico un ejemplo de la ruptura de España; pillados in fraganti en multitud de sobornos y actos de corrupción; descubierta la alta sensibilidad franquista de una parte de la dirección popular; acusados por el Tribunal Constitucional por “intento de abuso de derecho y fraude procesal”, al intentar servirse del alto Tribunal para sus intereses partidistas… En definitiva, la estrategia del PP ha mostrado todos sus límites y su imposibilidad de convertirse en una alternativa creíble de gobierno.
No obstante, no minusvaloramos el riesgo democrático que significa el mantenimiento de esta posición extremista del Partido Popular. La lógica neoconservadora, con su corolario de exclusión y criminalización política sigue gozando de importantes mentores en la dirección del PP, además de contar con el concurso imprescindible de medios de comunicación, periodistas mendaces, jueces ultraconservadores que han abandonado sus exigencias constitucionales, apoyos sociales significativos en la España de grado y sacristía que criticó Machado, y una elevada fidelización de una parte de su electorado alentados directa e indirectamente por discursos abiertamente antidemocráticos de medios de comunicación que hace tiempo abandonaron la ética periodística. Creemos que el PP ha perdido todas sus oportunidades, pero eso no nos hace bajar la guardia a la hora de desmontar todas sus argumentaciones.
Por estas razones, la lucha contra la derecha extrema, contra el discurso y las prácticas neoconservadoras será uno de los ejes centrales de nuestra política y uno de nuestros compromisos programático y político. En este punto no hay dudas: no hay ninguna equidistancia respecto al PP y al PSOE. Mientras uno es decidida y crecientemente de derechas, el otro va a moderar su espacio en la izquierda en virtud de lo que le obligue la presión social y la exigencia política que significa Izquierda Unida. Por esto, nuestra estrategia se confronta directa y frontalmente contra las prácticas y discursos del PP, al tiempo que reclamamos la fuerza parlamentaria suficiente para lograr que la política gubernamental de la próxima legislatura tenga garantía de izquierda, es decir, que IU tenga la fuerza parlamentaria suficiente para configurar un gobierno con sensibilidad de izquierda.
0.5 IU: La fuerza del cambio
Izquierda Unida ha jugado un papel decisivo en esta legislatura, contribuyendo en primer lugar, a la aprobación de leyes de contenido y orientación claramente progresista. Igualmente, forzando una agenda política de la que estaban inicialmente excluidos temas de enorme significación en materia social, ecológica o pacifista.
Todo el que quiera entender, sabe que la salida de las tropas de Iraq era una condición necesaria de Izquierda Unida para empezar a hablar de un programa de apoyo parlamentario al PSOE. Igualmente, son claramente reconocibles nuestras propuestas en leyes como la Ley del suelo, la Ley de ayuda a la dependencia, la Ley de Igualdad o la Ley sobre Subcontratación en materia laboral.
Porque forma parte de lo más profundo de nuestra identidad, la Ley de Memoria es uno de los grandes logros de Izquierda Unida en esta legislatura. No es la ley que hubiéramos logrado de tener mayor fuerza parlamentaria, pero fue una pelea contra los principales partidos de las cámaras. Una ley contra el PP y también contra el PSOE e, incluso, contra aquellos nacionalistas que han dejado claro en estos cuatro años que sus intereses se miden con demasiada frecuencia en chequeras y no en ideas. En estas y otras leyes hemos defendido la ampliación y consolidación presupuestaria de derechos, la universalidad de los mismos, la defensa de los sectores más vulnerables o marcos de regulación que impidan la voracidad extrema del modelo dominante. Hemos conseguido en los últimos tiempos una voz propia y reconocible que sintoniza con el espacio electoral que representamos. Sabemos que no hay que dejar de ofrecer nuestras reflexiones siempre que sea posible. Un mensaje nos ha llegado repetido desde la ciudadanía: son muchas y muchos los que agradecen el nivel de sensatez y sentido común que nosotros aportamos. Se trata ahora, después de reconocer que lo hemos hecho bien, de transformar ese reconocimiento en votos.
La afirmación de Izquierda Unida en un espacio inequívocamente emancipador y de transformación nos ha llevado a completar alianzas y acuerdos con otras organizaciones ecologistas, nacionalistas de izquierda, de derechos civiles, etc. que buscan compartir el discurso y la propuesta de cambio. Estos acuerdos se han traslado también a Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Esta ampliación del espacio electoral es un reconocimiento de la diversidad de propuestas políticas y sociales que hoy se confrontan con la derecha y con las políticas de derecha. La izquierda es plural y entender eso forma parte de nuestra propia madurez política.
De ahí que IU reafirme su voluntad de adelantar por la izquierda. Aún más: sabemos que para que sea de izquierdas, tiene que ser con nosotras y nosotros. Impulsar nuestras propuestas y acciones de cambio social y político debe ser un compromiso de todos. Nuestro objetivo será el de reforzar la oposición y la alternativa política y social, combinando iniciativa política y referencia social y cultural. El éxito de nuestra apuesta por una perspectiva de cambio dependerá en gran parte del nivel de movilización social de la izquierda y de la revitalización y relanzamiento de la propia Izquierda Unida.
Todo ello hace imprescindible la revitalización y el relanzamiento de IU, el compromiso colectivo y la apertura para la articulación del polo transformador y alternativo desde un revulsivo de participación en el plano interno, que movilice nuestra base electoral de cara a este desafío electoral.
Por último, Izquierda Unida está conociendo una mejora de sus expectativas de voto desde el año 2003. Este aumento del apoyo a IU refleja el deseo de mucha gente de mantener una oferta política claramente diferenciada del PSOE desde la izquierda, así como el reconocimiento de una labor compleja y difícil en estos años, que, por un lado, nos ha permitido influir decisivamente en la labor de gobierno sin dejar, por ello, de mantener nuestra identidad y nuestros principios, valores y propuestas.
IU es una fuerza política confrontada radicalmente con el Partido Popular y con las políticas de derechas, cercana a la sensibilidad obrera, independiente respecto de los intentos imperiales norteamericanos, renovada y rejuvenecida con la sensibilidad ecologista, y todo dentro de una estrategia que implica, necesariamente, hoy más que nunca, un espacio autónomo y propio no subordinado a ninguna otra fuerza política. Izquierda Unida ocupa, defiende, construye y articula su propio espacio en la izquierda. Es una responsabilidad de todas y todos. Por culpa de la ley electoral, lo hemos hecho hasta ahora desde la debilidad. Pero se nos brinda en estas elecciones la posibilidad de hacerlo desde la fuerza de un grupo parlamentario acorde con nuestra condición de tercer partido más votado de España.
EJES PROGRAMÁTICOS PARA UNA PROPUESTA DE CAMBIO DE IZQUIERDAS
Estas propuestas, basadas en las necesidades de una sociedad que vuelve a atreverse a soñar y a exigir, desarrollan sobre la base de 6 EJES BÁSICOS PARA UN GOBIERNO DE CAMBIO Y DE IZQUIERDAS:
1UNA POLÍTICA SOCIAL PARA HACER REALES LOS DERECHOS DE CIUDADANÍA
El actual modelo dominante de producción y consumo ha mostrado una importante capacidad de producción de riqueza y una nula capacidad de redistribución de la misma. De hecho las políticas fiscales y sociales han convertido este crecimiento en regresivo: se hacen más ricos los que más tienen y aumenta el diferencial de ingresos entre los salarios y las rentas de capital. Por otra parte, la lógica privatizadora de las dos últimas décadas ha dejado diezmados los sistemas públicos universales. A duras penas y básicamente gracias al esfuerzo de sus profesionales siguen cumpliendo sus funciones de asistencia. Pero estos sistemas y la intervención pública se pensaron también para facilitar condiciones de igualdad para todas las personas en su desarrollo vital. Para hacer posible que todas las personas pudieran desarrollar un proyecto vital propio en condiciones de igualdad con otros proyectos.
Para recuperar esta capacidad hay que actuar con urgencia y hay que invertir el orden de prioridades en el ámbito económico y social:
En primer lugar hay que recuperar la dirección política de los procesos económicos: la economía debe estar al servicio de las prioridades políticas que la sociedad establezca. Y esto implica el compromiso de los poderes públicos en el seguimiento y control de los procesos económicos.
En segundo lugar, hay que recuperar la idea de servicios sociales de carácter público, esto es suministrados por entidades públicas y asegurados en calidad y prestaciones por una dirección política e institucional adecuada.
En tercer lugar, hay que producir una inversión significativa y urgente en política social, desde este punto de vista proponemos un Plan de medidas urgentes para la convergencia social con Europa que implique el gasto anual de al menos un punto del PIB durante la próxima legislatura.
En cuarto lugar, proponemos el reconocimiento constitucional del derecho subjetivo a determinados bienes y servicios públicos, entre ellos el de la vivienda.
Específicamente proponemos las siguientes medidas:
1.1EN MATERIA DE EDUCACIÓN.
Ante todo y sobre todo, IU reitera su compromiso en defensa de una escuela pública y laica de calidad como garantía del ejercicio del derecho a la educación de todos y todas en condiciones de igualdad.
Las líneas básicas en torno a las cuales se desarrollan nuestras propuestas de actuación son las siguientes:
1.1.1. Apuesta por la educación pública
Proponemos, en primer lugar, la promulgación de una Ley de medidas para la extensión y mejora de la educación pública, que sirva para recuperar su prestigio y potenciar su papel como eje vertebrador del sistema educativo, mediante una red pública suficiente que atienda la demanda educativa en sus diferentes etapas y modalidades de enseñanza; y que cuente con los recursos y servicios necesarios para garantizar el derecho a aprender con éxito de todo el alumnado, especialmente en las etapas obligatorias. Destacamos, entre otras, las siguientes propuestas de actuación:
Creación de centros públicos en los nuevos desarrollos urbanísticos. “El suelo público sólo para la educación pública”.
Plazas públicas suficientes de 0-3 años para atender la demanda y garantizar el acuerdo alcanzado entre IU y el PSOE para crear 300.000 plazas escolares en el primer ciclo de la educación infantil.
Generalización de la formación hasta los 18 años, ampliando la FP y abriendo nuevas modalidades formativas que permitan simultanear estudio y trabajo remunerado antes de la incorporación plena al empleo.
Reducción de la ratio a 20 alumnos por aula como máximo en las enseñanzas obligatorias.
Gratuidad de libros y materiales de aula mediante sistemas para dotar a los centros públicos de recursos suficientes en cada grupo-aula
1.1.2. Hacia una red única de centros públicos
En coherencia con lo anterior, proponemos la modificación de la normativa que sea preciso con el objetivo de reducir los conciertos educativos, estableciendo su moratoria y abriendo vías para avanzar hacia una red única de centros públicos. Propuestas de actuación prioritarias:
Carácter subsidiario de los conciertos existentes respecto de la red pública. Ningún concierto donde hay plazas públicas suficientes.
Supresión de conciertos a los centros que no cumplan estrictamente todos los requisitos legales o incurran en prácticas de selección o discriminación del alumnado por razones socio-económicas, de sexo, ideología, creencias o procedencia cultural. Para asegurar el respeto a la libertad de creencias, ningún centro sostenido con fondos públicos podrá incluir expresamente su carácter confesional en el proyecto educativo.
Condiciones equivalentes a las de los centros públicos en escolarización, gestión democrática y condiciones laborales del profesorado y otros profesionales de la educación, incluido su acceso y movilidad.
Incorporación progresiva a la red pública, mediante un proceso negociado de integración voluntaria.
1.1.3. La educación en las escuelas, la religión en las iglesias
Renovamos el compromiso de trabajar para hacer realidad YA una educación laica que respete la libertad de conciencia, eduque sin dogmas y elimine toda forma de adoctrinamiento del currículo escolar. Para ello planteamos y exigimos:
Derogación inmediata de los acuerdos con el Vaticano.
Que la religión esté fuera del currículo y salga del horario lectivo
Que desaparezca la simbología religiosa de los centros escolares.
1.1.4. Mejorar, dignificar y reconocer la labor del profesorado y otros profesionales de la educación
Otro bloque de medidas se refieren al profesorado y otros profesionales de la educación, cuya labor resulta cada vez más compleja como consecuencia del modelo social imperante. La gran diversidad del alumnado, de sus familias y de las crecientes demandas de nuestra sociedad al sistema educativo -que ni puede ni debe limitarse a transmitir conocimientos más o menos especializados- requiere la adopción de nuevas y urgentes medidas. Entre otras proponemos:
Cuerpo único de profesores, a partir de una formación inicial con el mismo grado académico y que contemple las distintas vertientes de la función docente.
Aumento de las plantillas de personal docente y no docente (trabajadores sociales, mediadores socioculturales, bibliotecarios…) para una efectiva atención a la diversidad a lo largo de toda la escolaridad. Limitación del número de alumnos y grupos a cargo de cada profesor.
Estabilidad laboral para el profesorado interino
Estatuto de la función docente, acordado con los sindicatos, que regule el acceso, las condiciones de trabajo, de promoción y jubilación de los profesionales de la educación pública, que contemplará la reducción de jornada a los 55 años sin merma salarial y la jubilación general a los 60, pudiendo permanecer voluntariamente hasta los 65 años como máximo.
1.1.5. Incrementar la autonomía, descentralización y participación democrática en los centros y en los distritos educativos
Proponemos también medidas para avanzar en la democratización del servicio público educativo, a través de su descentralización en distritos escolares para impulsar la participación de todos los sectores de la comunidad educativa en la toma de decisiones. Algunas propuestas de actuación:
Creación de distritos escolares con competencias en escolarización y planificación de la oferta educativa de su ámbito de actuación.
Elección democrática de Directores, ampliación de las competencias de los Consejos escolares y representación equitativa de todos los sectores de la comunidad educativa en ellos.
Autonomía efectiva de los centros en la organización y planificación de sus enseñanzas para responder a las necesidades de su alumnado.
Participación de la comunidad escolar en planificación educativa, potenciando el asociacionismo y el papel de los Consejos Escolares de centro, municipales, de distrito, de la Comunidad y del Estado.
Redefinir la composición y funciones del Consejo Escolar del Estado, dotándolo de capacidad para promover y dirigir análisis y estudios sobre el sistema educativo.
1.1.6. Por una Universidad pública de calidad al servicio de la sociedad
La reforma de la LOU aprobada en esta legislatura se ha quedado a medias y además no cuenta con la financiación imprescindible para que el proceso de convergencia en el llamado Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), además de respetar los rasgos propios y las necesidades de los entornos sociales y locales de las universidades, esté efectivamente centrado en la renovación pedagógica y no en la subordinación a los intereses del mercado.
Proponemos completar la reforma de la LOU, negociando con lo sindicatos un Estatuto del Personal Universitario y estableciendo el cuerpo único docente, la representación democrática de todos los sectores universitarios en los órganos de gobierno, una planificación de la oferta de plazas de la enseñanza superior acorde con las necesidades sociales y la supresión de cualquier tipo de prueba selectiva para acceder a la misma.
Propugnamos la equiparación con los países europeos más desarrollados en el gasto dedicado a becas y ayudas al alumnado universitario, con un sistema de carácter generalizado de becas que posibilite completar los estudios sin obstáculos derivados del origen social y económico, mediante becas-salario y garantizando que los péstamos-renta sean de carácter público, estrictamente complementarios y que su devolución responda a un sistema fuertemente progresivo respecto al exceso de la renta media existente. Nuestro objetivo es establecer la gratuidad de los estudios universitarios, priorizando los de Grado.
1.1.7.La UNED
La UNED es la Universidad que depende de la Administración General del Estado y cumple, simultáneamente, más importantes funciones en la sociedad española.
La UNED es, entre otros aspectos,
garantía del acceso universal a la educación superior, sin distinción por edad, renta, origen, sexo, lugar de residencia o situación familiar, personal o laboral;
canal inmejorable para la formación continua y la educación a lo largo de la vida;
referencia nacional e internacional en la enseñanza a distancia, con especial liderazgo en América Latina;
aval de formación de calidad y de títulos de gran prestigio y reconocimiento en la sociedad;
instrumento eficaz para extender la utilización de las tecnologías de informática y la comunicación y para la reducción de la brecha digital;
eje vertebrador del territorio nacional y eficaz potenciadora de equilibrios territoriales;
dinamizadora cultural en numerosas zonas del territorio español que sufren especiales deficiencias en ese campo;
importante factor de cohesión social, por la población a la que atiende, por la integración creciente de inmigrantes, por la eliminación de barreras y por su carácter nacional;
apoyo para la movilidad profesional y el servicio a los residentes españoles en el exterior.
Por todo ello, el Gobierno de España apoyará decididamente a la UNED para que siga cumpliendo sus importantes e insustituibles funciones, sin perjuicio de la colaboración institucional con las Comunidades Autónomas y las Administraciones Locales, que cumplen y han de seguir cumpliendo un papel imprescindible.
El incremento de financiación ha de materializarse a través del correspondiente contrato – programa que, especificando compromisos expresos de mejora, garantice a la UNED los recursos necesarios para ofrecer un servicio de calidad creciente, que pueda repercutir en el conjunto de la sociedad y en especial, en sus estudiantes, en las localidades en que estén presentes sus centros y en el conjunto del sistema universitario español.
1.1.8. Un compromiso de financiación suficiente de todo el sistema educativo
Por último y como colofón, planteamos una vez más la necesidad inaplazable de garantizar una financiación suficiente del sistema educativo para disponer de los recursos imprescindibles que permitan asegurar la igualdad en el derecho a la educación desde la Educación Infantil hasta la Universidad.
Exigimos que se destine al gasto público educativo al menos el 6% del PIB en esta legislatura, destinando un 1,5% del PIB a la Enseñanza Superior. Y que se cree un Fondo de Compensación Interterritorial para la financiación de todas las actuaciones que aseguren la igualdad en el ejercicio del derecho a la educación desde la Educación Infantil a la Enseñanza Superior. Las actuaciones llevadas a cabo en cada Comunidad serán financiadas desde los PGE, con carácter finalista, en el marco de Convenios que al efecto firmará el Ministerio de Educación con cada Comunidad Autónoma.
1.2.EN MATERIA DE SANIDAD
Los principios de la política sanitaria de IU: IU ha sido defensora, desde su misma creación, por una parte de un Estado Federal y por otra de un sistema sanitario público universal, equitativo, de calidad y sostenible. Estas dos ideas guía siguen en el momento actual sirviendo de norte a nuestra organización y a toda su actividad política en el ámbito sanitario.
1.2.1. Ideas básicas.
1.El derecho a la asistencia sanitaria es una nota característica del concepto de ciudadanía española y una apuesta explícita de IU.
2.El sistema sanitario es una de las piezas de un estado justo y uno de los mimbres más efectivos de integración social y política de una sociedad.
3.Los Servicios de Salud de las CCAA son vertebradores de cada una de ellas, el Servicio Nacional de Salud lo es del Estado.
4.En el seno del sistema sanitario existe una permanente confrontación entre las diferentes lógicas que pugnan por ser dominantes: la económica, la científico-tecnológica, la profesional-gremial, la del consumidor y la política.
5.La actividad sanitaria produce unos flujos económicos atractivos para el capital privado y que hoy no están siendo explotados con toda la intensidad que se podría. Por tanto el mercado sanitario es un objetivo del capital privado.
6.Como aparato del estado el sistema sanitario sufre las tensiones propias de la configuración de potentes burocracias (profesionales, en este caso). Tensiones que limitan su efectividad social.
7.Por formar parte de la sociedad, el sistema sanitario sufre el impacto de tendencias sociales que provienen de otros sectores y que influyen negativamente en su efectividad y sostenibilidad, señaladamente la evolución de la figura del ciudadano hacia la del consumidor.
8.El sistema sanitario español sufre las tensiones derivadas de su fragmentación en 17 servicios de salud.
9.Trinomios de la política sanitaria: Equidad - Integración Social - Satisfacción; Sostenibilidad - Consumo - Relaciones Laborales; Seguridad - Calidad - Efectividad; Participación-Mercado-gobierno del sistema.
10.El Sistema Sanitario Español tiene grandes problemas que pueden ser abordados desde perspectivas muy diferentes.
11.La nuestra puede resumirse así: Más fondos, más trabajadores, mejores salarios, más responsabilidad de cada actor: trabajadores, ciudadanos, proveedores, gestores…; más seguridad, más calidad, más satisfacción.
12.Las grandes revoluciones por hacer se pueden concretar en cuatro frentes: la introducción de las TIC´s y los sistemas de información; la actualización y mejora del marco legal y la construcción de un nuevo pacto político y social; la profunda reforma de las políticas de personal y, por último la transformación de la cultura de la organización y de la sociedad en lo que a la salud se refiere.
1.2.2. Objetivos de la Política Sanitaria de IU:
Mejorar las condiciones teóricas, sociales, sindicales y políticas para que las izquierdas reconstruyan y proyecten al futuro un pensamiento fuerte en política sanitaria.
Desarrollar escenarios colaborativos con los agentes sociales en los que la sanidad sea objeto de reflexión, elaboración y propuesta.
Proponer y apoyar la profundización democrática del sistema sanitario.
Poner freno al desdibujamiento del papel del Estado en la política sanitaria.
Potenciar el Sistema Nacional de la Salud.
Frenar la deriva de la figura del "ciudadano" hacia la de "consumidor" en la relación de aquel con los servicios sanitarios.
Las izquierdas, IU, deben asumir la responsabilidad de promover un cambio profundo del sistema sanitario español que lo defienda de las posibles agresiones y disfuncionalidades que padece y que lo fortalezca como parte esencial de nuestro modelo de estado.
Para modificar el sistema de forma que responda a los intereses del conjunto de los ciudadanos debemos introducir cambios en el modelo de toma de decisiones reequilibrando la balanza entre los intereses particulares y los generales. Los ciudadanos deben ganar poder y el estado debe recuperar capacidad de decisión. Sólo una triple alianza entre el estado, las autonomías y los ciudadanos puede poner freno a un modelo de toma de decisiones que favorece objetivamente a los menos y perjudica a los más.
IU debe promover un nuevo liderazgo del gobierno en las áreas de salud, consumo y medio ambiente. Debe elaborar las propuestas adecuadas tanto en el nivel competencial (posible revisión de determinadas leyes), como en el orgánico (rediseño de un ministerio anticuado organizativamente) y en el cultural (la cultura del centro ya no vale, debe cambiarse el liderazgo jerárquico por el liderazgo moral).
En el panorama actual IU debe valorar la necesidad de defender en el ámbito autonómico propuestas congruentes con sus planteamientos generales. Además debería aprovechar toda experiencia local para exprimirla como activo a la hora de proponer y viabilizar su política general.
IU debe contribuir a hacer partícipes a los trabajadores de la sanidad del proceso de cambio y mejora de la misma. Sin una alianza con los trabajadores sanitarios cualquier cambio está llamado a fracasar. La doble condición de ciudadanos y trabajadores del sector, plantea la existencia de contradicciones con la riqueza suficiente para que adecuadamente elaboradas y gestionadas sea posible combinar de forma más productiva un modelo de sindicalismo que sin dejar de tener carácter reivindicativo pueda alinearse con sus mismos intereses como ciudadanos.
IU puede entender adecuadamente el polígono de fuerzas que se plantea en el sector salud. Una adecuada relación con los colectivos científicos de mayor prestigio y con las organizaciones profesionales más representativas y dinámicas pueden favorecer la aportación de estos colectivos al rediseño de la sanidad pública.
Es necesaria y oportuna una nueva ley general de sanidad como reflejo del nuevo nivel de interlocución social que proponemos. Sostener lo contrario sería dar por muerta la actual ley y dejar que el desarrollo del sistema siga la inercia de lo actual. IU debe contribuir a crear el clima necesario para que el PSOE y el PP, así como las fuerzas nacionalistas, asuman la enorme oportunidad que tenemos en los próximos cuatro años para redefinir el marco de la sanidad en este país.
1.2.3. Resumen de propuestas
Mantenimiento y potenciación del Ministerio de Sanidad.
Cambio del modelo de liderazgo del Ministerio de Sanidad.
Creación de un Ministerio de Consumo.
Incremento de la financiación estatal destinada esencialmente a Investigación, equidad y financiación de proyectos estratégicos de integración del Sistema Nacional de Salud.
Establecimiento de un calendario para intentar acuerdos generales durante el primer año de legislatura con los agentes sociales sobre:
Participación en el primer año de la legislatura
Política de Recursos Humanos.
Política de Desarrollo Profesional.
Política farmacéutica, tecnológica y de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC’s).
Nueva Ley general de sanidad en los dos últimos años de la legislatura.
Nuevo modelo de programa de cooperación internacional conjunto con las CCAA.
Elaboración de Planes Nacionales de Sistemas de Información, Tecnologías, RRHH, Infraestructuras, Salud y Calidad y Seguridad en el Sistema Nacional de Salud.
Normalizar los Cuidados Paliativos y despenalizar la eutanasia.
Ley de plazos para Interrupción Voluntaria del Embarazo (I.V.E).
Previo acuerdo con las Comunidades Autónomas, se adoptarán las siguientes medidas:
Ampliar el Catálogo de prestaciones sanitarias: Salud Bucodental Integral prótesis y correctores hasta 16 años. Incremento de los medios para una atención mental integral.
Reformar el Fondo de Suficiencia y el Fondo de Cohesión de la ley 21/2001, para garantizar la igualdad de atención sanitaria en todo el Estado.
Establecer un Protocolo y Procedimiento de Coordinación Socio-sanitaria entre la red pública de Servicios Sociales y el Sistema Nacional de Salud.
Propiciar los programas de prevención e información, especialmente en el ámbito de la natalidad, detección precoz, hábitos de vida y alimentación saludables, salud e higiene en el trabajo, ergonomía, etc.
Aprobar un Protocolo de plazos máximos de listas de espera en intervenciones quirúrgicas.
Garantizar el 100% de cobertura en todo el Estado del nuevo modelo de Atención Primaria.
Congelar el actual gasto farmacéutico, que representa ya más del 25% del presupuesto sanitario, a través de un Plan de contención, que contemple, entre otras, las siguientes medidas: abaratar el coste de las medicinas impulsando los productos genéricos, incentivando a la industria española para su fabricación y controlando los precios; reducir los costes de comercialización mediante la dispensación directa por la red de Centros de atención primaria y Hospitalaria; corresponsabilizar a los médicos en la racionalización del consumo. Generalizar la medida actualmente en vigor en algunas Comunidades Autónomas, de complementar a nivel del Estado el gasto farmacéutico que ha dejado de cubrir la Seguridad Social con la retirada de la financiación pública estatal a ciertos medicamentos necesarios para los mayores.
Servicio de geriatría en cada Área o Comarca sanitaria, tanto en el medio rural como urbano. Creación de hospitales para mayores con enfermedades crónicas o, en su defecto, habilitar en los hospitales plantas especializadas en cuidados geriátricos de acuerdo con las situaciones de enfermedad: aguda, incapacidad física o mental. Incremento de la formación y el número de profesionales en geriatría que presten sus servicios en hospitales y demás centros de salud públicos.
Aprobar el Plan de Alzheimer y otras demencias y el Plan de Salud Mental. Campañas informativas coordinadas con las Comunidades Autónomas y Municipios de ayuda para superar enfermedades psíquicas y mentales de los mayores.
Crear un Centro de Investigación de la Psoriasis, desarrollar un tratamiento global de esta enfermedad y dotar de equipos PUVA y láser a todos los centros de salud con especialidad en dermatología.
Garantizar el derecho a la cobertura sanitaria para todas las personas inmigrantes, mientras se encuentren en territorio español, con independencia de su situación administrativa.
Estudios y prevención del impacto de los problemas medioambientales en la salud de la población. Atención específica al impacto de la actividad de los centros sanitarios sobre el medio ambiente.
Desarrollo de un Plan Integrado de Salud.
Potenciar el papel del Consejo Interterritorial para garantizar la coordinación entre CCAA y la homogeneidad de las prestaciones y de las condiciones de trabajo en el sistema sanitario.
Potenciar el papel de la red de Atención Primaria, completando la red de centros de salud en los próximos 4 años y reduciendo el número de pacientes por médico.
Transformación de las fundaciones y demás nuevas fórmulas de gestión de los hospitales públicos, en hospitales con gestión tradicional.
Desarrollar una verdadera política de incompatibilidades entre los profesionales, que impida el trabajo simultáneo en el sector público y el privado.
Desarrollo de estructuras de parArtículo de www.profesionalespcm.org insertado por: El administrador web - Fecha: 15/09/2011 - Modificar
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